viernes, 28 de mayo de 2010

Hace un año que me compré una tribu peculiar...


Qué rápido pasa el tiempo, pensé mirando el calendario para actualizarlo, ya ha pasado un año… sonreí… doce meses desde que comenzara una de las experiencias personales más especiales de mi nueva vida de gata… me voy de gira, decía en su día con mucho cachondeo… lo siento, todavía hoy y pese al callo laboral, me sigue resultando peculiar… me sentía muy Rolling, decía con mucho cachondeo… lo que no sabía es que, para cuando terminara esas dos semanas, me sentiría uno de verdad… respiro hondo… me voy con mis niños de Venezuela, esa era mi frase antes de conocerles… antes de que desembarcaran en Alcalá de Henares y fueran algo más que notas de prensa… recuerdo que, el primer día, sólo me sonreían… con cierta curiosidad por quién era yo, con la misma que tenía yo por saber quiénes eran esos músicos de los que tanto había escrito sin conocer… sonrío… recuerdo que una de esas primeras caras que tuvo nombre fue la de Pedro… habíamos hablado durante meses por mail, conocerle así me había ahorrado la vergüenza que reconocerle cara a cara que no tenía ni puta idea de cómo era una tuba… sonrío… me embarqué en la aventura de subirme a un autobús  y “recorrerme” España de concierto en concierto como un trabajo más… cuando les escuché y les vi esa primera noche del Corral de Comedias de Alcalá, me enrolé en la aventura… me enamoré de cómo sonaban, de cómo bailaban sobre el escenario… sintiendo eso que hacían, música… ahora me río de mí misma y de mi inexperiencia… probablemente, ese no fuera el mejor concierto… la vez que mejor sonaron de las dos semanas que lo hicieron a mi lado… pero, por algún extraño motivo, yo la tengo grabada a fuego en la memoria…

Ha pasado un año desde que mi peculiar tribu apareciera en mi vida para darle calor… un calor increíble que sólo te dan sin pedir, de la manera más auténtica de todas… ha pasado un año desde que viviera todo tipo de aventuras con ellos… un año desde que me preguntaran qué se siente al ver y no supiera contestar… un año desde muchas noches compartidas con ese batería que, para mí, suena como nadie en este mundo… un año desde que “mis chicos de la percusión” se metieran conmigo en un fotomatón de Alonso Martínez para recordar cómo era cuando estuvimos juntos… un año desde un silbato prestado que acabó siendo regalo… un año desde que un Abril me demostrara lo mal que hablo y mi permanente “no me jodas” en la boca… un año desde que me quedara una bomba atómica como pieza imprescindible de mi puzzle vital… un año desde que el cariño más brutal saltara el Atlántico para llevarse un pedazo de lo que soy… para recordarme, en gran medida, quién era… para borrarme el nombre de tanto repetirlo, para darme un beso cada mañana en la mejilla… para hacerme reír de esa manera, para hacerme sentir así… me río… gracias a ellos descubrí que este cuerpo europeo no está hecho para bailar salsa a esa distancia… descubrí que querer no implica tiempo sino sólo una extraña química del alma… hace doce meses, le quitaron a mi vida el enorme cerrojo que tenía echado… a golpe de historias, de compartir tiempo… de oírles sonar por última vez en un pueblo de Teruel que les hizo sentir que son auténticos magos de la música… porque la sienten, porque la viven… porque es lo que les hace ser así…

Supongo que escribo esto con esa sana nostalgia de lo vivido… lo hago sonriendo a esa tribu de la que me enamoré en pack… una que sabe a melodía, a percusión y viento de metales… a una gata y una bomba... a sonrisas y cariño… a una gente que, a pesar de haber pasado un año y separarme un océano o medio mapa de España, sigo sintiendo muy cerca…

1 comentario:

Unknown dijo...

Un año especial con la chica más autentica que he conocido...que me hace sentir que tengo una amiga especial y con la que he conseguido una sintonía que pensamos algo y ya no lo hemos dicho todo.
Gracias por esta complicidad especial y prepárate porque pronto NOS VAMOS DE GIRA...