No estabas
escribiendo sobre mí, me preguntó una vez hace ya demasiado tiempo con esa
prudencia casi tímida que a veces –contadas- tiene… lo hacía pero nunca logré
terminar de hacerlo… quizás porque no logré sentir que esas palabras hicieran
justicia, quizás porque no era el momento de hacerlo… en esta noche tan
Eurovisiva la he recordado conmigo hace dos años… en uno de esos rescates
vitales que ella abandera como nadie lo hace, en una noche en la que por un
momento olvidé las heridas para rendirme a ese cariño que me da sin necesidad
de tocarme ni hablar… mi lubia, pienso riéndome… esa que, quizás, sabe de mí
más que nadie… esa que me acompaña en esta vida para decirme las verdades que
nadie más me dice de esa manera tan vasca… para recogerme del suelo cuando me
ahostio a pesar de que sé que mi golpe le duele a ella tanto como a mí… la
misma que, sin estar, está siempre… la misma que, sin sentir como yo, me
siente… la única que, a pesar de todo, siempre me da buenos consejos a
sabiendas de que haré lo que me dé la gana… me río… la verdad es que el hecho
de que siga a mi lado es un regalo de esta vida… creo que yo estaría agotada de
tener una amiga tan redundante como yo… oráculo mío, le digo a veces con mucho
cachondeo por teléfono cuando le hablo de alguno de mis tropiezos con una
piedra… ella se ríe, otras se cabrea… a veces, directamente, no dice pero el
resoplido que escucho al otro lado del teléfono habla… me río… tantos años
juntas, pienso, que hasta sé interpretar cómo respira… que hasta sé qué me va a
decir, qué me va a contestar, en qué tono y con qué cara…
No tengo un
motivo específico para escribir hoy sobre ella… supongo que, únicamente, es una
deuda que tenía contraída desde mi otra vida de gata… esa otra que ella ayudó a
recomponer para empezar una nueva recogiendo pedacitos de mí… pegándomelos con
esa compañía que me hace en el alma aunque viva en otro lugar… respetando mis
silencios, mis pérdidas… mis momentos de saltar al tejado y, simplemente,
desaparecer… creo que se sabe mi manual de instrucciones con esa precisión casi
prusiana que marca su manera de vivir… sonrío… ella racional, yo pura tripa… a
veces me da envidia tu manera de sentir, me dijo una vez, pero luego te veo
jodida y no tengo ninguna… creo que poca gente ha sabido ponerme el Superglub
del alma como ella… peinarme sin venir a cuento por dentro y por fuera… por
dentro, ayudándome a saberme… por fuera como tiene costumbre de hacer siempre
que me ve… lo genial del gesto no es que me peine, lo genial es que ese gesto
para mí es como recibir un abrazo enorme… lo genial es saber que, para ella, es
casi lo mismo por la ternura con la que me mira cuando lo hace… sonrío… la
adoro pese a ser esa maniática absoluta que a mí me hace tanta gracia… la misma
a la que le supone un cortocircuito emocional cualquiera de mis provocaciones a
su cuadricule mental… lo hago para demostrarme a mí misma que no me equivoco,
lo hago para demostrarle a ella lo maniática que es como una crítica
constructiva… reconozco que es un juego que a ella la sume en unos segundos de
descoloque mental… me río… a pesar de serlo es capaz de respetar que yo viva en
el mundo opuesto al suyo, de la misma manera que yo lo respeto… nos queremos
como somos, sin más… sin cuestionar aquéllas cosas que no comprendemos la una
de la otra… aquéllas que nos provocan, mutuamente, una chispa mental… quizás
nos necesitemos así… para que yo aprenda a pisar sobre firme, para que ella
aprenda a disfrutar del bamboleo de la travesía…
Respiro
hondo… tengo ganas de verla, lo reconozco… con esa bonita nostalgia que me da
la ilusión de reencontrar… de compartir, quizás, una misma conversación mil
veces ya hablada… un atardecer en el pantano, otro en una de esas playas que
hacen de Euskadi uno de los sitios que llevo en el corazoncito… ya lo escribí
en esta sopa una vez, Bilbao es siempre uno de mis refugios… por esa cocina en
la que se me queda el culo plano -pero es el único sitio donde se puede fumar
de su casa-, por esas largas conversaciones hasta la madrugada alrededor de una
mesa… por esa amiga que, siempre que voy, me lleva a ver el mar porque sabe que
lo necesito… por esa mujer que es tesorera de secretos, sonrisas y lágrimas…
compañera de muchas noches, de mucho surrealismo… de un día de hospital en el
que sentí que me moría por dentro… de una noche de diciembre en la que se me
rompió una vida… de un verano en Ibiza sin salir del valle… de otro agosto
juntas que nos unió más todavía entre noches, canciones de Bebe y aventuras… de
un mail que me llegó en mi noche bogotana escrito desde una mañana bilbaína…
por todas y cada una de las palabras que saltaron el Atlántico en el tiempo que
estuve allí recordándome que estaba conmigo… sonrío… hemos vivido mucho juntas…
bueno, bonito y malo también… quizás ahí resida la magia de esto… que, a pesar
de todo, estamos ahí… con esas sesiones non stop al teléfono en las que saltamos
de hipervínculo en hipervínculo… con esos ratos compartidos sin decir nada
cuando estamos juntas… por esa fiel consumición que hace de esta sopa…
La rubia es
uno de esos seres que llevo en el bolsillo del corazón cogida con un imperdible
para que no se me escape… uno de esos que viven, sufren, sonríen y lloran
conmigo… uno de esos que no reprocha, que es capaz de tirarme de las orejas…
uno de esos seres especiales que me arrancan carcajadas de las de verdad… me
río… qué sería de nosotras sin nuestros momentos absurdos tan Martes y Trece…
sin todas esas grandes frases suyas que están apuntadas en mi muro… sonrío… creo
que, aunque quisiera, no podría resumir en este post lo que es… ni las cosas
vividas, ni quince años de historia que escribimos sujetándonos el libro la una
a la otra… ni ninguna de las lágrimas, ni ninguna de las sonrisas… supongo que
esto es como los abrazos, no se pueden explicar… nadie puede definir con palabras
lo que se siente cuando abrazas de verdad a alguien…
Creo que, así
escribiera lo más increíble que pudiera escribir, no le haría justicia nunca
con palabras a ese enorme faro que permite que este barco pirata no se hunda… a
ese grumete siempre fiel a mi causa pirata…
Esta es la
única banda sonora…