Sentada en un
lugar privilegiado y casi ajeno al mundo, observo… sólo miro como lo hace un
búho, con los ojos muy abiertos… mirando desde lejos ese extraño submundo que
supone un juego peculiar… el que sucede dentro de cuatro paredes que, para
algunos, es la prolongación de su casa… quizás ellos no lo sepan, pero son
marionetas de un peculiar tablero sobre el que todo sucede… movimientos
estudiados a pesar de que cada paso parezca ser fortuito… miro desde esa
perspectiva absoluta que te dan dos Voll Dams bien frías… dos servidas en una
mesa en la que me siento sola y desde la que miro una noche que sucede a mi
alrededor como si se tratara de una película… el dulce de leche, sisea un
francófono en castellano… sonrío…
Las primeras
fichas comienzan a moverse… se acercan a la barra, miran alrededor… van
vestidas dentro de pantalones ajustados, de camisetas algo escotadas… observan
a su alrededor como yo lo hago… me doy cuenta rápido, son putas buscando
clientes… piden una infusión, charlan tranquilamente… una ficha roja cambia su
posición, un hombre las mira al entrar… primero con reservas, después con algo
más de descaro… manteniendo una distancia que sólo rompe cuando las mira, con
esa curiosidad que está a caballo entre el deseo y la duda… una pareja se toma
una cerveza en la esquina de la barra… se sonríen coquetos, a veces se besan…
sonrío… suspiro… pecaré de pueril pero a veces todavía sonrío cuando veo
besarse a una pareja… suena Michael Jackson, las fichas no cambian apenas su
posición… como si el siguiente movimiento diera respeto, como si temiéramos
pisar esa casilla… de pronto, me da la sensación de que hay menos luz… un
hombre con un parche en un ojo habla sólo mientras bebe cerveza tras cerveza…
él sólo se ríe, el sólo se contesta… observo alucinada que se lo está pasando
bien, realmente muy bien… y me llama la atención pensar que lo está haciendo
con la solo compañía de sí mismo… sonrío…
La noche se pone
más canalla con cada ficha movida… por primera vez, soy yo la ficha que se mueve…
hueles bien, me dice un crío que se pone al lado de mí en la barra… en lo que a
mí me ponían un cubata, ya estaba invitándome a ir a otro bar con él… sonrío…
descubrí en ese momento que prefería volver a mi mesa lo antes posible a seguir
observando ese juego en blanco y negro en el que, de golpe, había participado…
una mujer entra para sentarse en la barra al lado de un hombre de mirada a
veces perdida, a veces nerviosa… enseña mucho escote, disimula el aburrimiento…
sonríe cuando tiene que hacerlo… sonrío… está entrenada, pienso para mí con
cierto sarcasmo… un cubano que no para de sonreír entra con un chino como
acompañante… se sientan en la barra… el cubano quiere cerveza, el chino café…
mientras el latino no para de charlar con todo lo que le rodea, el oriental
sólo se dedica a mandar mensajes con el móvil… absorto en él, ajeno a lo de
alrededor… los miro con curiosidad… vienen juntos pero cada uno está en su
mundo… a veces el cubano le habla con ese acento tan suyo, el chino le contesta
en su peculiar español… los dos se ríen, el chino sigue mandando mensajes… el
cubano hablando con todo el mundo… ellos se entienden, descubro anonadada,
extraña pareja… un hombre alto y nervioso se sienta al lado del cubano… una
ficha más se mueve sobre el tablero…
Para cuando REM
me invade con ese “Losing my religion” que tanto me gusta, comienzo a notar
sueño… es madrugada, un grupo de amigos comparte reencuentro delante de unas
copas… la partida llega a su fin, quedan pocas fichas sobre el tablero… las que
permanecen, están ancladas a la barra como punto de apoyo… contando penas,
riendo sin parar… extraño mundo
este de la noche, pienso para mí… todo empieza parecido, todo termina igual…
con las fichas fuera del tablero… las de un color a un lado, las del otro al
opuesto… dispuestas a volver a jugar, a repetir las estrategias… los
movimientos… sonrío…
Quizás crea que
me escapo del juego… pero, probablemente incluso observando desde lejos,
también soy una ficha más… una que se mueve por un tablero generando un cambio de
casilla, provocando otro de las fichas contrarias… sonrío… la luz se apaga, se
hace el silencio… fin de la partida…
Ahí va ese regalito que, al menos, a mí me lo parece...
1 comentario:
Como me gusta la nueva sopa...huele a fresco, está iluminada y con tropezones que parecen más bien dulces en vez de botones, a pesar de ser muy MAFALDA con la sopa...la tuya me la tomo feliz de la vida. Sigue escribiendo que te seguiremos leyendo.
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