domingo, 28 de agosto de 2011

Tormentas de verano...

Miro cómo caen las gotas disfrutando de cada una de ellas… agua en mitad del calor, agua cálida en una tarde noche de agosto… el verano comienza a despedirse y, como regalo, deja una de esas tardes que suenan a bendición aunque traigan agua… esa misma que todo lo cala, esa misma que todo lo inunda… sonrío… escucho esa tormenta de verano tumbada en uno de esos paraísos personales que, sin ser míos, en este momento me pertenece… escucho el agua caer, siento la fresca calidez de cada gota que no me toca… lo hago pensando en esa tormenta que, mañana, será una anécdota… en esa que, como el verano, pasará antes de darme cuenta… sonrío… pienso en todos esos amores tormentosos que surgen en verano, en todos esos que vienen a revolvernos como lo hace esta humedad… una que se recibe con los brazos abiertos como paliativo del calor, una que sin querer lo cala todo sin necesidad de tocarnos la piel…


Mientras caen las gotas, hago inventario de todas historias que me rodean… todas esas que, como esta tormenta, llegan de sopetón para mojar hasta el último centímetro de tierra… para calar hasta la raíz más profunda para despertarla del calor… pienso en esas historias que nacen en una tarde para quedarse a vivir en la cabeza… a pesar de las distancias, a pesar de un manojo de horas compartidas… sonrío… un rayo acaba de atravesar el cielo para recordarme, una vez más, que también hay luz en mitad de la oscuridad… quizás por eso sentimos de pronto, quizás por eso buscamos luz en mitad de la noche más tenebrosa… pienso en esas páginas pasadas de otros que, quizás ahora, encuentren cómo escribir juntos… en todos esos desencuentros y destiempos que a veces suceden para recordarnos que lo que pase mañana se puede cambiar… en el fondo, pienso descojonada, voy a resultar ser una romántica… me río de una circunstancia que no va conmigo, de una que ahora de alguna manera me pisa los talones… sí, lo reconozco mientras escucho esta tormenta que tanto me gusta, en el fondo sí creo en estos amores de verano que nacen del pasado para escribirse en presente… quizás porque pienso que el cuento de Romeo y Julieta puede escribirse de otra manera… quizás porque, a pesar de todo, estar vivo es tener la oportunidad de cambiar su propia historia…



Escucho el eco de un trueno mientras pienso en todos esos otros amores que surgen para morir en el intento… para descubrir, una vez más, esos difíciles protocolos que supone el verbo conocer… para encarar la decepción, para sentir la sorpresa… para coleccionar un puñado de sensaciones que nos recuerden que estamos vivos a pesar de las lápidas que arrastramos con nosotros… sonrío… fantasmas, pienso… fantasmas, aseguro pensando en esos que de vez en cuando vienen a tirarnos a todos de los pelos…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Romeo y Julieta..... Jeje espero que algún día escribas el final y no sea como el que en su día escribió Williams...

Un saludo Fa...