He apagado los teléfonos, silenciado el ordenador… respiro
esta extraña calma tensa que se mastica en el barco pirata… una que sé
reconocer y que es previa a que estalle la tormenta… me anestesio de una de las
pocas maneras que sé mientras contemplo el filo del bisturí… es una hoja
afilada, reluce… soy consciente de que, una vez que comience, no podré parar de
cortar… me preparo para el momento en este silencio que sólo rompe la música
tumbada sobre mi propia mesa de operaciones… blindada del mundo, de ese que
queda demasiado pegado a la piel a pesar de ponerle límites… piel, pienso, sólo
es lo que cubre lo que somos… lo que lo disfraza, lo que le da forma… una fina
capa que encierra demasiadas cosas vivas que, incluso, a veces matan… bisturí,
me digo a mí misma clavándomelo en el alma… aprieto las muelas para no gritar…
el primer paso está dado, la sangre sale… respiro hondo, ya no hay marcha
atrás…
Repaso cada página del libro, frase a frase… tratando de no
errar en las instrucciones, tratando de saber si son una pista falsa o el
siguiente paso… la incisión que parte a la mitad lo que soy es correcta, me
comporto como espectadora… observando cómo late todo, cómo se mueve hasta el
último pedazo de lo que es… cierro los ojos para escucharlo… para tratar de interpretar
ese extraño lenguaje que tiene el cuerpo, ese que sólo lleva lo que somos en
realidad… siento el tacto pringoso de mis propias vísceras… empapadas en
recuerdos, en presentes… en preguntas sin respuesta, en por qués que abandoné
por el camino… en, quizás, demasiadas heridas que curaron pero que me dejaron
una cicatriz… una que, al acariciarla, no duele pero sí siento… supongo que no
aprendo del todo a vivir, pienso mirándola a veces… pinzas, me digo a mí misma
tratando de arrancar los fantasmas pegados a ella… esos que me quitan espacio
de vida… los mismos que hacen que, a veces, la seguridad juegue conmigo al
escondite…
Respiro hondo, notando cómo se me llenan los pulmones…
viéndolos hincharse y deshincharse, sintiendo una sensación pasajera de tener
más espacio… a veces no quepo dentro de mí misma, lo siento así… tal vez por
eso necesito diseccionarme, poner todo lo que soy sobre el frío de la camilla
para volver a metérmelo dentro… sin prisa, mirando cada órgano vital…
notándolos vivos a pesar del noqueo temporal de la Reina de las Nieves, una que
a veces es real y otras sólo una visión… le pongo tiritas a ese corazón que a
veces se me descose… noto que a veces late fuerte, otras me regala la angustia
de espaciar sus latidos… lo dejo en su lugar con sumo cuidado pendido de las
venas y de las velas que me lo sujetan… quitándole los pellizcos, cosiéndole
las esquinas… esas que yo sola afilo, esas que a veces me afila el mundo…
limpio órgano a órgano antes de colocarlo, antes de dejarlo con menos peso en
el mismo lugar que estaba… empiezo a coserme de nuevo para volver a encerrar
todo lo que soy dentro de mí dejando huecos vacíos… pequeñas dosis de soledad
dentro que, quizás, necesito… para volver a coser sin tropezar con la piel, esa
que sólo envuelve lo que somos pero que es responsable de hacernos sentir…
Un último punto para acabar una costura invisible que a
veces se rasga… que, a veces, necesita volver a abrirse como lo hizo la caja de
Pandora… para masticar pasados, para degustar presentes… para sacar lo que
estorba, para colocar lo que sí importa…
2 comentarios:
el pasado está más que masticado, somos de las que miramos atrás erróneamente y sabiamente también, que coño, para no repetir errores...degusta el presente y paladea y saliva el futuro...un beso...pasaba por aqui....
Pues encantada de que pases por aquí... siempre eres bienvenida, ya lo sabes...
Mirar hacia atrás es necesario a veces para saber caminar hacia delante... ;)
Publicar un comentario