
Volví a mi casa para meterme en mi cama y, cuando me desperté, Sol era una realidad… una creada a golpe de indignación, de querer… de moverse en lugar de dejarse llevar, de decir en vez de callar… la generación mejor preparada de este país tiene ese cáncer mortal, el de la comodidad… el de dar por hecho sin hacer nada por cambiarlo… el de quejarse sin mover un dedo porque esa realidad que nos da mucho de sí charlando en la barra de un bar sea distinta…
Sol se convirtió de pronto en un hervidero de quejas, de sueños… de reivindicaciones… de ganas de vivir… quizás, en parte, saldamos una deuda con esa historia previa que no hemos vivido pero que sí ha marcado lo que somos… quizás, de alguna manera, salimos a la calle para honrar la memoria en el presente de quiénes sí lograron que nuestro país sea hoy libre o lo más parecido a esa libertad que tanto desearon otras generaciones… volví a Sol a perderme entre una multitud de miradas… de cabezas que pensaban, de ganas de cambiar la historia o al menos de resultar lo suficientemente molestos como para torcer alguna que otra línea… volví para comprobar a qué huelen las ganas, a qué sabe aplicarse que querer es poder… volví discutiendo de política, rebatiendo a quiénes decían que aquello estaba preparado… debatiéndome incluso yo si no habría una mano meciendo lentamente ese caldo de cultivo de tantas ideas y ganas de quejarse… Sol se trasladó en geografía y ese Madrid donde he nacido anidó en otras tantas ciudades de España… nos llamaron antisistema… nos llamaron indignados, nos llamaron de todo… nos demonizaron porque era más sencillo que asumir que el pueblo tiene derecho a levantarse… a opinar, a exigir… a no callar, a ilusionarse…
Ese espíritu de Sol se saltó las leyes, las normas… las prohibiciones… nos pidieron documentaciones, nos denunciaron por formar parte de esa peculiar sopa de procedencias y personas que sólo querían decir… quejarse más allá del sofá de su casa, reivindicar haciendo uso de ese derecho que dice la Constitución que tenemos a expresarnos libremente… a indignarnos para dejar de poner el culo y plantar cara…
Quizás muchos no lo entiendan y, quizás, por eso prefieran temer eso que nació en Sol como si se tratara del anticristo… me río… curioso que se tema la capacidad de un pueblo a ser, curioso que se tema la posibilidad de que el mismo pueblo se despierte… pero es todavía más curioso que, a pesar de no compartir ideas o de no aprobar ciertas cosas, haya todavía personas que no se ilusionen con la posibilidad de que un país quiera buscar una manera nueva de amanecer…
No sé qué pensarán los demás, pero sin tener la cabeza en la almohada yo lo tengo claro... buenas noches a todos, quiero seguir soñando otro rato…
No hay comentarios:
Publicar un comentario