martes, 23 de diciembre de 2014


viernes, 12 de diciembre de 2014

Intolerancia...

Lo digo abierta y públicamente... me declaro intolerante de muchas de las cosas que hacen de nuestros tiempos modernos una forma de vida... me niego a vivir asfixiada por listas pendientes de hacer que marcan una peculiar tiranía sobre el tiempo... sobre el rato que le dedicamos a querernos, a hablar... me niego a vivir en ese mundo que pierde el tiempo peleándose contra el paso de los días a golpe de photoshop, de crema salvadora, de receta mágica para evitar demostrar que tenemos el inmenso privilegio de envejecer... que cada arruga, gramo de celulitis y centímetro de descolgamiento supone que estamos vivos... es curioso... no somos realmente conscientes del increíble privilegio que supone vivir y saborearlo... 

Me declaro intolerante ante ese silencio que hemos auto impuesto pensando que es comunicación... a ese miedo constante de decir, de sentir... de sacarse las tripas sin disimular, del políticamente correcto para vivir de manera incorrecta... de la sonrisa hipócrita, de la indiferencia disfrazada de interés... me niego a ser una oveja más de esa manada para la que controlar, controlarse, negar y negarse forma parte de una manera calculada de vivir... donde no hay tiempo para salirse del guión, donde es imposible desafiar a la suerte o su capacidad de sorprendernos porque hemos decidido encorsetar la sorpresa... donde toda nuestra apuesta es quedarnos como estamos mientras deseamos que la vida sea de otra manera... no quiero formar parte de esos que visten de seguridad absoluta algo tan castrante como es la cobardía... aquellos que no traspasan nunca la raya del velocímetro del coche, aquellos que son incapaces de vivir y dejar vivir... aquellos que juzgan escrupulosamente a los demás sin bajarse del minarete de esa soberbia que da aparentemente haber marcado una hoja de ruta donde no hay una milla sin calcular...

No quiero alimentar a esas camadas de seres humanos que olvidan que tienen corazón, que prefieren calibrar con las neuronas algo tan imposible de medir como son los sentimientos... que deciden seguir una línea recta sin darse cuenta que el pulso late porque hay discontinuas... sobresaltos, carruseles... montañas rusas... no quiero formar parte de esos para los que la vida es un encefalograma plano sin cabida para emociones... para los que el miedo a todo marca una pauta en la que los días pasan mientras la vida se marcha... renuncio a ser parte de esa humanidad que ha olvidado que lo es... de esa gente que no pregunta cómo estás, que no sabe decir te quiero a tiempo... que no sabe acariciar sin obtener nada a cambio... que no disfruta de las pequeñas cosas, de los grandes regalos... de esas cosas que llegan y pasan sin esperarlas...

Me alegra saber que en mi vida hay curvas que no trato de controlar, curvas por las que solo me deslizo... que, a pesar de mis lágrimas, también tengo sonrisas... que no hago esquemas ni planes ni me frustra no cumplir esos objetivos que, supuestamente, tengo que alcanzar... que prefiero arriesgar a creer que la vida es vida sin riesgos... que soy más valiente que antes, que no renuncio a equivocarme aunque duela... que tomo decisiones que acaricio, muerdo y escupo... me alegra sentir toda esa intolerancia que me hace estar lejos de quienes sienten que todo se calcula, que nada es aleatorio... 

Foto | facimadevilla en Instagram