Es curioso, creo que hasta hoy no me había dado cuenta… este
silencio mío, alejada de mi sopa, no es más quizás de un momento vital un tanto
peculiar… ese que hace que escriba teniendo claro que mi musa se ha marchado de
copas y me ha dejado aquí sola… es terriblemente sombrío lo que escribo, le
decía a esa batracia mía por teléfono mientras iba a comprar arena de gato,
mira que no lo releo pero es la sensación que tengo cuando voy por mitad de la
hoja en blanco… este silencio de mis dedos me ha tenido un poco en jaque, lo
reconozco… ya escribirás cuando te lo pida el cuerpo, me decía esa rubia que me
acompaña de manera impenitente en esta vida, mientras tanto no es obligación…
supongo que no de la misma manera que siento que sí lo es… de alguna forma,
estar en esta sopa de manera regular es lo que me permite decir libremente todo
eso que en otro lugar no puedo… contar las cosas que, de otra manera, no sé
contar… es mi espacio, mío por derecho propio… ese que hace que pueda mirar por
la ventana y dejar que se me pierda la cabeza en la oscuridad… escribo con las
piernas sobre la mesa y el teclado apoyado en los muslos… no sé qué le sucede a
mi cuerpo, pero mis extremidades inferiores en este momento se me revelan… ante
quién no quieres doblegarte, me decía esa mujer que convierte un masaje en
paliza… sonreí al oírla decirlo… supongo que la lista, en este momento de mi
vida, sería interminable… pero también supongo que ese dolor de rodillas que
siento en este momento me acompañará por siempre… lo dije una vez de una manera
que hasta a mí me sorprendió por su rotundidad y he optado por asumirlo como
máxima vital… no he nacido para conformarme… quizás mi musa tampoco y por eso ha echado a volar... lleva un parche pirata y sus alas son blancas por si alguien la ve en alguna parte...
Escribo con Golfo dándome con una pata para que le haga
mimos… lo hago en una noche casi veraniega por la temperatura de esta jungla de
cemento… lo hago con una Mahou –cómo no- fresquita y ese humo que me acompaña
así no quiera… es viernes y estoy aquí en un silencio que esta vez es absoluto…
preguntándome dónde andará esa que me susurra al oído ese orden de palabras que
hace que sea, que escriba… que cuente y, sobre todo, que escupa… no ha
contestado a ninguno de mis mails pidiéndole por favor que vuelva conmigo, que
me acompañe en estas noches en las que intento armar ese puzzle vital que no
paro de montar y desmontar así sea con las mismas fichas… sonrío… creo que en
alguna parte de su escapada, ha conocido a un chulazo moreno y se ahorra volver
conmigo… no la juzgo ni la critico… probablemente yo haría lo mismo en su lugar,
digo con mucho cachondeo cuando gasto esta broma cuando me preguntan por qué no
escribo… probablemente, esté mejor que en este barco pirata que anda ahora
mismo más a la deriva que nunca pese a no perder el equilibrio… podría decir
que salió a comprar tabaco, pero ni siquiera me lo comentó antes de cerrar la
puerta… sólo se fue…
Sonrío… creo que vivir permanentemente en esta teoría del
caos que parece propia se está convirtiendo en costumbre… supongo que, de no
ser así, esta vida mía no sería tan peculiar ni tan divertida… no te preocupes
nena, decía por teléfono mientras pagaba en el chino la arena, que cuando ET
pase por delante de la ventana de casa en bici ya le digo que tire para la
tuya… me río, es cierto… aunque a veces se me olvide, he aprendido a burlarme
de mí misma… de mis episodios, circunstancias, momentos y locuras varias que
componen esta sopa que no hace más que biografiar mi propia vida… curioso… soy jodidamente
celosa de mi espacio personal y de mi vida pero, sin embargo, me expongo en
esta enorme marea que es Internet para que puedan sacudirme las olas… sonrío…
otra de mis eternas contradicciones, sin duda… no siento el verano, pero tengo
la cabeza puesta en un Santiago de reencuentros… estoy cansada, pero tengo
ganas de bailar… soy fan fiel de la vida, pero a veces me gustaría pegarle
fuego… doctor qué me pasa, me pregunto a veces descojonándome viva emulando ese
anuncio de Fujitsu que sufrí en carnes propias… supongo que tan sólo son estos
treinta años que siento tan peculiares… está claro que los recordarás como la
época de experimentar, me decía esa opositora impenitente que he puesto en mi
vida… sonrío… no existe mejor etiqueta…
Supongo que precisamente por eso también experimento esta
sequía creativa mía que hace que mis dedos se sientan incapaces de contar y de
decir… experimento algo que me preocupa y a lo que he decidido rendirme como
remedio… volverá cuando toque, me digo a veces cuando me doy cuenta de que ha
pasado un día más sin escribir para mí… he decidido dejar caer las páginas del
calendario para darle cancha a esa musa cabrona… que se desahogue, que se
desfogue… que viva lo que tenga que vivir… que lo sienta y lo saboree como se
saborean las cosas bonitas que pasan en la vida… con intensidad, afilando el
paladar para identificar hasta el último de sus sabores… sintiéndolas por
dentro como pequeños regalos de la vida… quiero que lo viva, que se emborrache
de todo eso… que aprenda también de esos revolcones emocionales que nos dan las
palabras… los amigos que, de golpe, te pegan una bofetada en las meninges… que
aprenda lo que es lidiar con la incógnita, con la duda de no saber sobre dónde
se está poniendo el pie… que disfrute de sentir el suelo moverse debajo, con
esa mezcla entre el miedo y la excitación que despierta el riesgo… quizás
cuando lo haya sentido todo, vuelva… mientras tanto, musas del mundo, no estoy
buscando reemplazo… si algo me caracteriza es la lealtad así que la esperaré…
lo digo convencida… al igual que yo, ella volverá… y cuando lo haga, seguro que
tiene un montón de historias que acariciarme al oído…
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