martes, 9 de septiembre de 2014

Hay noches...


"Él es tu amigo, tu compañero, tu defensor, tu perro. Tú eres su vida, su amor, su líder. Él será tuyo siempre, fiel y sincero, hasta el último latido de su corazón. A él le debes ser merecedor de tal devoción"
Anónimo


Hay noches demasiado silenciosas... noches de luna llena, noches en las que los números son agridulces... somos tres, nos falta la cuarta pata... pero, curiosamente, hay que sonreír incluso a pesar de esa ausencia... hasta hace apenas dos horas éramos solo dos de manera irremediable...
Hay noches en las que con solo mirarse brotan las lágrimas... noches en las que la bienvenida a casa es darse un abrazo enorme sin poder hacer nada más que llorar en silencio... acompañando tu propio llanto de uno ajeno... sabiendo que, por desgracia, esta noche de silencios y lágrimas es la última... la última sin él...
Hay noches en las que la tristeza se te mete entre los huesos y no hay Condrosan que valga... noches en las que desearías que todo fuera cuestión de curas con Betadine, de mimos que curan tanto como las pastillas de esos veterinarios que últimamente hemos visitado más que en los últimos meses... de poner un calcetín con esparadrapo para evitar que una cura se eche a perder... de envolver un antibiótico en un quesito...
Hay noches en las que es difícil no pensar en tantos recuerdos bonitos... en tantas miradas llenas de ternura, en tantas patas dadas y tantas muñecas agarradas entre los dientes... en todas las veces que, con pequeñas rutinas y pasos cansados, alguien es capaz de disipar todos los malos humores de un día...
Hay noches en las que es inevitable no sentir... no llorar... no recordar... no mirar un espacio familiar y sentir que falta alguna pieza... que algo no está en su sitio... que faltan babas, pelos, ladridos lastimosos de mimo y una sonrisa que se podía sentir donde todos los demás solo eran capaces de ver una boca de perro...
Hay noches en las que saber que hay que decir adiós duele... una dosis de realidad que choca de manera frontal con eso que te guardas en el corazón y que solo te ha regalado él... con una manera de ser auténtica y únicamente de Juan... una mezcla de ternura, amor, candidez y humor... una suma de ingredientes que hacía que enamorarse de él fuera absolutamente irremediable...
Hay noches en las que los minutos que pasan solo son uno menos... menos tiempo para que llegue un momento para el que, a pesar de haberse mentalizado, nunca se está preparado... para dormir, para dejar ir... para liberar de los achaques de la edad, de esa enfermedad silenciosa e hija de puta que crece para escribir el final sin contar con la opinión de nadie...
Hay noches en las que solo puedes cogerte de la mano... no decir nada... sorber lágrimas, respirar hondo... aguardar que llegue la mañana, prepararte para el mal trago de entonar uno de esos adioses que no sabes ni quieres decir... 
Hay noches en las que, a pesar de la compañía, se respira soledad...

Quizás haya quien no entienda lo que duelen estas noches... estos silencios, estas decisiones en las que lo de ser seres racionales es la peor parte... lo siento por quienes no lo entiendan porque, igual que no comprenden ese dolor, no saben la cantidad de cosas maravillosas que se sienten de la manera más gratuita de todas... lo siento por quienes se pierden todo el amor entregado, auténtico y noble que te regalan esos que nos permitimos el lujo de llamar animales... esos que nos enseñan qué es dar mucho más de lo que reciben sin reproche alguno... los que te acompañan, te consuelan, te alegran y te regalan una ternura infinita de la que deberíamos aprender... esos mismos que el día que se van no sabes cómo decirles hasta siempre...

Foto | facimadevilla en Instagram