viernes, 31 de julio de 2009

Una cuerda locura...


Tengo un nuevo piso de soltera… con vistas al mar… con vistas a una luna creciente preciosa que me recuerda a otras tantas… me río… cuántas, me pregunto, en realidad sólo sé que son muchas… lunática me llamaron hace poco y, lo reconozco, me supo a cumplido… recuerdo otra noche así de hace muchos años… sentada sobre una acera en medio de un polígono industrial… soy la misma de entonces pero, a la vez, no tengo nada que ver con ella… escribo desde mi nueva cama recién adquirida y pendiente de devolución… pienso en este extraño viaje… en este espacio del que tengo unas llaves… de una cuerda locura que, sin entender muy bien, estoy viviendo al máximo… creo que tengo un amplio coleccionable de imágenes y momentos grabados en la mente de estas apenas 72 horas… carretera, mucha carretera… pero creo que cada kilómetro recorrido ha merecido la pena…
Hace apenas 48, tenía otra habitación de soltera desde la que se veía toda la costa… me adueñé de ese espacio en medio de la ya oscuridad… con unos nervios tranquilos… fumándome un cigarro en la ventana contemplando la locura de luces y sabiendo que, en mitad de la oscuridad del fondo, batía el mar… vida, mucha vida… en esa misma habitación de soltera pensé en las cosas curiosas que tiene… en estos episodios míos que jamás podré contarle a mis nietos… una buena amiga se reía conmigo mientras hacía con ella por teléfono la maleta… yo les contaré que tienen a la abuela más valiente y más hippy del mundo, me decía rezumando cariño por teléfono… en esa habitación de soltera me miré al espejo… estaba allí, sin más… estaba guapa, me sentía así… había merecido la pena moverme hasta Alicante para una reunión extraña… salí buscando un lugar con sabor a sal y sin medir el impacto de la realidad… presentándome ante lo desconocido de una situación en la que estaba sola con una gran sonrisa y una pizca de vergüenza… mi atómica compañera de este tipo de aventuras había patrocinado, organizado y apoyado mi viaje… sonreía, se reía… su apoyo fue el último empujón que le hacía falta a mi alma gatuna para saltar desde el tejado…
Al amanecer del siguiente día, volví a estar frente a la misma ventana de mi habitación de soltera… soltera, me gusta ese término de golpe… suena a libertad mental… volví a mirar ese mar que ya veía amanecido… venía de una playa… de una sonrisa, de muchas cosas que contar… presente, pasado, recuerdos… volvía de reencontrarme con unos ojos que miran sin ver… de tener un pedacito ampliado de eso que me da de comer todavía… volvía después de reírme por el miedo al mar de noche… después de muchas palabras y algún que otro incómodo silencio… de un me quiero ir, un perdóname y un no he visto amanecer nunca en la playa… me senté a esperar que eso pasara… de verdad no te importa, me preguntó preocupado… te aseguro que no , le contesté… acabé de ver amanecer desde esa ventana de mi habitación prestada de soltera… después de dejar que alguien que no sabía lo que era una caja de cambios manual condujera mi coche… estás loca por dejármelo, me dijo sonriendo… lo estoy, pensé para mis adentros, pero puede ser tan divertido que merece la pena estarlo… estaba allí con el sol saliendo sobre el mar… con la extraña sensación de estar jodidamente viva… con una sobredosis de calor metida dentro del alma… cuando volví a mirar por esa ventana, era mediodía… apenas un par de horas de sueño… el mar se veía al fondo mientras ese mismo sol calentaba sin piedad… miraba pensando en esa habitación prestada en la que estaba… en una cama sin deshacer… en esa luz que se colaba por la ventana cuando el día abría... en la maraña que tenía por pelo, en la que tenía enrededada en alguna otra parte del alma... en un curioso despertar cuando el sueño todavía no me había vencido... en una sonrisa pintada en la cara…
Ahora cuando miro desde esta terraza desde la que se ve el mar, rebobino el día… ole tus huevos, me digo a mí misma, no has nacido para ser cobarde amiga… sonrío, no lo puedo evitar… estoy donde quería, reencontrándome con mi atómica amiga y su pequeño mundo… el broche de un día que empezó con sonrisas y termina igual… un día lleno de abrazos interminables… de besos lanzados al aire en mitad de la gente… de alguna que otra mirada que trata de esconderse pero no puede… de un cuídate mucho y un nos volvemos a ver… de sonreídas despedidas… de sonreídos reencuentros…

No hay comentarios: