domingo, 18 de julio de 2010

Cosas que pasan cuando se está vivo...


Estoy alejada de esta sopa y lo sé… la musa sigue sin acabar de volver y, entre tanto, la vida pasa tan rápido que me faltan horas en el día para sentarme simplemente a pensar… a divagar… a sacarle punta a todas esas historias que me rodean y que forman parte de este puzzle que armo y desarmo de manera constante… respiro hondo… noche de sábado y me pesan los párpados… reconozco que tengo el cuerpo cansado y la mente agotada… con muchas palabras que escribir y poca fuerza para ello… con un maremágnum de sensaciones, sentimientos, episodios, anécdotas y momentos que me gustaría sacar de estos dedos doloridos que no tienen ganas de escribir… inspiro, expiro… miro la luna creciente como un filito de luz por la ventana… el mes siete del año, el de mi número… ese que según la Cábala es mágico, ese que por lo que sea marca muchas cosas… me pregunto una vez más hacia dónde voy sin comprenderlo demasiado bien… yo no quiero para mí esa estabilidad que tienen otros, me decía un treintañero en las mismas circunstancias que ya conozco en una noche de viernes… estabilidad, equilibrio… me río… bonitas palabras, sí… a veces pienso que las busco, otras me doy cuenta de que simplemente no las quiero…

Supongo que uno de los grandes precios a pagar cuando se está vivo es, precisamente, vivir… existir aún dejando pasar las horas sin pararse a pensar con calma… sin pararse a afilar todos esos lápices de colores que permiten que pintemos los días como únicos a pesar de que no pase nada extraordinario… sin tener tiempo de sentarme a mirar por estas ventanas de mi barco pirata, con la mente en blanco y la mirada llena de noche… en este mes sagrado para mí por muchas cosas, me pregunto cuál es el dibujo que esbozo debajo de los garabatos que he ido trazando sin darme cuenta… siendo consciente de que camino dejándome llevar sin saber muy bien hacia dónde, que lo hago disfrutando de la travesía a pesar de las olas… me debato constantemente entre dos polos opuestos que reafirman ese extraño mundo de contradicciones que alimento… a veces siento que la goma que sujeto con los dientes se me clava en el labio haciéndome sangrar… por pequeños momentos, por pequeños detalles… por eso que todos llevamos dentro y que se llama corazón… otras, sin embargo, logro que el roce sobre la piel sea como un bálsamo… sonrío, hablo, conozco, comparto… son cosas que pasan cuando se está vivo, sin duda… pero, en ocasiones, aprietan un botón de mi mente que me desconcierta… haciendo que este mar tan mío se encabrone levantando olas que no me vuelcan pero sí me revuelven… a veces meciéndome, otras agitándome… olas de esas que primero te hacen sonreír para luego hacerte pensar… para luego recordarte que la vida cambia en décimas de segundo y que, ese poco tiempo, marcará un antes y un después… una diferencia… una manera distinta pero igual de vivir…

Me pregunto cuál es el precio de una sonrisa… cuál el significado de una palabra… cuál el peso de ver algo que nunca antes habías visto… en qué momento tienen tanto poder para cambiar las cosas… para hacerte sentir de otra manera… para despertarte una duda, para desear algo que quizás nunca suceda… para sentir tantas cosas buenas y malas en el estómago… para inundar un día con sensaciones… para votar por el no en lugar del sí y viceversa, sin pensar en la respuesta sino sólo respondiendo… vivir es un gran verbo, sin duda… una gran realidad, también…