lunes, 6 de julio de 2009

Crónica de un fin de semana nupcial I: Últimas cañas de solteros

Le paso revista a este fin de semana que ya ni siquiera existe… es madrugada de domingo y veo esa luna casi llena pasar por delante de la ventana… está nublada la noche y, sin embargo, brilla… paradojas, sí… el balance de estos dos días es curioso… y el resultado final todavía más… camino como Chiquito de la Calzada porque 3 de mis dedos del pie izquierdo no responden… tengo un auténtico roto en las neuronas gracias a la falta de sueño… una resaca empalmada entre cervezas, charlas y confesiones de esas que te apetece tener… me han pegado hasta un mordisco en un hombro, sí, cosas del alcohol… he coleccionado más momentos para mi fetichista colección de vida… he vuelto a estar con parte de ese mini mundo que yo llamo "mi gente" en la boda de una amiga del pueblo... de ese lugar en el que fondeo de manera religiosa… ese que necesito para seguir respirando a pleno pulmón… este fin de semana, he tenido mi pequeño pedazo de eso sin salir de Madrid… misterios de la vida, me descojono, eso en lo que ya no creo es lo que me lo ha traído hasta aquí…

La cosa empezó el viernes por la tarde con la convocatoria “últimas cañas de solteros”… mi prima encabezaba el comité de recepción y la eregí como jefa de los dos días que teníamos por delante… no había lugar a dudas… ese día por la mañana me enteré de que la novia nos había cambiado en pack de una mesa a otra para evitar que yo me reencontrara cenando con una página de mi pasado… lo consultó con mi prima… me reí al saberlo… primero porque a mí la situación me daba lo mismo, después porque ella y yo ya formábamos pareja oficial… después de recolectar gente entre Moncloa y el aeropuerto, nos fuimos todos a La Latina para ver por última vez a esos novios antes del momentazo… nos fuimos a una de esas tabernas donde no se puede estar del calor que hace pero en las que te pasas horas sin apenas darte cuenta… entre cervezas, risas y pedacitos de conversaciones nos fuimos contando nuestras vidas… una amiga de esas que hace mucho tiempo que no ves es la primera cara con la que te encuentras al entrar… descubres que la has echado de menos… la ves distinta, algo ha cambiado en ella… una llamada llegó del otro lado del mar para hacerme sonreír… no te reconozco la voz, me dijo extrañado, es más no me pareces ni la misma al hablar… me hizo gracia… quizás no lo sea aunque haya pasado muy poco tiempo… hablábamos mientras la cobertura de mi iPhone –puto iPhone- iba y venía… luego descubrí que era un mal generalizado de la calle donde estábamos… me la recorrí entera buscando el mejor punto para poder disfrutar de la conversación… lo encontré mientras me hablaba de su viaje… volvía… sonreí aún dudando si podría verle… si querría hacerlo… al colgar y volver al bar, mi prima supo interpretar perfectamente mi media sonrisa… nos conocemos demasiado… confiaba en que esa llamada llegaría ese día pero, contándoselo a ella por la tarde de camino al aeropuerto, lo puse en duda… dudar es sano, pensé, te permite volver a sentir ilusión… esa que sientes cuando las cosas te sorprenden, cuando las personas lo hacen…

Tres tercios después, el cocinero de la taberna seguía tratando de convencernos de que tenía a tope el aire acondicionado… nosotros –el bar al pleno- sudábamos como pollos… gente de Asturias y León sufriendo -no precisamente en silencio- ese calor… eran las fiestas de Chueca… yo no quería liarme, tenía que terminar un par de cosas antes del día de la boda… y sin embargo, lo hice… me lié… me dejé liar, en el fondo me encanta… me fui con ese pedacito de pueblo a las fiestas del Orgullo Gay… para apostarme en la calle frente a un bar que decidió rendirle homenaje a Michael Jackson… la mayoría de mis recuerdos de esas horas ahí llevan la cara de ese niño que ya no lo es al que conozco desde que llevaba pañales… empezó siendo amigo de mi hermana, acabó siendo amigo mío… por algún motivo que no sé explicar, le adoro… nos separan 6 años pero nos unen muchas conversaciones, muchas confesiones… tenemos que ir al Tony´s, me sonrió mi prima, yo sé que te va a encantar… sonreí… estábamos en su barrio… ella estaba radiante porque todos nosotros estábamos allí… su pedacito de pueblo… tenía que ir, me dije, así mañana sea un destrozo humano… empezaba a serlo ya, demasiada cerveza… pero estaba disfrutando…

Nos fuimos al Tony´s… un peculiar lugar en el que la música procede del tío que canta delante de un piano de cola al que le han incorporado –eso sí, respetando la silueta- una enorme barra de bar… la gente se apoya sobre ella a ver cantar y tocar a quién quiera hacerlo… es un lugar extraño… de esos con mesitas bajas y moqueta roja que tienen pinta de pub para gente que puedes etiquetar como “Señores” y “Señoras”… nada más lejos de la realidad… el Toni´s es una amalgama de sesentones con pinta de clásicos, modernitos de Fuencarral y parejas gays… “mujer si puedes tú con dios hablar” cantaba el de turno cuando entramos, una canción que me recordó a los viajes familiares de mi infancia… sonreí, me encantaban… cantaba de coña, tocaba el piano de coña… me reí… ese tío tenía mucho callo en aquél lugar… cuando la terminó, se levantó y otro que se estaba tomando una copa le reemplazó… extraños rincones de Madrid que mi prima quería descubrirme… cuando salgo contigo, me decía descojonada una vez, siempre acabo en sitios muy raros… al cabo de un rato, la Mahou pesaba en la tripa y corría por mis venas… era el momento de la retirada… a tiempo, siempre es una gran victoria… sonreía al pensarlo… ahora entendía más que nunca su significado… me despedí prometiendo mandar un mensaje al llegar a casa…

Volví a este rincón del mundo sonriendo… pensando en las conversaciones… en los abrazos, los besos, los gestos, las sonrisas… las carcajadas… en ese cariño compartido entre todos… maullé, sí… me gustan estos pequeños momentos…

Mañana más... se me cierran las pestañas... el mordisco y la boda me los guardo para la próxima entrega...

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