martes, 8 de agosto de 2017

Yo elijo...

"Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los cómo"
F. Nietzsche

Elegir...
todo consiste en hacerlo...
en tomar la decisión que creemos correcta para temer casi siempre habernos equivocado...
para plantearnos ese "y si" que, a veces, suena dentro de la cabeza como la alarma del despertador para dejar de ser un simple sonido y convertirse en un chirriante ruido... 
elegimos cada día, casi en cada momento... sin ser conscientes de hacerlo muchas veces...
sin ser conscientes muchas otras de las consecuencias de nuestros "yo elijo" sobre los demás...

Por eso, yo elijo vivir... elijo hacerlo a pesar de que me acompañe ese mal vicio que es fumar y contra el que peleo a medias... elijo que mi vida viva hasta cuando le toque, hasta que se agoten las siete de mi alma de gata... elijo vivir a pesar de temer miedo al dolor, a la tristeza... a esas cosas que, de pronto, te rasgan un poco la vida para ponerte a prueba... para enseñarte que ni el desamor ni la pérdida matan... para demostrarte que la vida es una historia lo suficientemente apasionante, aún con sus lágrimas, como para vivirla… 

Yo elijo dejar vivir... permitir que cada uno tome su propia decisión, su camino... ese pequeño golpe de Estado personal que supone decidir... sin tomar parte, respetando que cada uno es dueño de su vida... dueño de sus actos... el único capaz de juzgar si eligió bien o mal...

Elijo ser como soy... con mis virtudes y, de manera irremediable, con mis muchos defectos y puñetas... con el carácter, las tristezas y mis esperanzas... con mis pequeños placeres domésticos y las ilusiones que otros pueden considerar absurdas... con los días de sonrisas y esos otros en los que parece que se me mete la niebla en la cabeza... 

Elijo escribir cada una de las páginas de esta vida mía que me dieron mis padres sin preguntarme si quería hacerlo... porque es un regalo, quizás el mayor regalo del mundo... elijo saber lo que es ser feliz, saber lo que es la tristeza... elijo existir y cubrirme las canas con tinte solo por coquetería pero no porque me avergüence saber que me hago mayor... elijo mojarme bajo la lluvia, quemarme los labios con un café demasiado caliente... sentir la nostalgia, echar de menos a quienes no están...  elijo saber que, a lo largo de mi vida, he acertado y me he equivocado... he creído y me he desilusionado... me han roto el corazón y me lo han vuelto a pegar... 

Elijo vivir... un lujo único al que otros renuncian... aunque no lo entienda, aunque no comprenda cuál es el motivo que lleva a alguien a decidir dejar de respirar... dejar de ver amanecer, dejar de sentir todo lo bueno y lo malo... dejar huérfanos a propios y ajenos, para dejarnos también en herencia la eterna duda de si en nuestras manos estaba cambiar su destino... para dejarnos una extraña mezcla entre tristeza y rabia...

Elijo vivir y, aunque no lo entienda, elijo respetar a quienes eligen lo contrario... a aquellos para quienes la vida pesaba demasiado, aquellos que no encontraron el lugar que les pertenecía en este mundo... aquellos que un día tomaron la decisión de borrarse de él y dejar tras de sí ese horrible silencio de las preguntas sin respuesta... un silencio casado con esa extraña sensación de sentirnos, en parte, responsables de su decisión...

Dedicado a Ana, a quien casi dos años después he logrado escribirle esta carta de despedida... un adiós que no tuve oportunidad de decirle cuando eligió dejar la vida atrás y dejarnos en préstamo ese extraño silencio...

Imagen | Fa Cimadevilla en Instagram

martes, 20 de junio de 2017

Cuando todo tiene nombre de persona pequeñita...


"En cada niño nace la Humanidad"
Jacinto Benavente

Bienvenida a la segunda parte de tu vida, me dijo José Luis cuando supo que Tristán había nacido... una frase que me ha acompañado en este poco más de un mes de absoluta locura, felicidad y descontrol... la segunda parte, me he repetido a mí misma muchas veces a lo largo de estos 33 días... una reiteración mental en la que se mezclaban felicidad y vértigo, responsabilidad y la más absoluta anarquía... he logrado tomar conciencia de que el reloj de esa otra Fátima se paró a las 4:45 de una madrugada de mayo... que, en ese preciso momento en el que Olaya y Carmen lo colocaron sobre mi pecho, la segunda parte de mi vida había comenzado... una segunda parte que comprobé había comenzado cuando aquella madrugada, solo con hablar, se calmó su llanto...


Mi hijo, nuestro hijo... un nombre que me sorprende entonar, un posesivo que cuando pronuncio me asombra... eres madre, me ha dicho hoy Alex cuando nos poníamos al día de temas profesionales y personales por teléfono... todavía me cuesta ponerme a mí misma esa etiqueta, todavía me cuesta asumir que he empezado a formar parte de ese club que sabe lo que es dar vida... ese mismo club en el que, de pronto, el epicentro de tu tierra cambia de lugar para estar fuera de ella... para convertirte en un auténtico satélite que gira en un universo completamente nuevo que está pendiente de explorar y de descubrir... 


Desde hace 33 días, lo que antes era "todo" ahora tiene nombre de persona pequeñita... un nombre a la medida de un pequeño caballero vikingo bautizado desde antes de nacer, un niño al que descubrimos a través de la pantalla de un ecógrafo en una casi noche fría de diciembre en Oviedo... ve pensando nombres de chico, me dijo Valdés con mucho cachondeo cuando le dije que solo teníamos elegido el nombre si era niña... es un chico, le dije a mi padre por teléfono nada más salir de la consulta sentada en un banco sin poder esperar a llegar a casa para compartir la noticia... un hombrecito al que tardamos en encontrarle el nombre apropiado y que, durante cuarenta semanas, formó parte de mí... ese pequeño ser que sé que no me ve con nitidez pero que, con su mirada, 
me ha hecho descubrir una ternura que hasta ahora no había sentido jamás... el responsable de que haya aprendido el auténtico significado de dormir, el increíble misterio del llanto... el animal y primitivo instinto de proteger... el singular sentimiento de querer tanto a alguien a quien apenas conoces... la auténtica y hormonal desesperación cuando nada de lo que hacemos le calma...


Cuatro kilos de nueva persona increíblemente fuertes y frágiles a la vez... la auténtica encarnación de la felicidad y del miedo a lo desconocido... un ser capaz de cambiar el equilibrio de mi balanza para demostrarme que, más allá del mundo, está él... únicamente él... para enseñarme que, cuando te sonríe, ese "todo" es mucho más que cuatro letras... es él, simplemente él... el culpable de entender esa frase que una tarde me dijo Chechi... tú que siempre has sido tan valiente, me dijo por teléfono, vas a descubrir lo que es tener miedo... un hecho que compruebo y que siento cuando temo que algo le pueda pasar...


Tristán llegó en la madrugada del 16 de mayo y, desde entonces, ha sido incluso capaz de cambiar mi concepto del tiempo...
deteniéndolo cuando el llanto parece apoderarse de él sin que haya nada que le calme, convirtiéndolo en eso que corre demasiado rápido cuando te mira con esos grandes ojos azules que cada día están más despiertos... que bizquean, que te acarician el alma al mirarlos... que te la pellizcan a la vez con cariño al pensar que un pedacito de ella, de mi otra madre, está en su mirada... tienes que encontrar un novio con ojos azules, me decía siempre con esa increíble mirada que ahora reconozco en este ser que ha venido a darle la vuelta a nuestro mundo... esta vida ha querido que, aunque ella nunca sepa que sus ojos se han reencarnado, yo los disfrute en herencia...


Él ha logrado convertirme en un tiempo récord en traductora e intérprete de un lenguaje que todavía no conozco pero que me esfuerzo por comprender... llenando ese mundo que conocía de pañales, biberones y ropa con corchetes... de una piel diferente, de sus singulares ataques de risa cuando duerme... de sus sonrisas canallas cuando se sale con la suya y lo mantengo en mi regazo en lugar de dejarle en la cuna... él me ha hecho sentir lágrimas de alegría y otras de una extraña emoción inexplicable... me ha despertado la punzada de la nostalgia por aquellos que no han llegado a conocerle, por esa ilusión que no podré compartir con ellos pero que sé que habrían vivido con nosotros...


Mi nuevo todo es esa segunda parte de mi vida, una personita con un nombre muy grande a pesar de ser tan pequeño... esa criatura que, como me dijo Emilio, ha venido a llenar de luz el mundo... nunca has tenido tanta razón, amigo mío...


Esta canción llegó a través de mi muro de Facebook de la mano de Laspiur para emocionarme y darle la bienvenida a mi -propia- pequeña revolución...





Imagen | Fa Cimadevilla en Instagram