lunes, 11 de abril de 2011

BCN


A veces, cosas tan simples como un mail te abren la caja de los recuerdos para hacer un viaje en distancia y a través de ella sin moverte del sofá… hoy, cosas del e-mail, he vuelto a recordar un primer viaje con la remitente de la carta que tanto me ha hecho pensar a una ciudad en la que siempre me siento a gusto… me acordé de ti en muchos de los escenarios de esa ciudad que siempre me recordará que la descubrí por primera vez contigo, me decía en sus líneas mi prima… sonreí al leerlo… pensando en esa sensación tan increíble y tan etérea de conocer algo por primera vez… una que, a pesar de durar sólo una ocasión en la vida, siempre se recuerda de una manera especial… con una mirada distinta, con una historia detrás como guión del pasado…

Leyendo ese viaje suyo en kilómetros y en alma recordé esa primera vez con ella… un avión, una singular historia detrás… nervios, dudas… miedo… adrenalina… recordé una noche y un día, un momento de gata mirando un amanecer mientras me preguntaba demasiadas cosas… una mirada de gato en la penumbra, ruido en mitad de la oscuridad en una calle del Gótico de cuyo nombre no me acuerdo pero que sólo podría llamar Libertad… mi prima y yo descubrimos una Barcelona distinta incluso a la que yo había vivido antes… una ciudad que, religiosamente hasta entonces, había pisado al menos una vez al año y que esa vez pisaba como si fuera territorio virgen… vivimos una aventura, cada una de nosotras… la de conocernos un poco más, la de vivir un poco más… curiosa cadena de la vida… yo conocí Barcelona en mi adolescencia de la mano de otra prima… de una que es habitante de esa ciudad en la que tengo tan buenos recuerdos, una con la que compartí una noche de Music Hall en uno de mis primeros viajes de trabajo allí justo antes de que Madrid saltara por los aires…

Ella descubrió Barcelona conmigo y yo conocí una Barcelona distinta con ella… una que, a pesar de ser siempre distinta desde entonces, sigue siendo la misma… una ciudad no es nada sin sus habitantes, he contestado a ese feliz sosiego que he leído en sus líneas a su vuelta… volví con la mente a esa ciudad para hacerlo de la mano de esa amiga mía del otro lado del mar que ahora es un habitante más… para compartir un día con una familia prestada que me hicieron sentir mía… para sentir el calor del verano, para recalar después de un salto de gata que me había empujado hasta el mar… hasta ese mismo mar al que fui a parar cuando daba el paso de mis 29 a mis 30 años… ese que di sintiendo calor a mi lado y en la distancia… una Barcelona diferente que recuerdo entre amigos, recuerdos y una sonrisa cuando estaba a punto de meterme en la cama…

Quizás Barcelona mute, quizás para mí cada vez que voy sea distinta… un capítulo nuevo que escribir en el que, a pesar de todo, los actores son casi siempre los mismos… capítulos que siempre se resumen en ese feliz sosiego que leí entre líneas, en ese mismo que siento yo cuando emprendo el camino de regreso… 

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