lunes, 27 de septiembre de 2010

Madrid visto desde Cubos...


Sentada en la plaza de Cubos, de golpe, me doy cuenta de que miro a esas ventanas recordando una vida que no es mía... preguntándome e imaginando el cómo fue algo que solo sé porque me lo han contado... Madrid tiene estos secretos, me digo encendiendo un cigarro mientras espero... espero para volver a ver a esas amigas que, en alguna de estas ventanas, se pelean con una báscula... el lunes tenemos aquelarre, me dijo una de ellas por teléfono... sonreí... el día que lo bauticé así no sabía dónde me estaba metiendo... aparcadas las bolas de cristal y las de metacrilato, sólo hablamos mientras cenamos... compartimos vida, pedacitos de ella... poniéndolas sobre la mesa, a veces, sólo para ponernos tiritas... otras para simplemente escupir eso que se nos ha hecho una bola mascada en la boca... sonrío... solucionamos el mundo a golpe de cena en horario europeo, siempre en lunes... siempre en conversaciones a contrarreloj que pelean con el tiempo, con el sueño y con los encierros que cada una de nosotras tenemos...

Sentada en esta plaza, recuerdo muchas cosas de otra vida... una que sí fue mía y que nadie me contó porque la viví... una que forma parte del pasado, de otra página distinta... sonrío... como esa otra que solo oí contar, pienso para mí... pasado, seis letras... me doy cuenta de que, a pesar de los años, Cubos es como siempre... con esos cines Princesa a los que acudía semana sí, semana no para empaparme de eso que llaman arte y que para mí era religión... con el mismo VIPS donde un 11 de septiembre corrí a comprar la edición vespertina de los diarios para tener en papel eso que había convulsionado al mundo... el mismo VIPS donde, asegura mi madre, con 3 años rocié la prensa con un salero en una madrugada... sonrío... suena un acordeón desde la esquina de Princesa con un "Canta y no llores" y unos "Andenes musicales" que rodé en el metro me asaltan... respiro hondo... septiembre se acaba, me digo en silencio fumándome la espera, la cuenta atrás ha comenzado... menos para esa fecha de octubre que me recuerda que vivo un año mas... la misma que me hace cuestionarme el camino, el rumbo... un orden en esa eterna teoría del caos que atesoro y que estiro como manera de vivir... suspiro... demasiados impulsos, pienso, demasiada tripa... supongo que, a pesar de todo, sólo se vivir así...

Una pareja pasa y se abraza en mitad de esta plaza donde tantas cosas he vivido, donde tantas recuerdo sin haberlo hecho... les miro con una extraña melancolía… me miro en los bolsillos las preguntas pendientes… los abrazos no dados, los que sí… todas esas cosas que pasan en esta jungla sin que, quizás, nadie se pare a mirar como lo estoy haciendo yo ahora… pienso en la inmunidad, en la impunidad… en los refugios de Huertas, en las madrugadas de Plaza de España… empieza a hacerse de noche y mi espera continúa... algunas ventanas de esas mil de este edificio que recuerdo desde siempre comienzan a iluminarse... a empezar una noche que, quizás, no sea más que la rutina de un día cualquiera... rutina, pienso… nunca antes pensé en la cantidad de significados que podía abrigar esa palabra… siento un escalofrío… ha llegado el otoño y yo en chanclas… hace media hora, un chico me ha pedido fuego en inglés pensando que era guiri porque llevaba los pies al descubierto… me río… el cielo rosa ha dejado de serlo para teñirse de oscuridad… de una en la que me siento más cómoda, una en la que supongo que me miro las costuras y me pregunto muchas cosas… sentada en ese escalón desde el que por un momento pinto mi propio Madrid, me doy cuenta de que vuelvo a estar en él… de que, como dice Fito, todo cambia y sigue igual… sonrío… otra gran contradicción de las mías… 

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