sábado, 20 de abril de 2013

Entre pinceles y paciencias...




"Una casa es un lugar donde uno es esperado"
Antonio Gala


Brochazo de barniz, uno más... no sé cuántos llevo, pero esa mesita comprada de segunda mano a una madre finlandesa y sonriente que decidió emigrar a Suecia comienza a cobrar vida... miro la madera, su tono... ese que tanto me ha costado conseguir...  pretende darle vida a una casa regalada que vale más incluso que su propio precio... repaso el barniz en el borde, pensando en esa frase que tanto entono y que tengo por mantra... las cosas se hacen bien o no se hacen, me repito mientras miro la mesita como si la estuviera diseccionando... sintiendo la necesidad de que quede bien, de que quede como imagino... echándole un pulso a esas pocas cosas de mi vida que sí está en mi mano hacer mejores... las que responden a empeño, pasión e ilusión a pesar de todo lo demás... cambio de pincel, buscando en mi improvisada caja de bricolaje unos pinceles verdes que recuerdo haber comprado como un sacrificio... los mismos que me han ayudado a pintar tantas cosas en mi vida y que, a pesar de los años, han demostrado que valían  su precio... repaso el cajón irregular que completa la mesita... sonrío... me veo reflejada en el cristal, me he manchado la cara del verde de unos tiradores para una cómoda maldita... cajones, pienso... esos en los que es posible guardar malos sueños, amigos perdidos, oscuridades y hasta frases que duelen solo con leerlas... pero también muchas cosas buenas que, a veces, aún intentando compartirlas son solo de uno...

Me siento en ese sofá que llegó un día de lluvia y libertad con tanto deseo como sonrisas... tengo que esperar a que seque la mesa de centro para poder terminarla... pienso mientras sonrío ese término que tanto radiografío estos días... paciencia... esa tan necesaria en esta vida para vivir, esa que a veces juega la mala pasada de tender hacia infinito o hacia ninguna parte... decido seguir pintando las sillas que decidí que fueran verdes, que hicieran de la cocina un sitio divertido... extiendo ese "verde Galicia" como dice llamarse en la tapa, lo hago pensando en cuánto ha cambiado esa cocina que fue mi casa en la infancia... en la ilusión de esta nueva que, sin ser la misma, pretende guardar otros tantos buenos recuerdos... sonrío... una casa, pienso mientras extiendo la pintura... esa a la que me cuesta llamar mi casa aunque hacerlo me haga sonreír... la misma que me hace comentar con mi madre de decoración, con Asun y Patricia de manualidades... la que me hace ver a mi padre esperanzado... la que comento con mi hermana buscando que a ella también le guste... la que hace de Adolfo un auténtico caza muebles de casi cualquier parte y un auténtico consejero... la que ilusiona a mis padres casi tanto como a mí... la que ha hecho que me convierta en una auténtica maruja...

Miro esa cómoda que le ha ganado la batalla a un radiador... la misma que me está ganando también a mí la partida porque me siento incapaz de pintarla... de lograr rascarle lo que fue su otra vida, su pasado... ese que, por más que pase la lija, sigue estando como si fuera una losa... la mira de reojo mientras repaso los cajones que primero le quité para pintar... sonrío, con ellos he logrado mi objetivo de darles una vida nueva... diferente a la anterior... los miro satisfecha, respiro hondo acariciando su superficie con el barniz ya seco... me miro las uñas, no queda rastro de esmalte en ellas... sonrío... quedan manos, pienso, queda menos para que sea una casa...  

Foto | facimadevilla

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