martes, 22 de julio de 2008

La caja

Encima de una mesa, es únicamente un objeto absolutamente inofensivo... me ha costado una mañana encontrar un nuevo envoltorio para estas últimas cosas... la anterior se rompió de camino a la empresa de mensajería... lo interpreté como una señal... "no la envíes, quizás no sea el momento"... y volvimos, todas las cosas y yo, como pudimos a casa... sin embargo, el tiempo ha pasado... y ninguna señal me ha dicho que la mantenga conmigo... quizás por eso, hoy comienza la huída hacia el frente... la escapada... y esa caja inofensiva se ha convertido en un dolor de cabeza... en algo que simplemente ya me sobra...

Un abrigo que llevé a arreglar para ti, un parchís, unas llaves... un champú que, más que eso, implica algo mucho más importante... algunas cosas más... y sobre todo: un regalo de cumpleaños comprado con la anterioridad que te da creer en algo y en alguien... bendita creencia... metida en una caja queda... una singular manera de decir adiós... un adiós que ya necesito decir y hacer... la vida es así de curiosa a veces...

Y la miro, quieta... sobre esa mesa... como si no contuviera las últimas cosas... las últimas cosas de un hombre en el que un día creí... esas que un día formaban parte de una vida en común y que, hoy por hoy, me estorba siquiera mirar... es curioso que algo tan simple como un juego de llaves despierte en mí una rabia tan grande... tanto, tanto que creo que cuando entregue en MRW este paquete podré respirar un poco más tranquila...
El resto de las cosas que se han quedado aquí podrán morir sólas... el silencio las aplastará... es el ruido más insoportable de cuántos existen... y acabará con ellas... para cuando vuelva a abrir esa puerta...

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