miércoles, 20 de noviembre de 2013

En casa...



"La vida interior necesita un hogar confortable y una buena cocina"
David Herbert Lawrence

La lavadora centrifuga... Cayetano duerme... se empieza a apagar el fuego de la chimenea... se siente el fresco... sonrío... fuera, solo llueve... sin parar... la caldera salta... Juan ronca... silencio ruidoso, curioso... sabe bien... me gustan los ruidos de alrededor...

Cruje la madera del piso de arriba... suena una de las cañerías de cobre que se esconden entre las vigas... continúa lloviendo, ahora con más fuerza... me temo que un ratón investiga la despensa... Tani se despereza para volver a enmadejarse... me duele la espalda de la postura del sofá... 

Son las tres de la mañana... a lo lejos, los lobos aúllan... la secadora continúa dando vueltas sin parar... Juan sigue roncando, las ascuas consumiéndose... respiro hondo, suspiro... fuera ha dejado de llover... oigo el grifo de la cocina gotear... hay silencio... lo mastico despacito, me lo trago... sabe al suavizante que huele por toda la casa... estoy en casa, pienso... un término curioso que a veces no sé ubicar en la geografía... 

Tani quiere salir... huele a perro mojado, a humo... un botón hace chillar el bombo de la secadora... todo sigue en el mismo sitio, todo respira la misma desordenada pero ordenada paz... hay silencio, hay ruido... pienso y me dejo pensar... se me acaba el último Lucky en el cenicero... no tengo intención de evitarlo...

Entra fresco por la ventana, Tani se aventura como si no notara el frío... vuelvo debajo de mi manta de cuadros... vuelvo a tener a Juan a los pies... la ropa se golpea dentro de la secadora... bostezo, siento sueño... quiero dormirlo... 

Y a mi alrededor silencio... ruidoso silencio... estoy en casa... y sigue lloviendo...


Foto | facimadevilla

martes, 19 de noviembre de 2013

No te perdono...



... que hayas aparecido en mi vida tan de cerca... que hayas tocado a uno de los míos... que te hayas presentado por sorpresa para desarmarnos a todos las sonrisas, para hacernos sentir un miedo irracional que tratamos de calmar con vísceras... 

... no te perdono que seas tan cabrón, tan maldito... tan cruel... que no tengas piedad, que no sientas el dolor que genera el solo hecho de mencionarte... no te perdono que seas tan silencioso, que  no des muchas veces oportunidades... que crezcas y vivas sin decir nada, sin permitir saber que estás... a veces hasta que es pronto, otras muchas veces hasta que es tarde... 

... no te perdono por haberte colado en todos nosotros como una odiosa espada de Damocles de la que nadie se libra... no te perdono que hagas sufrir, que siembres dolor... que te escudes tras la mirilla arrancando poco a poco la madera de la puerta... que seas tan maldito como lo es tu nombre...

... no te perdono que hayas venido a inundarme la cabeza de tristeza... que hayas llegado para agriarme un poco más la sonrisa... para recordarme que no somos eternos, para recordarme que la vida se acaba un poco más cada día que paso y que vivo... que la dama eterna, esa que es lo único que todos poseemos en la vida además de vivir, llega cuando menos lo esperas...

... no te perdono que hayas aparecido... que te hayas colado por la puerta de atrás en el silencio más absoluto... que hayas venido a salpicarme la vida... a sembrarme en ella ese pánico que da lo que no se conoce, lo que no se controla... maldigo cada una de las letras que te hacen ser el temor de todos...

No te perdono... y no me pena decirlo... pero igual que no te perdono, te aseguro que prometo que no vas a tener nunca la palabra victoria en ese número que año tras año sumas sin piedad alguna... que hagas lo que hagas, te miro desde aquí riéndome de tu bajeza... de tu crueldad... de eso que hace que te temamos y te respetemos cuando tú no lo haces con ninguno de nosotros... solo tienes seis letras y yo tengo muchas más... prometo que las dispondré todas y hasta las que no tengo para aplastarte... para apoyar que no te salgas con la tuya... para evitar que ese pequeñito tan grande sea un número más de tu lista maldita... 

Me niego a perdonarte... espero que sientas el rencor, la rabia y el odio que te profeso ahora más que nunca... maldito seas, cáncer... maldito seas por convertir a la gente en un número, por creer que porque tengas uno más ganas... por hacer de la vida miedo... 

Foto | Chema Madoz

sábado, 16 de noviembre de 2013

Viento...




"No puede impedirse el viento. Pero pueden construirse molinos"
Proverbio holandés

A veces, llega y me arrastra... me tira por el suelo, me arranca los pasados... el viento a veces barre hacia el presente lo que se quedó guardado en un cajón... bajo siete llaves, cerrado con muchos candados... lo que se tiró a la basura... lo que simplemente, no quiero recordar... es un viento frío, uno árido.... uno que quema la piel con sólo rozarme... uno que me apaga la voz, que me quita el brillo de los ojos... uno que es capaz de quitarme la sonrisa que, hace poco, me pidieron que nunca dejara de tener...

A veces, el viento llega y me despeina... me alborota las sonrisas, me despierta los sentidos... me mueve las hojas de los árboles, me arremolina las palabras en la puerta de casa... es cálido, dulce... un aire que te llena los pulmones, que te acaricia la nuca... de esos que parecen beso pero son abrazo... es un viento capaz de cambiar de sitio las nubes, de sacar al sol de su escondite aunque no pare de llover... de hacer brillar mi mundo con solo soplar... con solo estar...

A veces, el viento me taladra los tímpanos... se me mete en la cabeza como un mal sueño... haciendo eco en mis oídos, sin dejarme oír absolutamente nada... silbando con rabia, adormeciéndome el mundo... un viento capaz de sacar sobre la mesa todo lo callado, un viento que a la vez te impide dejar de callarlo... uno que es tan cruel que te acaba convenciendo para seguir manteniendo el silencio...

A veces, el viento solo viene a hacer sonar las ventanas... para recordarnos que existe, que está... hace una carantoña, nos guiña el ojo y desaparece... solo para reivindicar que es, para advertir de que puede volver... un viento juguetón que revuelve los viejos goznes, que hace chirriar placenteramente los quicios...

A veces, el viento nos hace ir a buscarlo... con la malicia de un niño que roba, con lo canalla de hacerlo sonriéndonos... es un viento caprichoso que consigue que vayamos en su busca... desafiando al mismísimo Eolo, viendo cómo se divierte contemplando cómo no logramos alcanzarlo... un viento descarado que se lleva nuestro tiempo sin que nos demos cuenta... uno que nos roba un poco de vida...


Y buscando vientos, me encontré con uno que me recordó que tenía un post llamado Viento pendiente de publicar... con un dibujín en una raya obra de Toño Velasco que no para de recordarme lo bonito que puede llegar a ser un día de viento... desde hoy, ese viento es mío...

Foto | "Qué viento", serie Dibujín en una línea de Toño Velasco

sábado, 9 de noviembre de 2013

Las manos de Isaura...



En sus manos, el mundo se ve desde otra perspectiva... a ras de suelo, mirando el parquet de su habitación... mientras, el tiempo se detiene entre contracturas, agujas de acupuntura y aceite de rosa mosqueta... tumbada sobre el suelo, ella sentada a mi lado... el mundo de Isaura es una burbuja de dolores y caricias, de alivios y palabras... es un tiempo compartido con ella en el que sus manos deshacen nudos mientras sus palabras deshacen otros... la veo por el rabillo del ojo... cuando sonríe, se le achinan los ojos... unos que brillan horrores, unos que demuestran su increíble valentía de plantarle cara al mundo... si volviera a nacer pediría volver a tener la enfermedad, me cuenta entre confidencias confesables... no puedo dejar de admirarla desde que la conocí... el mundo de Isaura se vive desde una silla de ruedas desde que una enfermedad la sentó en ella... una enfermedad que perdió la batalla el día que ella decidió ganarle la partida... una victoria que demuestra diariamente ya no solo por su forma de vivir sino por su afán por llegar incluso más lejos que sus ruedas... vengo a que hagamos juntas el cursillo acelerado de decir no, le dije al entrar en su casa... se reía, sonreía... como siempre... con ese carácter que es azúcar y limón simultáneamente... con esa increíble generosidad de no saber decir que no incluso en contra de sí misma...

Las manos de Isaura se me clavan en la espalda tocándome dónde más me duele, sus palabras también me tocan los nudos... desnuda sobre su suelo, me desnudo todavía más... dejando caer a veces lágrimas, riéndome a carcajadas en otras ocasiones... sintiendo mucha paz incluso a pesar de que me está clavando un dedo dónde más de duele... Isaura te cura el cuerpo y te pone una tirita en el alma... con dureza, con dulzura... de la misma manera que te quita los nudos musculares... su voz es de una manera y tiene un vocabulario cuando te habla la amiga, su voz es completamente diferente cuando te habla como profesional... irremediablemente, tienes que confiarle tu espalda y tu vida... porque, en alguna parte de esas manos, tira de tu existencia para que te quedes en pelotas... para que no sientas pudores ni vergüenzas, para que los dolores duelan menos a pesar de la resaca que deja cada encuentro con ella...  ella sonríe con la mirada, a veces te abraza solo con cómo te toca la espalda... pero siempre te despide con una sonrisa...

Es curioso, hace todo eso con las mismas manos con la que lleva adelante su vida... con las que comunicó que se iban ellas y ella de vacaciones... unas manos que son más que manos, que hacen más que curar... que tienen una magia que va más allá de lo que aprendió en un aula de Fisioterapia o de Medicina... sin darse cuenta, con cada giro de manos y de rueda, llega un poco más lejos... un poco más dentro... cambiándote un poco mientras miras el parquet de su habitación... mientras compartes tiempo con ella sin apenas verla... mientras te descansan la mente y el alma... ella no es consciente pero, con cada sesión, es capaz de deshacerte los fantasmas... de apaciguarte los dolores... de coserte un poco más de vida...

Foto | facimadevilla