miércoles, 7 de diciembre de 2011

Putas y periodistas, periodistas y putas...


Me llegó por privado en ese mundo azul que no existe… no sé por qué me da, me decía ese buen amigo que compartió conmigo una República Independiente gobernada por ambos, pero creo que secundarás este post… sonreí al leerlo pensando en cuántas veces había comentado esa misma asociación de palabras… putas y periodistas, periodistas y putas… todavía recuerdo la cara de horror de mi padre la primera vez que se lo dije… somos putas papá, le decía muy convencida, hacemos lo que nos pide un cliente… hay que chuparla así sea en sentido figurado para poder trabajar, he dicho muchas veces, y hasta dejarse pagar mal poder firmar en alguna parte… hoy, años más tarde, esta asociación resulta haberse convertido en una auténtica alianza que le ha dado la vuelta a Internet y a ese otro mundo imaginario a golpe de piada de pájaro… con la etiqueta de “gratisnotrabajo”, España entera y sus informativos le han dado eco a ese extraño matrimonio… putas y periodistas, periodistas y putas… el mismo gremio a pesar de las diferencias… el mismo servilismo a un sistema, a un capital… a tener nuestro hueco de papel como una puta se trabajó su pedazo de calle… a defender eso que sabemos como ellas defienden a sus clientes… rindiéndonos, ellas y nosotros, a lo que nos piden… a aquello que desea el que paga, a aquello que dicta quién nos da de malcomer y al que todavía tenemos que estarle agradecidos por habernos elegido… llevamos más ropa, pasamos incluso menos frío… pero como putas que somos, empezamos la noche sonriendo para volver a casa más solos de lo que salimos…

Lo más curioso es que esa simbiosis que de golpe ha sacudido la red –hasta el punto de encontrar un eco en los informativos- hace alusión a una frase de Cela… como las putas, decía esa ilustre pluma desaparecida que no tenía pelos en la lengua, podemos joder a capricho pero nunca bajamos los precios… me río tan sólo de pensarlo… de pensar que esa gran frase de Cela no se corresponde ni con las putas ni con los periodistas… nos quitarnos cada vez más ropa, enseñamos piel a cambio de cada vez menos… sólo por el hecho de poder trabajar, de poder firmar… de poder aparecer con ese nombre de cada uno que, al final, es lo que nos da de comer… lo que tú haces lo puede hacer cualquiera, he escuchado decir muchas veces cuando trato de defender que esta profesión más allá de ser un oficio conlleva un gran acto de responsabilidad… no todas la chupan igual, digo cuando ya me molestan comparando eso que hacemos quiénes creemos en el Periodismo con mayúscula con personajes como Belén Esteban… quizás el mayor grado de prostitución de este oficio sea precisamente encender la tele… ver cómo las cadenas se han convertido en burdeles de las palabras sin necesidad de que el alto standing se les cuelgue precisamente como etiqueta… asisto avergonzada muchas veces desde el sofá de mi casa a eso que hemos creado, a ese monstruo que es hacer un zapping y descubrir que eso es lo que consumimos… lo que demandamos… venden los polvos ajenos, los chillidos en un plató… las faltas de respeto… no sé quién fue antes, si la gallina o el huevo… si esa programación existe porque la demandamos o bien ha llegado un punto de tal aleccionamiento que no entendemos la caja más tonta que nunca de otra manera…

Periodistas y putas, sonrío pensándolo, putas y periodistas… supongo que, a pesar de ese revuelo que se ha formado de golpe gracias a una etiqueta de twitter, seguiremos comparándonos y sufriendo esa falta de respeto constante que suponen muchas cosas del día a día en nuestra profesión… esas convocatorias a una rueda de prensa en las que no están admitidas las preguntas, esas salidas de tono de personajes como Bebe que se permite el lujo de decir un “que os follen bien” al terminar su intervención… esas 800 palabras pagadas al mismo precio que un giro de muñeca para hacer un café en cualquier bar de este país… ese robo de artículos por descuido o imposición del que tienes por encima en la cadena de mando… ese quitarle brillo a una profesión que, ya de por sí, está llena de sombras…

Me voy a menear mi bolso a la misma esquina, a seguir haciendo la calle… a seguir buscando clientes, a seguir esperando ese que me saque de la acera… lo haré sin vender mi alma, sin quitarle glamour a una cuidada desnudez… defendiendo una profesión a pesar de esos que se llaman a veces profesionales… y sabiendo que, como ellas, nos merecemos dignidad…

No hay comentarios: