martes, 30 de marzo de 2010

Despidiendo al sol...

Cuando he visto por la ventana esa tarde de sol tan radiante, no se me ha ocurrido nada mejor que hacer… tenía que aprovecharla para hacer eso que, desde hace meses, el invierno no me deja… el mismo sitio, la misma foto mental… la misma después de muchos años y de muchas veces… tan sólo cambia la luz, la época del año… la presencia o no de la nieve, el cielo con nubes o sin ellas… sonreía pensándolo en casa mientras preparaba todos los bártulos… traté de recordar cuándo fue la última vez que subí a este lugar desde el que escribo ahora mismo… no lo sé, no puedo tirar de página de mi propio calendario… comprobé que llevaba en el maletero del coche esa manta que va siempre conmigo… esa que es el espacio sobre el que tantas veces me he reunido sóla o en petit comité, esa que invita a tener conversaciones que son como tesoros…  qué contenta estás, me ha dicho Tin cuando me he sentado a su lado en la barra… sonreía para mí sabiendo que no puedo explicarle que estoy ilusionadísima sólo porque hace una tarde de primavera que quiero aprovechar a mi manera… por un momento, me ha parecido pueril… estoy enferma de pequeñas ilusiones, pensaba mientras rompía por una esquina el sobre de azúcar, no todo el mundo tiene por qué entenderlo…

Después de un café y un cigarro, he dejado el euro sobre la mesa diciendo que en un rato estaba de vuelta… voy a dar un paseo, le he dicho a Álvaro cuando me lo he encontrado en la calle… vas a conducir, me ha dicho cuando le he contestado a su pregunta de a dónde iba… he sonreído… sabe que me encanta conducir por aquí y creo que es algo a lo que no le encuentra sentido alguno… rarezas urbanas supongo que pensará… dejaba atrás Acevedo viendo como lloviznaba de vez en cuando… otra primavera, me dije a mí misma suspirando, ya puedo olerla… dejé atrás ese lado de esta pequeña tierra prometida para bajar al pantano… a esa inmensa masa de agua que me despierta un sentimiento terriblemente contradictorio… le tengo la rabia de saber lo que significó en su día y el increíble cariño de estos ojos que se quedan mirándolo como lelos… cuando llegué al cruce de Torteros, hice lo que siempre hago… girar la cabeza hacia la izquierda para ver hasta dónde había subido el agua… para comprobar si se veía o no esa carretera fantasma que, cuando el pantano no tiene mucho nivel, acaba en el agua… recorrí las curvas que me sé de memoria pensando en que volvía al mismo lugar… a ese nido que considero mío y que me permite ver una de las puestas de sol más bonitas que recuerdo… sonrío… sé que esto es uno de esos pequeños privilegios que me ha regalado la vida, uno de esos que vienen en el pack de lo que eres y de dónde procedes… respiré cuando llegué a esa curva que reconozco sin dudar… llegué, pensé para mí, comienza el show…

El show es un ratito para mí misma en este sitio al que sin entender por qué siempre regreso… sonrío… al lugar donde has sido feliz nunca has de tratar de volver, dice una canción con letra de Sabina que canta Ana Belén… colocando la misma manta de siempre en el mismo lugar, pensé en esa frase… me senté mirando al tendido, viendo cómo corrían las nubes y el cielo se oscurecía por zonas… encendiéndome un cigarro mientras, desde el coche, Bebe escupía esas frases de mi nueva vida de gata… me senté para no pensar en nada y hacerlo en todo a la vez… para ver el estado de domesticación de esa jaula de grillos que tengo por mente… en todas esas cosas que habitan en ese mundo interior mío que a veces me resulta un auténtico universo… fumaba recordando tardes de sol en este mismo lugar… sonrisas, secretos… lágrimas, besos… verdades, muchas verdades, al son de los coches que pasan a la espalda… qué hacías tú sentada en el prao yendo hacia Riaño, me han preguntado muchas veces… me río… para mucha gente, es una auténtica provocación que alguien pueda estar simplemente sentada mirando al tendido… en ocasiones no contesto, otras cuando tengo ganas de jugar contesto que subo a despedirme del sol… me río… esta pequeña alma de gata tiene curiosidad por observar las reacciones de la gente… pequeños experimentos vitales, me digo mientras empiezo a notar la lluvia…

Escribo metida dentro del coche mientras oigo las gotas golpear contra la carrocería… mientras veo a lo lejos el sol al otro lado del valle… sentada de lado a lado de los asientos de delante, con la ventanilla como marco del paisaje… oyendo música… dándole cancha a este horrible vicio de escribir incluso cosas que, quizás, no le interesen a nadie… que no sean geniales ni profundas ni divertidas… sólo momentitos de mi vida que provocan en estos dedos un vómito de letras… la necesidad de escribir aún no teniendo nada que contar…

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