jueves, 7 de julio de 2011

Siete estrellas



- ¿De qué te sirve poseer las estrellas?
- Me sirve para ser rico
- ¿Y para qué te sirve ser rico?
- Para tener más estrellas
El Principito
A. de Saint-Exupéry




Nunca dejes de mirar al cielo, recuerdo decir con una nitidez absoluta, si alguna vez te pierdes es la única manera de encontrar el camino… hoy, muchos años después, he vuelto a recordar ese gran mandamiento de uno de los hombres de mi vida… de ese abuelo que se fue hace demasiado y que, a pesar de los años, está presente todavía en muchas cosas… él me enseñó a mirar al cielo con el frío del jardín, con las noches húmedas de ese lugar del mundo que es él a pesar de todos los demás… hoy, muchos años después de esa última vez que lo dijo, lo he vuelto a recordar… no dejes de mirar al cielo, me repito… sonrío al recordarlo… de alguna manera, nunca he dejado de hacerlo…

A pesar de sus enseñanzas, no puedo disimularlo… tengo que confesar que he olvidado todas esas constelaciones y nombres de estrellas que me enseñó mirando hacia arriba durante muchas noches… y que, a pesar de todo, ahora cuando miro el cielo sólo contemplo la luz sin saber identificar cual es cual… supongo que porque la memoria es frágil para esas cosas o, quizás, porque mi propio firmamento ha cambiado… porque de alguna manera, durante su ausencia, he construido mis propios cielos a los que mirar y por los que guiarme… no sé dónde está el Norte, ahora mismo no sabría situarlo… y, a pesar de ello, sigo siguiendo siete estrellas que marcan el camino… ves eso de allí, recuerdo que me decía, es Venus… ves las estrellas de alrededor, me preguntaba en mitad de la oscuridad con su gesto habitual de cogerme de la mano, son las Pléyades… un nombre impronunciable, o eso me parecía a mí… son palomas que se convirtieron en estrellas por volar demasiado alto, decía con ese tono misterioso con el que envolvía muchas realidades de la vida que sólo cuando él las contaba se convertían en auténtica magia…

Es el único nombre que recuerdo y, quizás por eso, a pesar de su ausencia traté de saber más… más de una historia de la infancia que resultó ser una de los cuentos mitológicos más bonitos del firmamento… siete mujeres transformadas en palomas, siete palomas transformadas en estrellas… sonrío recordándolo… siete entre más de quinientas, descubrí… siete, ese otro número mágico… uno que, curiosamente y sin premeditación, marca el mismo número de estrellas que me rodean y me ayudan a ver el camino cuando me pierdo… las siete estrellas de mi cielo, de uno elegido a medida que ha ido pasando la vida… un número que, a pesar de tener a veces diferentes caras o distintos nombres, nunca aumenta… algunas de mis estrellas son antiguas, de esas que brillan desde hace mucho… que lo hacen con una luz diferente a pesar de que las demás se apaguen, que lo hacen incluso a miles de kilómetros saltándose las barreras del espacio para ponerle más luz que ninguna incluso más cercana… algunas de esas viejas estrellas de mi propio cielo tienen pequeños resplandores a su alrededor, unos que a pesar de no computar en mi carta astronómica ayudan también a iluminar…

Otras estrellas son nuevas, adquiridas con pocas hojas de ese supuesto calendario que -supuestamente también- es lo que da solvencia a la amistad… aparecidas como enormes puntos de luz con ojos y sonrisas, con palabras que acarician y gestos que abrazan a pesar de no tocarte… en mi constelación también hay otras estrellas que a veces brillan menos, escondidas a millones de kilómetros de esa tierra sobre la que pongo los pies… quizás porque no todas las estrellas marcan el mismo camino, quizás porque algunas simplemente se esconden perdidas en sus propias brújulas…   

Lo curioso es que más viejas o más nuevas, regalándome más luz o menos todas forman parte de ese cielo que lleva mi nombre… uno que sólo yo poseo y sólo yo veo cuando miro sin necesidad de oscuridad… nunca dejes de mirar al cielo para encontrar el camino, vuelvo a recordar con los ojos cerrados para poder sentir esa voz que hace mucho que no oigo pero que estoy segura de que forma parte de mi enorme firmamento… nunca, pienso sonriendo…

Por esos firmamentos que todos tenemos aunque no sepamos mirarlos… por cada estrella joven pero vieja que lo forma… por cada una de las luces que, a pesar de no observar como debemos a veces, velan por nosotros… 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonito..me ha encantado y emocionado! Efectivamente, nunca dejes de mirar al cielo pq las estrellas siempre estarán contigo :) Si ves una que lleva perlitas recuerda que soy yo, que estaré siempre cerquita tuyo :*

Anónimo dijo...

Qué bonito potxoli...Qué bonito...

Anónimo dijo...

Es increíble lo bien que escribes y cómo me emociona leer todo lo que sale de esa cabecita, una vez más me has hecho llorar!
:)