miércoles, 30 de junio de 2010

Mi experiencia como bloggera de sexo...

La cosa empezó de la manera más ingenua… un ping en mi BlackBerry –ese bendito aparato que me ata al mundo de la manera más vil-, una amiga ofreciéndome un currillo… uno de esos que implican, cómo no siendo yo, escribir… escribir más y, en esta ocasión, de sexo… reconozco que la cosa me hizo sonreír… mira que he escrito cosas peculiares, pensé para mí recordando aquél artículo fatídico que todavía recuerdo sobre piscinas, pero esto es rizar el rizo… supongo que, porque en el fondo, escribir de algo así te supone en parte un ejercicio importante de cambio de chip… acostumbrada a escribir de “cosas serias” de golpe tenía que hacerlo en clave de Fa más que nunca… en un “humor informativo” que me permitiera tratar un tema tan socialmente delicado de manera, al menos, interesante para que me pincharan… sí, esta profesión mía no parará de sorprenderme… me pagan más en proporción por ser leída que por escribir… así que a ese inicial pánico escénico de no saber bien sobre qué escribir se le sumó no saber cómo hacerlo… todavía recuerdo el primer post con auténtico horror… la anorgasmia, un temazo elegido por mí misma que me costó sudor y casi lágrimas… para cuando lo terminé y lo vi colgado en Internet, respiré hondo… sí, mi primer post era un texto serio de esos que parecen estar escritos por una madre… la novatada de esa primera vez, me digo ahora sonriendo… lo curioso es que, dos enfermedades venéreas y un extraño aparatito masturbador después, me sentía cómoda escribiendo… quizás porque había roto esa primera vez tan superlativa que todos tenemos en esta vida con todo… o, quizás, porque había aterrizado de golpe en un mundo que ahora sé que nunca dejará de sorprenderme…

Cuatro posts después, el fenómeno “Fátima escribe en un blog de sexo” era una realidad… creo que no ha habido nadie de mi entorno que no se haya reído cuando les he hecho partícipes de mi nuevo trabajo con la excepción, obviamente, de mis progenitores… me ahorré ver la cara de pánico de mi padre cuando me escuchó decírselo por teléfono… lo curioso es que sólo me pregunta qué tal voy “con mis temas”, creo que preferiría por goleada que escribiera esos entuertos poco razonables para mí sobre infraestructuras… a mi madre sí pude verle la cara en vivo y en directo… creo que todavía está flipando con la tarde que me escuchó disertar con soltura sobre los daños colaterales de practicar sexo –el tema del día-… pero donde realmente he sentido ese efecto dominó ha sido entre mi gente… yo lo quiero leer, me ha dicho más de una y más de dos… sonrío… lo cierto es que creo que, gracias a ese tipo de comentarios, empecé a sentirme como pez en el agua… y lo que es más divertido todavía, contagiando a todos los demás de mis temáticas… compartiendo con ellos esas cosas que una descubre a sus treinta y que todavía la dejan atónita… me río… supongo que eso demuestra que, a pesar de todo, sigo teniendo esa bendita inocencia que no me quiero sacudir… una que es mía y única, una que por el motivo que sea me gusta tener… esta tarde no puedo, he dicho en alguna ocasión, tengo que terminar con mis adictos al sexo… así dicho, suena terriblemente extraño pero no hay nadie de mi alrededor que me pregunte al respecto… además, esta colaboración mía supone un auténtico filón de ideas cuando quedas con algún amigo… el “pues te podías escribir uno sobre…” ha sido una frase que me ha permitido apuntarme un tema más en el post-it tamaño cuartilla que tengo delante… una frase que, además, me ha hecho saber más de esas dudas que todos tenemos a veces… añadido, estas conversaciones constituyen un auténtico mundo de descubrimientos… una se entera de la vida sexual de todo su entorno así no quiera… curiosamente, le relaja a todo el mundo el esfínter de la prudencia… y, aunque no sepa explicar por qué, es algo que me gusta… supongo que, porque así, se le quita tanto tabú a algo que todavía no comprendo bien por qué motivo lo tiene…

Lo más curioso es que, además, me he convertido en un consultorio para muchos… me descojono… no sé cuántas veces, al comentar de qué ando escribiendo, alguien me pregunta un caso suyo “particular”… sonrío… si escribes de eso, me decían hace poco, es porque tienes que saber… si yo te contara, digo con mucho cachondeo, lo que yo sé de tantas cosas sobre las que he escrito… pero te lo preguntan y tú, que te has empapado del tema para poder escribir esas menos de 500 palabras, le cuentas lo que sabes… lo que has leído, parte de lo que has contado ya con los dedos… y, curiosamente, la respuesta siempre es la misma… lo leeré, me dicen con rotundidad… cuando lo pienso, sonrío… esa confianza en lo que soy, en lo que cuento o en cómo lo cuento me hace suspirar de satisfacción… pero, más allá de ese cariño invisible que le puede dar al alma que tu gente confíe en lo que haces, lo curioso es que me ha dado por despachar con esa misma soltura consejos a desconocidos… todavía estoy flipando de haberme visto a mí misma recomendándole el uso de las bolas chinas a una señora como mi madre… sí, tal cual… bajé a darme un masaje, escuché una conversación de medio lado… empecé a desplegar eso que he ido aprendiendo en estos pocos posts… y acabé apuntándole a la señora el nombre de la tabla de ejercicios que tenía que hacer para poder fortalecer el suelo pélvico –tenemos un suelo, sí… un descubrimiento de esta nueva faceta mía de bloggera- y anotándole la dirección del blog para que leyera… esa mujer acababa de descubrir la solución a sus problemas de incontinencia de la manera más tonta… creo que casi me pone un piso de lo satisfecha que se quedó con mi prescripción poco facultativa… sonrío… y a lo tonto además, me digo a mí misma, he ganado una lectora…

Escribo este post después de acabar uno, precisamente, sobre que el hecho de que el verano sea tan propicio a que se nos alteren las hormonas tiene una explicación tan tonta como que el sol dispara la producción de hormonas… riéndome de haber descubierto que hay quien fantasea con montárselo con marcianas… habiéndome colado –os aseguro que sin querer- en una noche para dos por un post sobre la lencería… descubriendo que en Dubai te meten dos años en chirona si te pillan en pleno tema en la calle… alucinando porque hay quien promueve un eco-sexo sostenible con el planeta que es una auténtica gymkana como para tener mucho tiempo, predisposición y una paciencia infinita… sonrío… me divierte este peculiar nuevo empleo, lo digo abiertamente… a lo mejor porque se sale de todo lo que he hecho hasta ahora… o, quizás, porque he logrado que a todo el mundo –sin distinciones- le interese pinchar en lo que escribo…

Gracias, de corazón, a todos los que coméis de esta sopa y compartís dudas… me alimentáis sin saberlo más vosotros a mí que yo a vosotros…

viernes, 18 de junio de 2010

Cazando a la musa...


Es curioso, creo que hasta hoy no me había dado cuenta… este silencio mío, alejada de mi sopa, no es más quizás de un momento vital un tanto peculiar… ese que hace que escriba teniendo claro que mi musa se ha marchado de copas y me ha dejado aquí sola… es terriblemente sombrío lo que escribo, le decía a esa batracia mía por teléfono mientras iba a comprar arena de gato, mira que no lo releo pero es la sensación que tengo cuando voy por mitad de la hoja en blanco… este silencio de mis dedos me ha tenido un poco en jaque, lo reconozco… ya escribirás cuando te lo pida el cuerpo, me decía esa rubia que me acompaña de manera impenitente en esta vida, mientras tanto no es obligación… supongo que no de la misma manera que siento que sí lo es… de alguna forma, estar en esta sopa de manera regular es lo que me permite decir libremente todo eso que en otro lugar no puedo… contar las cosas que, de otra manera, no sé contar… es mi espacio, mío por derecho propio… ese que hace que pueda mirar por la ventana y dejar que se me pierda la cabeza en la oscuridad… escribo con las piernas sobre la mesa y el teclado apoyado en los muslos… no sé qué le sucede a mi cuerpo, pero mis extremidades inferiores en este momento se me revelan… ante quién no quieres doblegarte, me decía esa mujer que convierte un masaje en paliza… sonreí al oírla decirlo… supongo que la lista, en este momento de mi vida, sería interminable… pero también supongo que ese dolor de rodillas que siento en este momento me acompañará por siempre… lo dije una vez de una manera que hasta a mí me sorprendió por su rotundidad y he optado por asumirlo como máxima vital… no he nacido para conformarme… quizás mi musa tampoco y por eso ha echado a volar... lleva un parche pirata y sus alas son blancas por si alguien la ve en alguna parte...

Escribo con Golfo dándome con una pata para que le haga mimos… lo hago en una noche casi veraniega por la temperatura de esta jungla de cemento… lo hago con una Mahou –cómo no- fresquita y ese humo que me acompaña así no quiera… es viernes y estoy aquí en un silencio que esta vez es absoluto… preguntándome dónde andará esa que me susurra al oído ese orden de palabras que hace que sea, que escriba… que cuente y, sobre todo, que escupa… no ha contestado a ninguno de mis mails pidiéndole por favor que vuelva conmigo, que me acompañe en estas noches en las que intento armar ese puzzle vital que no paro de montar y desmontar así sea con las mismas fichas… sonrío… creo que en alguna parte de su escapada, ha conocido a un chulazo moreno y se ahorra volver conmigo… no la juzgo ni la critico… probablemente yo haría lo mismo en su lugar, digo con mucho cachondeo cuando gasto esta broma cuando me preguntan por qué no escribo… probablemente, esté mejor que en este barco pirata que anda ahora mismo más a la deriva que nunca pese a no perder el equilibrio… podría decir que salió a comprar tabaco, pero ni siquiera me lo comentó antes de cerrar la puerta… sólo se fue…

Sonrío… creo que vivir permanentemente en esta teoría del caos que parece propia se está convirtiendo en costumbre… supongo que, de no ser así, esta vida mía no sería tan peculiar ni tan divertida… no te preocupes nena, decía por teléfono mientras pagaba en el chino la arena, que cuando ET pase por delante de la ventana de casa en bici ya le digo que tire para la tuya… me río, es cierto… aunque a veces se me olvide, he aprendido a burlarme de mí misma… de mis episodios, circunstancias, momentos y locuras varias que componen esta sopa que no hace más que biografiar mi propia vida… curioso… soy jodidamente celosa de mi espacio personal y de mi vida pero, sin embargo, me expongo en esta enorme marea que es Internet para que puedan sacudirme las olas… sonrío… otra de mis eternas contradicciones, sin duda… no siento el verano, pero tengo la cabeza puesta en un Santiago de reencuentros… estoy cansada, pero tengo ganas de bailar… soy fan fiel de la vida, pero a veces me gustaría pegarle fuego… doctor qué me pasa, me pregunto a veces descojonándome viva emulando ese anuncio de Fujitsu que sufrí en carnes propias… supongo que tan sólo son estos treinta años que siento tan peculiares… está claro que los recordarás como la época de experimentar, me decía esa opositora impenitente que he puesto en mi vida… sonrío… no existe mejor etiqueta…

Supongo que precisamente por eso también experimento esta sequía creativa mía que hace que mis dedos se sientan incapaces de contar y de decir… experimento algo que me preocupa y a lo que he decidido rendirme como remedio… volverá cuando toque, me digo a veces cuando me doy cuenta de que ha pasado un día más sin escribir para mí… he decidido dejar caer las páginas del calendario para darle cancha a esa musa cabrona… que se desahogue, que se desfogue… que viva lo que tenga que vivir… que lo sienta y lo saboree como se saborean las cosas bonitas que pasan en la vida… con intensidad, afilando el paladar para identificar hasta el último de sus sabores… sintiéndolas por dentro como pequeños regalos de la vida… quiero que lo viva, que se emborrache de todo eso… que aprenda también de esos revolcones emocionales que nos dan las palabras… los amigos que, de golpe, te pegan una bofetada en las meninges… que aprenda lo que es lidiar con la incógnita, con la duda de no saber sobre dónde se está poniendo el pie… que disfrute de sentir el suelo moverse debajo, con esa mezcla entre el miedo y la excitación que despierta el riesgo… quizás cuando lo haya sentido todo, vuelva… mientras tanto, musas del mundo, no estoy buscando reemplazo… si algo me caracteriza es la lealtad así que la esperaré… lo digo convencida… al igual que yo, ella volverá… y cuando lo haga, seguro que tiene un montón de historias que acariciarme al oído… 

domingo, 6 de junio de 2010

Cuatro lunas...


Lo pensaba metida en la bañera en una de esas tardes que me regalo tan de vez en cuando… en un rato de tranquilidad y silencio en mi casa… necesitaba esa dosis… eso es otro tipo de silencio, me ha dicho mi pequeña batracia cuando cuestionábamos si Bebe impedía que fuera pleno… sonrío… supongo que era la única banda sonora posible para esta extraña tarde noche de domingo… una viendo una luna a través de la ventana, la misma que he visto menguar noche tras noche durante las últimas cuatro… la de hoy cierra la figura de un cuadrado que todavía no sé qué ha atrapado dentro… sonrío… pienso en la primera de esas lunas, una que vi colgada de un cielo como si la hubieran rasgado con un bisturí… en mitad de una noche en la que, de golpe, me había sentido terriblemente libre… jodidamente libre para poder sonreír sin tener que medirlo… para sentir, durante un rato, el increíble sosiego que te da la casi normalidad… somos cronopios, escuché decirme a esa princesa del Plastidecor… cronopios, pensé, sí que suena raro… se había aprendido la definición y la decía con un gesto muy suyo… criaturas sensibles e idealistas, decía con esa convicción maravillosa que tiene en las cosas, poco convencionales… quizás lo seamos, pensé muy en serio compartiendo un rato con ella a la luz de esa primera luna… sentadas en el banco de un jardín, compartiendo humo y sonrisas… la costumbre mata el amor, me dijo mientras la miraba al trasluz…  suspiré… por desgracia, supongo que muchas veces es así… con esa magia tan suya, desapareció dejándome en esa oscuridad… sintiendo a unos gatos que no veía correr a mi alrededor, notándoles desenvolverse a la perfección en mitad de la noche… oyéndoles ronronear cerca de mí… por un momento, me pareció incluso una broma… en parte, así me había sentido yo durante unas horas…

La segunda luna me supo a un día de playa sin apenas sol… a ese amigo que me ha adoptado y su afán por llevarme a un sitio perdido para responder a esos deseos míos de desaparecer durante un rato… sólo le faltó tenderme la toalla en la arena… me acompañó, sonrió y se fue… sonrío… tumbada en la arena pese al fresquito, sonreía… es curioso como un gesto así puede saberte de golpe a tanto cariño… a eso tan sano que nace cuando, sin más, surge una extraña amistad… no te lo esperabas, me preguntó con muchísima prudencia mientras le veía hacer la cena por la noche para tres… sonrío… es increíble el nivel de respeto que nos tenemos el uno al otro… sabiendo que hay cosas de las que, simplemente, no se habla más allá de la mera anécdota… esa segunda luna me supo a Rock in Rio en la tele con una copa de Limoncello… a la compañía de dos amigos que, de golpe, se han convertido en una pieza muy peculiar de mi puzzle… a un tiempo sólo para mí viendo un documental de Led Zeppelin… a ese mismo banco una noche más pero sin compañera… a un rato para masticar una extraña sensación que no logras despejar del camino… escuchaba los grillos cantar… eres rico por eso, había dicho tan sólo unos días antes… en esa segunda luna, era yo quien les escuchaba en la oscuridad… respirando hondo para notar cómo se me llenaban los pulmones… para darme cuenta de que, a pesar de todo, estaba… era…

La tercera luna la viví en uno de mis nidos, uno que resultó no estar tan mullido como otras veces… sentada en la puerta de la casa de mis padres, miraba esa luna sintiendo un pellizco en el alma… el que, quizás, te da saber que he agitado esa parte de mí a la que le da por decir verdades… con pleno conocimiento de causa de su repercusión… miraba esa bendita luna pensando en esas cosas que a veces necesito decir… despegándome durante un momento de esa esclavitud autoimpuesta del callar… no juzgando pero opinando… rajando con una navaja ese avispero que tengo dentro y por el que, a veces, no sé respirar con sangre fría… compartía noche con el jardín de mi casa… con el silencio y los coches que pasan por la carretera… masticando una extraña sensación entre la tristeza y la rabia…   esa que te da no entender las cosas… esa que te da saber que vida sólo hay una para vivirla, una única para escribir una historia propia… sopesaba el silencio con el fresco de la noche sabiendo que era necesario… pensando en esa niebla de invierno que había vivido de golpe como una auténtica premonición… sonrío… quizás así tenía que ser, me digo…

Con la cuarta luna, volví a este espacio que es mi casa para mirarla a través de una ventana… para olvidar que, durante tres noches, la había seguido de cerca y al aire libre… volvía a tener el barco pirata en ese extraño mar en calma que me permite colocar las piezas del puzzle… que me permite acariciarlas con las yemas de los dedos para saber qué hacer con ellas… respiro hondo... no sé por qué presiento que las fichas serán las mismas aunque con distintos colores… me río de las tormentas, pienso con una media sonrisa… me he convertido ya en una experta en manejar los cabos y en cambiar el rumbo… miraba esa luna por la ventana viéndola menguar… viéndola hacerse más pequeña mientras ese enredo que tengo dentro se hace más grande y menos nudo… tirando con calma del comienzo del hilo y de esa increíble necesidad por reconciliar realidad y ficción… sonrío… aprender a diferenciar entre vivir y no hacerlo… entre existir y sobrevivir… entre decir y callar… 

La vida conspira a nuestro favor, lo tengo claro… quizás, sólo por eso, tengo que coleccionar lunas menguantes…