
En ese estado de absoluto autismo con respecto al mundo que me rodeaba, alguien entró en el bar... algo usual a esas horas de la mañana... se sentó, también usual... yo seguía escribiendo sin apenas mirar a mi alrededor... todo lo que necesitaba y buscaba se encontraba en esa página de papel... y entonces noté un dedo sobre mi brazo... como cuando uno llama al timbre... y al girarme, allí estaba un chico mirándome y hablándome... mientras en mis oídos sonaba Falete... me resultó cómica la situación... él hablaba y yo oía música... cuando me quité los cascos, me sorprendió que lo primero que me preguntó fue si estaba escribiendo un libro... le sonreí, ojalá fue mi respuesta... es una especie de diario?, preguntó él... y le dije que más bien, era una especie de terapia... impuesta por otra persona y autoimpuesta por mí misma... y comenzó a preguntarme sobre qué escribía... llegados a ese punto, creí conveniente terminar la conversación con un "es personal"... su cara cambió, yo volví a ponerme un casco en una de mis orejas... y él volvió a hablarme... "te veo cada mañana... siempre igual... con un café, fumándote un cigarro y escribiendo... perdona que te haya preguntado sobre qué pero, la verdad, tenía curiosidad"... le pedí disculpas por mi brusquedad al responderle... y acto seguido pagó su café...
Cuando estaba a punto de salir del bar, se giró... "¿Te puedo preguntar algo más?"... ni siquiera contesté... "¿Cómo te llamas? y espero que no te moleste mi pregunta... pero yo también suelo escribir... y últimamente escribo a veces sobre una chica a la que llamo la escritora ... si pudiera ponerle un nombre, sería mucho mejor"... y algo me hizo pensar... ¿cuánto tiempo llevo sin escuchar a alguien preguntarme cómo me llamo? muchísimo, demasiado... hasta a mí misma me resultó extraño oír cómo mis labios decían "Fátima"... pero lo dije... y me sonó tan, tan raro... como si hiciera siglos que nadie mencionaba mi nombre... o quizás porque hace siglos que yo no me paro a pensar en él... sonrió... se quedó parado y me dijo... "encantado Fátima, yo soy Carlos... y no te voy a hacer ninguna pregunta impertinente más... pero a partir de ahora, cuando escriba sobre ti, al menos ya tendrás un nombre"...
Y se fue... y yo me quedé pensando en Fátima... seis letras... un nombre... hacía tanto tiempo que nadie me lo preguntaba... y se me hizo tan raro oirlo salir de mi boca...
4 comentarios:
Señora Pez... si hay una cosa que la lectura de este blog me ha dejado es que me paso el día diciendo mi nombre a la gente y me pregunto a cuantas de estas personas realmente le interesa....
Pero aunque hace tiempo que no hablamos ten por seguro que tu nombre si me interesa... Sra Pez
Capitán!!
Qué pasa contigo! cuánto tiempo sin saber de vos... reconozco que ando bastante desconectadilla y fuera de los madriles... en cualquier caso, el retorno está próximo... hay que volver a la vida real! ;-)
Eres una caja de sorpresas, no sabía que leyeras mi blog... en cualquier caso, me alegra saber que además de desahogarme esto sirve para que los demás se planteen cosas... supongo que para los plumillas eso es lo importante...
Cómo están tus chicas? Nos vemos pronto no?
Fatima, comparto contigo la misma cara de sorpresa cuando preguntan el nombre...parece como que ha pasado a segundo lugar esta pregunta. Con lo importante que es y con todo lo que significa.
un beso
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