- ¿De qué te sirve poseer las estrellas?
- Me sirve para ser rico
- ¿Y para qué te sirve ser rico?
- Para tener más estrellas
El Principito
A. de Saint-Exupéry
Nunca dejes de mirar al cielo, recuerdo decir con una
nitidez absoluta, si alguna vez te pierdes es la única manera de encontrar el
camino… hoy, muchos años después, he vuelto a recordar ese gran mandamiento de
uno de los hombres de mi vida… de ese abuelo que se fue hace demasiado y que, a
pesar de los años, está presente todavía en muchas cosas… él me
enseñó a mirar al cielo con el frío del jardín, con las noches húmedas de ese
lugar del mundo que es él a pesar de todos los demás… hoy, muchos años después
de esa última vez que lo dijo, lo he vuelto a recordar… no dejes de mirar al
cielo, me repito… sonrío al recordarlo… de alguna manera, nunca he dejado de
hacerlo…
A pesar de sus enseñanzas, no puedo disimularlo… tengo que
confesar que he olvidado todas esas constelaciones y nombres de estrellas que
me enseñó mirando hacia arriba durante muchas noches… y que, a pesar de todo,
ahora cuando miro el cielo sólo contemplo la luz sin saber identificar cual es
cual… supongo que porque la memoria es frágil para esas cosas o, quizás, porque
mi propio firmamento ha cambiado… porque de alguna manera, durante su ausencia,
he construido mis propios cielos a los que mirar y por los que guiarme… no sé
dónde está el Norte, ahora mismo no sabría situarlo… y, a pesar de ello, sigo
siguiendo siete estrellas que marcan el camino… ves eso de allí, recuerdo que
me decía, es Venus… ves las estrellas de alrededor, me preguntaba en mitad de
la oscuridad con su gesto habitual de cogerme de la mano, son las Pléyades… un
nombre impronunciable, o eso me parecía a mí… son palomas que se convirtieron
en estrellas por volar demasiado alto, decía con ese tono misterioso con el que
envolvía muchas realidades de la vida que sólo cuando él las contaba se
convertían en auténtica magia…
Es el único nombre que recuerdo y, quizás por eso, a pesar
de su ausencia traté de saber más… más de una historia de la infancia que
resultó ser una de los cuentos mitológicos más bonitos del firmamento… siete
mujeres transformadas en palomas, siete palomas transformadas en estrellas…
sonrío recordándolo… siete entre más de quinientas, descubrí… siete, ese otro
número mágico… uno que, curiosamente y sin premeditación, marca el mismo número
de estrellas que me rodean y me ayudan a ver el camino cuando me pierdo… las
siete estrellas de mi cielo, de uno elegido a medida que ha ido pasando la
vida… un número que, a pesar de tener a veces diferentes caras o distintos
nombres, nunca aumenta… algunas de mis estrellas son antiguas, de esas que
brillan desde hace mucho… que lo hacen con una luz diferente a pesar de que las
demás se apaguen, que lo hacen incluso a miles de kilómetros saltándose las
barreras del espacio para ponerle más luz que ninguna incluso más cercana… algunas
de esas viejas estrellas de mi propio cielo tienen pequeños resplandores a su
alrededor, unos que a pesar de no computar en mi carta astronómica ayudan
también a iluminar…
Otras estrellas son nuevas, adquiridas con pocas hojas de
ese supuesto calendario que -supuestamente también- es lo que da solvencia a la
amistad… aparecidas como enormes puntos de luz con ojos y sonrisas, con
palabras que acarician y gestos que abrazan a pesar de no tocarte… en mi
constelación también hay otras estrellas que a veces brillan menos, escondidas
a millones de kilómetros de esa tierra sobre la que pongo los pies… quizás
porque no todas las estrellas marcan el mismo camino, quizás porque algunas
simplemente se esconden perdidas en sus propias brújulas…
Lo curioso es que más viejas o más nuevas, regalándome más luz
o menos todas forman parte de ese cielo que lleva mi nombre… uno que sólo yo
poseo y sólo yo veo cuando miro sin necesidad de oscuridad… nunca dejes de
mirar al cielo para encontrar el camino, vuelvo a recordar con los ojos
cerrados para poder sentir esa voz que hace mucho que no oigo pero que estoy
segura de que forma parte de mi enorme firmamento… nunca, pienso sonriendo…
Por esos firmamentos que todos tenemos aunque no sepamos
mirarlos… por cada estrella joven pero vieja que lo forma… por cada una de las
luces que, a pesar de no observar como debemos a veces, velan por nosotros…
3 comentarios:
Muy bonito..me ha encantado y emocionado! Efectivamente, nunca dejes de mirar al cielo pq las estrellas siempre estarán contigo :) Si ves una que lleva perlitas recuerda que soy yo, que estaré siempre cerquita tuyo :*
Qué bonito potxoli...Qué bonito...
Es increíble lo bien que escribes y cómo me emociona leer todo lo que sale de esa cabecita, una vez más me has hecho llorar!
:)
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