miércoles, 25 de mayo de 2011

Ayer tuve un sueño... y me desperté en Sol

Una noche sin preaviso y sin planear, acabé saliendo de casa pasada la 1 de la mañana… esto es un momento histórico, me decía mi prima a través de una pantalla… me quité el pijama y me eché a la calle para sentirlo en primera persona… para ver con nocturnidad, alevosía y sin premeditación alguna qué era aquello que estaba pasando en el que es el corazón de Madrid… volví a casa sólo dos horas después con un extraño sabor de boca… el de ver gente reunida en asambleas sin más motivación que el cambio, sin más iniciativa que buscar algo mejor… volví a casa para saber horas más tarde que la policía lo había desalojado al poco de marcharnos nosotras… un desalojo –ese sí con nocturnidad, alevosía y mucha premeditación- que no sirvió para nada… sólo pospuso durante unas horas una realidad que hemos vivido durante días… 

Volví a mi casa para meterme en mi cama y, cuando me desperté, Sol era una realidad… una creada a golpe de indignación, de querer… de moverse en lugar de dejarse llevar, de decir en vez de callar… la generación mejor preparada de este país tiene ese cáncer mortal, el de la comodidad… el de dar por hecho sin hacer nada por cambiarlo… el de quejarse sin mover un dedo porque esa realidad que nos da mucho de sí charlando en la barra de un bar sea distinta… 

Sol se convirtió de pronto en un hervidero de quejas, de sueños… de reivindicaciones… de ganas de vivir… quizás, en parte, saldamos una deuda con esa historia previa que no hemos vivido pero que sí ha marcado lo que somos… quizás, de alguna manera, salimos a la calle para honrar la memoria en el presente de quiénes sí lograron que nuestro país sea hoy libre o lo más parecido a esa libertad que tanto desearon otras generaciones… volví a Sol a perderme entre una multitud de miradas… de cabezas que pensaban, de ganas de cambiar la historia o al menos de resultar lo suficientemente molestos como para torcer alguna que otra línea… volví para comprobar a qué huelen las ganas, a qué sabe aplicarse que querer es poder… volví discutiendo de política, rebatiendo a quiénes decían que aquello estaba preparado… debatiéndome incluso yo si no habría una mano meciendo lentamente ese caldo de cultivo de tantas ideas y ganas de quejarse… Sol se trasladó en geografía y ese Madrid donde he nacido anidó en otras tantas ciudades de España… nos llamaron antisistema… nos llamaron indignados, nos llamaron de todo… nos demonizaron porque era más sencillo que asumir que el pueblo tiene derecho a levantarse… a opinar, a exigir… a no callar, a ilusionarse… 

Ese espíritu de Sol se saltó las leyes, las normas… las prohibiciones… nos pidieron documentaciones, nos denunciaron por formar parte de esa peculiar sopa de procedencias y personas que sólo querían decir… quejarse más allá del sofá de su casa, reivindicar haciendo uso de ese derecho que dice la Constitución que tenemos a expresarnos libremente… a indignarnos para dejar de poner el culo y plantar cara… 

Quizás muchos no lo entiendan y, quizás, por eso prefieran temer eso que nació en Sol como si se tratara del anticristo… me río… curioso que se tema la capacidad de un pueblo a ser, curioso que se tema la posibilidad de que el mismo pueblo se despierte… pero es todavía más curioso que, a pesar de no compartir ideas o de no aprobar ciertas cosas, haya todavía personas que no se ilusionen con la posibilidad de que un país quiera buscar una manera nueva de amanecer…  

No sé qué pensarán los demás, pero sin tener la cabeza en la almohada yo lo tengo claro... buenas noches a todos, quiero seguir soñando otro rato…

viernes, 13 de mayo de 2011

Madrid huele a lluvia...

a ciudad mojada…
a un día antes del fin de semana…
huele a un café en una terraza…
a ese aroma de asfalto mojado…
de tormenta inminente…
huele a palabras calladas…
a otras húmedas…
esta noche huele a agua…
a una que no acaba de caer…
a bañera con espuma…
mucho jabón…
una vela encendida…
a una melodía sonando desde lejos…

Madrid hoy huele a nubes…
a un concierto fallido…
a otro en ciernes…
a distancia…
a calor pese a sentir la ventana abierta en la nuca…
a amigos que llegan…
otros que se extrañan…
a hojas de calendario que se miran…
se remiran…
contándolas una y otra vez…
huele a minutos de llamada…
a ayeres que a ratos son hoy…
consideraciones no consideradas…

Madrid huele a soledad…
a una elegida a remojo…
a hilos tejidos…
a recuerdos trenzados…
a sensaciones extrañas…
segundos de paz…
minutos de infierno…
huele a cerveza fría…
a luna casi llena…
estrellas que no veo…
palabras que no soy capaz de escribir…
silencios que se me escapan…
por fin huele a lluvia de verdad…


Foto | Nuria Ramis

martes, 10 de mayo de 2011

Seguramente...


El presente asuste…
las páginas pendientes de escribir echen a volar…
las ya escritas las persigamos…
acabaremos con la tinta antes de empezar a usarla…

Seguramente nos invadirá la melancolía…
los recuerdos se convertirán en joyas preciosas…
los pasados los esconderemos bajo la alfombra para no verlos…
las pelusas nos recordarán las ausencias…

Seguramente olvidaremos mirar hacia delante…
pendientes de lo que quedó a la espalda…
mirando una casa vacía…
una soledad llena…

Seguramente cerraremos la cortinas…
alabaremos la oscuridad…
oscureceremos la luz…
apretaremos los ojos para no ver…

Seguramente se nos pare el corazón…
con un día marcado en el calendario…
con uno al que le seguirán muchos…
los seguiremos arrancando sin guardar en la caja del tesoro…

Seguramente todo se vestirá de flores…
como cada primavera…
antes no es diferente de ahora…
nada cambia y sigue igual…

Seguramente se nos manchará el alma…
con penas ajenas y propias…
empachándonos de dolor…
de ayeres que se confunden con los hoys…

Seguramente vivir sea un extraño viaje…
lleno de postales de mares secos…
con el peso de los kilómetros a la espalda…
acariciando un pasaporte en el que cada sello quema las yemas de los dedos…

Seguramente diremos seguramente…
abriéndole la exclusa a la duda o a la esperanza…
a esa que sigue colgada en la pared…
a esa que sigue marcando un territorio sin margaritas…