martes, 15 de noviembre de 2011

Pedir y dar...

Me pidieron franqueza... la regalé porque me sobra, porque creo en la honestidad de decir las cosas que uno piensa cuando se le consulta por ellas...
Me pidieron opinión... la di, como hago siempre, con esa prudencia de no contarla entera... con la carta blanca de hacerlo bajo petición...
Me pidieron ayuda... la derramé hasta dónde pude, hasta dónde ya no me llegaban los brazos para abarcar más... preocupada incluso por encima de mí, preocupada incluso cuando el "tu" no está entre las preocupaciones de otro...
Me pidieron respeto... lo di como sólo se da de verdad, haciéndolo partícipe a quien lo solicita sin hacerlo... sin necesidad de tener que hacerlo... sólo porque entiendo que es la manera de hacer...
Me pidieron silencio... accedí a él a pesar de necesitar oír palabras, a pesar de sentir ese extraño hormigueo en el estómago que me producen los nervios...
Me pidieron lealtad... una para sentir más fuerza, una para sentir menos miedo... una que ayudara incluso a tapar esos agujeros oscuros que existen en la biografía de todos...
Me pidieron entender... a pesar de no hacerlo, a pesar de no compartir decisiones que no me competen... unas que pertenecen a otra vida, unas que nunca he puesto en tela de juicio...


Y, de pronto, me dieron la espalda...
me cubrieron con reproches a mi franqueza...
me acusaron de esas opiniones que di sólo porque creo que la felicidad no es una angustia constante...
tiraron mi ayuda a la basura, como el que se desprende de algo usado... de algo que ya no sirve...
cuestionaron mi respeto... uno que tuve que abanderar durante muchas charlas como si creyera firmemente en él... a pesar de tener poca fe, a pesar de no compartirlo...
me bañaron en silencio... en uno cobarde escondido detrás de una pantalla, en uno sesgado por una realidad elegida que sólo callada podía ser compartida...
pisotearon mi lealtad... esa que sentía como algo natural y que, ahora, me parece un regalo demasiado grande en unas manos que ya no conozco...
y lograron que no entendiera nada... que, por segunda o tercera vez en mi vida, fuera incapaz de encontrarle un argumento lógico a una situación que se me escapa de la mente... de esa que siempre intenta entender, de esa que siempre busca un equilibrio entre la duda y la razón...


Me pidieron... para dejarme en mitad de un camino con una gran dosis de decepción y una mayor de pena...
Pedí... saber, apaciguar... calmar ese interrogante en el que se me hace difícil vivir...


Di... para creer en esta noche que, quizás, tenía que haber guardado algo para mí...
Y me dieron... palabras huecas, apenas unas líneas desconocidas en las que sólo supe reconocer algo...


Aunque no queramos, no todo es pedir...
Y, aunque no sepamos, a veces hay que saber dejar de dar...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Ay nena! ojalá no tuvieras que arrepentirte de haber dado. Tú eres así. Hay que saber cerrar la puerta para que el que se queda fuera aprenda.

nerea dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con el anónimo!.Tienes que sentirte orgullosa de siempre "ser", "estar" y "dar".Y que eso no lo cambie nadie.Te quiero muchisimo!

Fátima dijo...

yo más...
;)

Anónimo dijo...

Se de lo que hablas Fa y mira creo que la vida pone a las personas en su lugar y a esa persona que tanto has dado ya la ha puesto en el hueco que se mericía. Nunca dejes de ser como eres ni de decir lo que sientes de tu boca he escuchado cosas que no me han gustado y las he utilizado para corregir, para aprender a mejorar... a la gente que no le guste una crítica y por eso se apartan de tu vida, bien porque quieren o bien porque las manipulan, si merecen la pena volverán y si no.... que dios los proteja...