sábado, 22 de enero de 2011

Tablero de damas

Sentada en un lugar privilegiado y casi ajeno al mundo, observo… sólo miro como lo hace un búho, con los ojos muy abiertos… mirando desde lejos ese extraño submundo que supone un juego peculiar… el que sucede dentro de cuatro paredes que, para algunos, es la prolongación de su casa… quizás ellos no lo sepan, pero son marionetas de un peculiar tablero sobre el que todo sucede… movimientos estudiados a pesar de que cada paso parezca ser fortuito… miro desde esa perspectiva absoluta que te dan dos Voll Dams bien frías… dos servidas en una mesa en la que me siento sola y desde la que miro una noche que sucede a mi alrededor como si se tratara de una película… el dulce de leche, sisea un francófono en castellano… sonrío…

Las primeras fichas comienzan a moverse… se acercan a la barra, miran alrededor… van vestidas dentro de pantalones ajustados, de camisetas algo escotadas… observan a su alrededor como yo lo hago… me doy cuenta rápido, son putas buscando clientes… piden una infusión, charlan tranquilamente… una ficha roja cambia su posición, un hombre las mira al entrar… primero con reservas, después con algo más de descaro… manteniendo una distancia que sólo rompe cuando las mira, con esa curiosidad que está a caballo entre el deseo y la duda… una pareja se toma una cerveza en la esquina de la barra… se sonríen coquetos, a veces se besan… sonrío… suspiro… pecaré de pueril pero a veces todavía sonrío cuando veo besarse a una pareja… suena Michael Jackson, las fichas no cambian apenas su posición… como si el siguiente movimiento diera respeto, como si temiéramos pisar esa casilla… de pronto, me da la sensación de que hay menos luz… un hombre con un parche en un ojo habla sólo mientras bebe cerveza tras cerveza… él sólo se ríe, el sólo se contesta… observo alucinada que se lo está pasando bien, realmente muy bien… y me llama la atención pensar que lo está haciendo con la solo compañía de sí mismo… sonrío…

La noche se pone más canalla con cada ficha movida… por primera vez, soy yo la ficha que se mueve… hueles bien, me dice un crío que se pone al lado de mí en la barra… en lo que a mí me ponían un cubata, ya estaba invitándome a ir a otro bar con él… sonrío… descubrí en ese momento que prefería volver a mi mesa lo antes posible a seguir observando ese juego en blanco y negro en el que, de golpe, había participado… una mujer entra para sentarse en la barra al lado de un hombre de mirada a veces perdida, a veces nerviosa… enseña mucho escote, disimula el aburrimiento… sonríe cuando tiene que hacerlo… sonrío… está entrenada, pienso para mí con cierto sarcasmo… un cubano que no para de sonreír entra con un chino como acompañante… se sientan en la barra… el cubano quiere cerveza, el chino café… mientras el latino no para de charlar con todo lo que le rodea, el oriental sólo se dedica a mandar mensajes con el móvil… absorto en él, ajeno a lo de alrededor… los miro con curiosidad… vienen juntos pero cada uno está en su mundo… a veces el cubano le habla con ese acento tan suyo, el chino le contesta en su peculiar español… los dos se ríen, el chino sigue mandando mensajes… el cubano hablando con todo el mundo… ellos se entienden, descubro anonadada, extraña pareja… un hombre alto y nervioso se sienta al lado del cubano… una ficha más se mueve sobre el tablero…

Para cuando REM me invade con ese “Losing my religion” que tanto me gusta, comienzo a notar sueño… es madrugada, un grupo de amigos comparte reencuentro delante de unas copas… la partida llega a su fin, quedan pocas fichas sobre el tablero… las que permanecen, están ancladas a la barra como punto de apoyo… contando penas, riendo sin parar…  extraño mundo este de la noche, pienso para mí… todo empieza parecido, todo termina igual… con las fichas fuera del tablero… las de un color a un lado, las del otro al opuesto… dispuestas a volver a jugar, a repetir las estrategias… los movimientos… sonrío…

Quizás crea que me escapo del juego… pero, probablemente incluso observando desde lejos, también soy una ficha más… una que se mueve por un tablero generando un cambio de casilla, provocando otro de las fichas contrarias… sonrío… la luz se apaga, se hace el silencio… fin de la partida…
 
Ahí va ese regalito que, al menos, a mí me lo parece...


1 comentario:

Anónimo dijo...

Como me gusta la nueva sopa...huele a fresco, está iluminada y con tropezones que parecen más bien dulces en vez de botones, a pesar de ser muy MAFALDA con la sopa...la tuya me la tomo feliz de la vida. Sigue escribiendo que te seguiremos leyendo.