Cuando empecé este post por primera vez, la luna llena estaba recién estrenada y yo ni siquiera había atravesado ese ecuador invisible que era cumplir un año más… celebrar un día más de existir, de vivir, de sentir… un día precioso, me escribió mi madre en el calendario sobre ese 25 de octubre, naciste tú… sonrío… uno que comencé recordando una noche de hacía justo un año… una extrañamente cálida, con Lagarto Amarillo sonando como lo hace ahora pero sobre un escenario… con una ración de amor inmensa servida a golpe de familia elegida, con un peculiar maullido en la madrugada… cuando empecé a escribir este post que tanto me está costando, sonreía de la misma manera que lo hago ahora… ahora que vuelvo a escribir este post, la luna ya ha menguado… ya he vivido esa noche de transición que separaba el escalón del cero del de el uno… he saboreado aceleradamente un día de cumpleaños, con todas esas palabras bonitas que he podido leer en un muro que no existe pero que es mío… con todas las voces que me sorprendieron –es lo “genial” de no tener agenda de teléfonos gracias a mi iPhone, puto iPhone-, con las líneas leídas en una pantalla… llevo escribiendo este post tres días… tres en los que he intentado ordenar la maraña de sensaciones que ahora mismo me mariposean por dentro… las que me han hecho tener la sensación de estar comiendo un enorme algodón fuxia de esos de las ferias… sintiendo ese azúcar deshaciéndose sobre la lengua, con la disfrutada sensación de notar cómo se pega en los dientes… pisando mis 31 de la manera más dulce de todas…
He comenzado este año de mi nueva vida de gata acariciando esta Sopa que empecé a cocinar de la manera más tonta… tocando con las yemas de los dedos este espacio que no existe, sintiendo real este lugar que es mío… soy jodidamente afortunada, me digo a mí misma mirando esta noche inmensa de Madrid… una en la que no hay ventanas encendidas, una que huele a octubre… una en la que trato de escupir con palabras la enorme bola de azúcar que siento deshacérseme en el alma… una en la que sigo acariciando esta Sopa que ahora es libro, que huele a libro… sonrío… nunca pensé que hubiera escrito tanto, digo con sorpresa cuando hablo de ella… cuatrocientas páginas para ser exactos, raciones de esto que cocino con palabras… con historias que me suceden, con las extrañas tormentas que vive este barco pirata... con lo que soy, con cómo siento… con muchas lunas que van, vienen y vuelven para iluminarme el alma de gata sobre algún tejado… sonrío… esta Sopa contada en clave de Fa nunca creyó convertirse en un paquete recibido en una mañana de sábado, uno que esperaba con la misma ilusión con la que metía los dientes bajo la almohada cuando creía en el Ratoncito Pérez… un paquete que me puso sobre las palmas de las manos esta extraña aventura mía de vivir, esa que cocino para esta receta… esa que es la única manera que conozco para poder respirar hondo, para poder sentirme más libre… sonrío… a mi Sopa hecha papel la acompañaba dentro de la misma caja una avalancha de ese calor tan increíble que se siente en el alma cuando algo rezuma ilusión, cuando puedes tocar y oler el cariño con el que algo está hecho… una ilusión ajena que decidí hacer propia… la de saber que una mujer que ni siquiera me conoce se había servido tazas y tazas de esta receta mía degustando cada cucharada… tantas como para sentirse atrapada por sus ingredientes, tantas como para hacer de esta Sopa que acaricio un auténtico tesoro de mi nueva vida de gata… ella también tiene un frasco de botones, me contó por teléfono el responsable de que este extraño brebaje mío ahora sea un libro… sonrío… el cierre del paquete era un botón, uno que ilustra este libro que resume tres años de mi vida… uno que, ahora mismo, cuelga de mi cuello para recordarme esta extraña felicidad que siento como una auténtica borrachera de sentimientos… sentir, un verbo increíble... seis letras... eso que, en gran medida, he aprendido a volver a hacer con cada línea de las escritas... gracias a cada una de ellas...
Sigo sirviéndome un plato más de esta Sopa que ha sido mi primer regalo de cumpleaños mientras me doy cuenta de que siento felicidad de la auténtica… de esa que no se puede comprar, de esa que sólo se puede sonreír… soy una puta privilegiada, pienso mientras Lagarto suena acompañándome en cada brazada de esta travesía… nunca pensé que me costaría tanto escribir un post, reconozco que en gran medida he tenido un ataque de pánico escénico… hay quien está esperando para leerte, me dijeron por teléfono en modo hoja de reclamaciones… sonrío… soy afortunada, me repito a mí misma acariciando el lomo de este libro que es sólo mío a pesar de no tener el Copyright… lo soy no sólo por tener ese increíble regalo entre mis manos, por poder contemplar todas esas historias que cuento a golpe de página… también lo soy por todos y cada uno de esos ingredientes que me han hecho cocinar esta sopa de tantas maneras… con ilusión, con tristeza… con una rabia increíble, con pasión… con eso que soy, con todo lo que no… lo soy por esas extrañas cosas que me toca vivir, esas que hacen que tenga un álbum de cromos de coleccionista en el que reina esa teoría del caos en la que vivo permanentemente… soy afortunada por todas esas personas que me permiten sentir de la manera que sea, que me hacen pensar… que me empujan a escribir… a contar...
Sigo sirviéndome un plato más de esta Sopa que ha sido mi primer regalo de cumpleaños mientras me doy cuenta de que siento felicidad de la auténtica… de esa que no se puede comprar, de esa que sólo se puede sonreír… soy una puta privilegiada, pienso mientras Lagarto suena acompañándome en cada brazada de esta travesía… nunca pensé que me costaría tanto escribir un post, reconozco que en gran medida he tenido un ataque de pánico escénico… hay quien está esperando para leerte, me dijeron por teléfono en modo hoja de reclamaciones… sonrío… soy afortunada, me repito a mí misma acariciando el lomo de este libro que es sólo mío a pesar de no tener el Copyright… lo soy no sólo por tener ese increíble regalo entre mis manos, por poder contemplar todas esas historias que cuento a golpe de página… también lo soy por todos y cada uno de esos ingredientes que me han hecho cocinar esta sopa de tantas maneras… con ilusión, con tristeza… con una rabia increíble, con pasión… con eso que soy, con todo lo que no… lo soy por esas extrañas cosas que me toca vivir, esas que hacen que tenga un álbum de cromos de coleccionista en el que reina esa teoría del caos en la que vivo permanentemente… soy afortunada por todas esas personas que me permiten sentir de la manera que sea, que me hacen pensar… que me empujan a escribir… a contar...
Sólo tengo un ingrediente secreto, el único que es capaz de darle sabor a cada palabra… esta Sopa sabe así gracias a todos los que os habéis subido a mi barco pirata… a los que me acompañáis en la travesía, a los que me leéis y os dejáis contagiar por lo que escribo… a los que compartís mis tormentas, a los que reís y os emocionáis con mis palabras… por todos los que, incluso sin conocerme, se asoman a esta ventana para ver qué cuento… para reclamarme que escriba, para animarme por cómo lo hago… sonrío… sin vosotros, conocidos o no, esta sopa no serían cuatrocientas páginas de vida… una ración de magia que me recuerda que soy, que estoy… me siento inmensamente rica, me digo mirando esta noche que está a punto de hacerse día… por todo ese cariño que siento sin necesidad de pedir, por todos esos ingredientes que me hacen cocinar con mimo esta receta… por cada una de las cosas que me pasan así no me gusten… por todo lo que recibo de la manera más invisible de todas, para bien o para mal… lo soy por ese universo que gira a mi alrededor, uno del que me siento propietaria sin necesidad de haber firmado escrituras… uno que me hace ser como soy, uno que me hace vivir como lo hago… el único fuego que permite que esta sopa tenga este sabor…
Gracias a todos por leerme… por seguirme… por engancharos… por dejaros contagiar de mis historias... por compartir conmigo el olor de esta receta... por opinar, por callar… por suspirar y por llorar… por descubrir a mi lado, por empujarme a hacerlo… por echarme de menos, por ayudarme a sentirme la piel cuando no he sido capaz… por hacerme sentir como lo hacéis, por obligarme a sonreír… y, sobre todo, por ayudarme a darle vueltas a esta sopa que existe gracias a vosotros...
Sé que es un poco freake, pero era tanta la expectación ante ese regalo tan esperado que decidí grabarme en el momento de descubrirlo… supongo que porque necesitaba devolver esa ilusión de la que me contagiaron sin imaginarme siquiera de qué se trataba… este es mi propio regalo para todos los que sois parte imprescindible de esta sopa…
Quizás este no sea mi mejor post ni este mi mejor vídeo... pero, tanto el uno como el otro, los he hecho sintiendo una sobredosis de calor en el alma...