lunes, 29 de agosto de 2016

Huye de los odios...

"No dejes que muera el sol sin que hayan muerto tus rencores"
Mahatma Gandhi

Huye de los odios...
de esos viscerales que se te cosen al alma y que se convierten en una enfermedad...
huye de esos odios que conllevan pasado, episodios archivados...
momentos que dolieron pero que ya no existen, decepciones que en algún momento nos rompieron el corazón...
episodios que tienes como herencia, que no has vivido... episodios que, a pesar de ello, han marcado tu vida impregnándola de odio...
huye de los odios que huelen a naftalina, huye de aquellos que únicamente existen para abrirnos constantemente las heridas que ya cicatrizaron...

Huye del odio que despierta la soberbia...
de ese mal compañero de viaje que supone, de esa extraña enfermedad de oscurecerte poco a poco el corazón...
sin que seas consciente de ello, sin darte cuenta de que tu sonrisa es cada vez más falsa y tu rictus cada vez más auténtico...
huye del odio a ti mismo, a tus malas elecciones...
a esas decisiones, palabras, mentiras, gritos y lágrimas que alguna vez tomaste, dijiste, pegaste o sentiste de manera equivocada...

Huye del odio que provoca no pensar igual...
respeta la diferencia, aprende a hacerlo ...
recuerda que ese alguien es tan libre como tú para tomar sus decisiones, para excluirte de ellas...
para equivocarse o acertar, haciéndolo con el mismo derecho que tú...
huye del odio de querer imponer tu opinión...
de llevarla al extremo, de convertirla en verdad absoluta...
de retorcer las palabras hasta ponerlas a tu servicio, de utilizar las mentiras para sembrar más odio en tu vida...

Huye del odio, del que sea...
no lo alimentes, no le des pábulo a instalarse en tu vida...
que no forme parte de tu manera de sentir...
que no lo haga ni tan siquiera de tu manera de hablar... 
huye del odio antes de que te atrape por completo en su telaraña...
antes de que sea más poderoso que todo lo bueno que puede traerte la vida...
antes de que ese odio haga que vivas sola en la vida a pesar de toda la gente de alrededor...

Foto | Fa Cimadevilla en Instagram

domingo, 28 de agosto de 2016

Lola, la galga que no fue mía

"Evita creerte dueño de vidas ajenas, pues no eres dueño ni de tu propia vida"
Anónimo

La primera vez que la vi era apenas un cachorro... una perra de cara y patas alargadas... jugaba en una playa de Huelva, un chico la tenía en brazos... nada más verla, me enamoré de ella... de esa pequeña Cloe, como la habían bautizado, que posaba sin saberlo en unas fotos que cruzaron el mapa para contagiarme de su mirada... de Huelva a Cangas de Onís, bendita tecnología...

Durante meses, la observé a través de una pantalla... vi cómo crecía poco a poco, cómo buscaba familia... soñé con tenerla cerca, con conocerla... con disfrutar de esa vida especial que es compartida con perros, soñé con rellenar un hueco que siento demasiado grande y que tengo en herencia... la vi ser adoptada, la vi ser devuelta por su familia... y esa noche, creí que la vida me mandaba una señal... quizás era el momento de hacer de ella parte de mi singular familia... quizás había llegado el momento de volver a compartir nuestra vida con ella... Raquel se convirtió en una voz al otro lado del teléfono, en unas líneas de whatsapp con noticias sobre ella... y, después de pensarlo con calma, un sábado de julio llegó el momento de ir a conocerla... a recogerla... a traerla a casa, momento de que nos descubriera... un sábado de sol que parecía todavía más luminoso... 

Cloe cobró vida para nosotros y decidimos llamarla Lola... un nombre que llegó después de elegir para ella un collar muy flamenco, uno que la hiciera todavía más guapa y más especial de lo que ya era... comenzamos a descubrir su carácter, su manera de ser... sus orejas descolocadas, el ímpetu de su manera de saludar... su forma pícara de hacer las cosas incluso cuando se lo estabas prohibiendo... de manera furtiva, saliéndose con la suya... nuestra Lola dormía en su camita cuando la veíamos, en el sofá cuando no lo hacíamos... corría aceleradamente por el jardín, con una increíble elegancia... correr como un galgo, creo que hasta ese momento no había descubierto su auténtico significado... una frase que nunca hará honor a la increíble belleza de Lola corriendo... 

Pero Lola se escapó... nos puso el corazón en un puño en una madrugada, volvió a aparecer como si nada... empezó a decirnos, a su manera, que no estaba a gusto... mordiéndose las patas, mostrándose nerviosa... contagiándonos su malestar como si de una enfermedad se tratara, convirtiendo un mar en calma en una difícil travesía... intentando entenderla, descubrí a Davinia... una mujer a través de una pantalla, una mujer que había sido la casa en la que mi Lola creció... conocí a mi perra a través de su experiencia, compartí con ella esa angustia de no ser capaz de que su Cloe quisiera estar con nosotros... descubrí a una perra que me decía a gritos que no era mía, descubrí que quizás su sitio no estaba con nosotros...

Y mi Lola volvió a ser Cloe... se marchó un sábado de julio después de regalarme un rato de su amorosa ternura, esa que me había enseñado tan pocas veces... quizás ella supo entender mis lagrimas de tristeza por tener que renunciar a tenerla cerca, quizás me agradeció así que podía volver a ser esa Cloe que yo había decidido arrebatarle... la perra que vivía en manada, la perra que tenía a Davinia y Victor como sus auténticos dueños... los humanos que ella ya había elegido, los que consideraba su familia junto con otros perros y gatos con los que creció... los mismos que la recogieron felices y nerviosos la noche de ese sábado de julio en la que Lola dejó de llamarse así para siempre... la noche en la que ella volvió a su hogar, al que sí considera como tal... 

Durante las dos semanas que Cloe fue Lola, me permití el lujo de llamarla mi perra... una posesión que, sin duda, no me pertenecía... los animales eligen, he dicho toda la vida...  la galga que no fue mía me lo recordó, me recordó que la lealtad y la manera de querer que tienen los perros es lo que les hace ser tan especiales... incluso si eligen no quererte a ti, incluso si no eres el dueño de sus sentimientos por más que lo intentes... 

Cloe se sigue colando en mi vida de vez en cuando, recórdandome que durante 15 días formó parte de mi familia... Davinia, que sí es su dueña y su hogar, me envía fotos por whatsapp... fotos en las que, como al principio, la veo crecer... jugar, correr... sonrío cuando las veo, sonrío sabiendo que mi breve Lola crece feliz siendo la Cloe que era... sabiendo que, simplemente, no era mi perra pero sí eligió ser la perra de otros... está dónde tiene que estar, me recuerdo a mí misma cuando se me escapa una lagrimita, en su hogar... y vuelvo a sonreír alegrándome de haber conocido a la galga más atípica del mundo... a una galga realmente especial que ya tenía nombre y dueño cuando llegó a mi vida...


Una noche, Raquel me dijo algo que me reconcilió con esa angustia de no saber cómo tratar a Lola... a veces algunos perros no son para nosotros, me dijo... qué gran y honesta verdad... una enorme lección de humildad y de igualdad para un ser humano como yo que, por una vez, olvidó que no es dueño de nadie...


Foto | Fa Cimadevilla en Instagram