Sentada
en la plaza de Cubos, de golpe, me doy cuenta de que miro a esas ventanas
recordando una vida que no es mía... preguntándome e imaginando el cómo fue
algo que solo sé porque me lo han contado... Madrid tiene estos secretos, me
digo encendiendo un cigarro mientras espero... espero para volver a ver a esas
amigas que, en alguna de estas ventanas, se pelean con una báscula... el lunes
tenemos aquelarre, me dijo una de ellas por teléfono... sonreí... el día que lo
bauticé así no sabía dónde me estaba metiendo... aparcadas las bolas de cristal
y las de metacrilato, sólo hablamos mientras cenamos... compartimos vida, pedacitos
de ella... poniéndolas sobre la mesa, a veces, sólo para ponernos tiritas... otras
para simplemente escupir eso que se nos ha hecho una bola mascada en la boca...
sonrío... solucionamos el mundo a golpe de cena en horario europeo, siempre en
lunes... siempre en conversaciones a contrarreloj que pelean con el tiempo, con
el sueño y con los encierros que cada una de nosotras tenemos...
Sentada
en esta plaza, recuerdo muchas cosas de otra vida... una que sí fue mía
y que nadie me contó porque la viví... una que forma parte del pasado, de otra
página distinta... sonrío... como esa otra que solo oí contar, pienso para mí... pasado, seis letras... me doy cuenta de que, a pesar de los años, Cubos es como siempre... con esos
cines Princesa a los que acudía semana sí, semana no para empaparme de eso que
llaman arte y que para mí era religión... con el mismo VIPS donde un 11 de
septiembre corrí a comprar la edición vespertina de los diarios para tener en
papel eso que había convulsionado al mundo... el mismo VIPS donde, asegura mi
madre, con 3 años rocié la prensa con un salero en una madrugada... sonrío... suena
un acordeón desde la esquina de Princesa con un "Canta y no
llores" y unos "Andenes musicales" que rodé en el metro me
asaltan... respiro hondo... septiembre se acaba, me digo en silencio fumándome
la espera, la cuenta atrás ha comenzado... menos para esa fecha de octubre que
me recuerda que vivo un año mas... la misma que me hace cuestionarme el camino,
el rumbo... un orden en esa eterna teoría del caos que atesoro y que estiro
como manera de vivir... suspiro... demasiados impulsos, pienso, demasiada
tripa... supongo que, a pesar de todo, sólo se vivir así...
Una
pareja pasa y se abraza en mitad de esta plaza donde tantas cosas he vivido, donde
tantas recuerdo sin haberlo hecho... les miro con una extraña melancolía… me
miro en los bolsillos las preguntas pendientes… los abrazos no dados, los que sí…
todas esas cosas que pasan en esta jungla sin que, quizás, nadie se pare a
mirar como lo estoy haciendo yo ahora… pienso en la inmunidad, en la impunidad…
en los refugios de Huertas, en las madrugadas de Plaza de España… empieza a
hacerse de noche y mi espera continúa... algunas ventanas de esas mil de este edificio que recuerdo desde siempre comienzan
a iluminarse... a empezar una noche que, quizás, no sea más que la rutina de un
día cualquiera... rutina, pienso… nunca antes pensé en la cantidad de
significados que podía abrigar esa palabra… siento un escalofrío… ha llegado el
otoño y yo en chanclas… hace media hora, un chico me ha pedido fuego en inglés
pensando que era guiri porque llevaba los pies al descubierto… me río… el cielo
rosa ha dejado de serlo para teñirse de oscuridad… de una en la que me siento
más cómoda, una en la que supongo que me miro las costuras y me pregunto muchas
cosas… sentada en ese escalón desde el que por un momento pinto mi propio
Madrid, me doy cuenta de que vuelvo a estar en él… de que, como dice Fito, todo
cambia y sigue igual… sonrío… otra gran contradicción de las mías…
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