lunes, 21 de noviembre de 2022

Y de pronto...

"Se despidieron y, en el adiós, ya estaba la bienvenida"

Mario Benedetti


La vida chasca los dedos y te deja tiritando…
Tratando de saber por dónde te han dado esa puñalada por la que se te escurre la esperanza…
La misma herida por la que, de pronto, entra la realidad… arreándote de frente en la cara…
sin piedad...
dejándote completamente anestesiada...
haciéndote tomar conciencia de que el tiempo se escapa…
de que esa despedida que aceptas pero no entiendes está cada vez más cerca…
dándote cuenta a la fuerza de que, de pronto, vas a tener que aprender a conjugar en pasado los recuerdos… los sentimientos… las carcajadas…
los años…

Descubres que, quieras o no, te has hecho un poco más vieja en apenas unas semanas… sin poder tapar las canas por más que lo intentas, sin poder hacer más que rendirte y estremecerte cada vez que suena el teléfono… con cada “sigue dormido” que hemos escuchado a lo largo de unos días que, de pronto, eran tan infinitos como fugaces…

De pronto, una palabra de solo cuatro letras me parece jodidamente demoledora… papá, papi… la escucho, la digo… la siento y la mastico… la lloro sin darme la licencia de realmente de hacerlo… como si no debiera partir en dos mi alma y decir abiertamente que, de pronto, me siento sumamente indefensa… pequeña… parada en el tiempo… que me veo buscando vídeos en el teléfono para oír de nuevo una voz que ahora mismo mi cabeza no me permite recordar aún sabiendo perfectamente cómo es… 

De pronto se ha hecho demasiado pronto… para decir adiós… para sumar veintiunos de febrero y martes de Carnaval… para ver envejecer, para contemplar desarmada cómo el padre que yo conocí iba desapareciendo día a día y no poco a poco… 

Para darme cuenta de que una parte de mi corazón se ha roto... que he quemado otra de mis vidas de gata y que, de pronto, quizás ya sea demasiado tarde…