Bajé al infierno una tarde
de sol para sentirme pequeña… para leer cómo algo grande se convertía en
frívolo, cómo se hacía minúsculo a pesar de no serlo… inspiro, expiro… quizás
mis propios demonios fueron esa mala compañía que me vino a llevar arrastrada de
los pelos hasta ese submundo en el que resiste un calor frío que no identifico
con fuego sino más bien con hielo… me sumergí en esas brasas desconocidas para
no entender, para preguntarme por el valor de un libro de historia que escribo
y que de golpe no supe interpretar… releyendo un sueño que me sacó de la noche
sudando y recordándome que, a pesar de todo, esta vida consiste en elegir un
camino… uno en el que ahora me veo quemando páginas sin entender de pronto su
significado… sin saber bien si entiendo cada línea como los demás, si el
significado de la suma de palabras resuena en mi cabeza como lo hace en las
pupilas de los otros… la noche debilita los corazones, chilla esa canción a la
que le cambiaría la letra por estos días extraños en los que el mundo parece
devorarme de pronto…
Me sometí a ese juicio
conmigo misma y con mis demonios para tratar de buscarle un sentido a cada
quemadura… para pensar en esas sonrisas regaladas que quizás entendí mal, para
pensar en esos silencios programados que no sé romper más que con ruido… me
enjuicié y declaré culpable de sentir, de hacerlo con esa intensidad que en mi
mundo necesita definiciones y nombres a pesar de que se encasquille cada letra
en la punta de la lengua antes de pronunciarlas… convirtiendo en palabras eso
que se siente como si hacerlo supusiera reconocerlo… me declaré culpable de mi
propio pasado, de otros ajenos que aún así sufro como parte de mi presente… del
hecho de pagar una factura que no me corresponde o que, quizás, no llega al
importe que supongo en la suma de una vida… se me culpó de ser y de no serlo,
de dar pasos sobre un terreno minado en el que no sé reconocer dónde estoy a
salvo…
Se
me condenó a coleccionar miradas mudas y días de nubes… a formar parte de esa
extraña normalidad que incluso yo sentía distinta… a suponer en lugar de saber,
a interpretar en lugar de escuchar... a tenerle miedo a las sombras y a las
palabras… a salir de ese infierno al que decidí bajar sin oponer resistencia
con los pies plagados de ampollas de cada paso del camino… sintiendo cómo arde
la piel cuando el sol no calienta como debiera…
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