martes, 28 de julio de 2009

Resaca y señales

Es madrugada, no puedo dormir… mi barco pirata ha vuelto para mirar por esta ventana… busco una luna creciente roja que he visto durante el camino de vuelta de León… debería estar durmiendo, me digo a mí misma mientras compruebo que tengo los ojos abiertos como un búho… tanto descontrol de ver amanecer estos días de atrás me está pasando una seria factura, lo sé… estoy en casa de nuevo, sí… pero sonrío… es por poco tiempo… toca coger rumbo camino del mar… quizás este extraño día sea eso sin más, extraño… sin embargo, creo que ha querido decirme algo muy distinto…

Esta mañana, sentada en la enorme piedra que hace las veces de banco en el jardín, pensaba en la rabia que me daba volver a Madrid… volver para nada, me decía, en vez de quedarme para disfrutar de ese aire que me carga las pilas del alma cada año… mi plan inicial era una rueda de prensa el miércoles en Madrid… una que me obligaba a voler pero que le daba el pistoletazo de salida a una acción que, más que trabajo, huele a esperanza de la auténtica… casi simultáneo al momento en el que casi me dejo la nariz contra la barra de un bar de carretera –los taburetes pueden resultar realmente traicioneros- me había llegado un sms que cancelaba los planes… genial, pensé, estoy a cien kilómetros de Madrid y haciendo este viaje con una maleta para un fin de semana cuando bien podría quedarme ya todo el verano… todo se había quedado en Madrid a la espera de que volviera…

Y la vuelta prometía… sentada en ese mismo banco esta mañana pensaba en el resacón que tenía mi cuerpo… en esa última noche de fiestas casi en familia… los del pueblo y los universitarios que ya están de vacaciones, no más… no había ni dios en la fiesta… me río… la disfrutamos, la reímos… entre la música nefasta de la discoteca móvil, las fotos que hacía mi hermana y los momentos “barra con Omar” que marcarán un antes y un después… pero la noche había pasado demasiado rápido y ya era el día siguiente… recogí mis trozos como pude para comprobar que mi prima estaba en las mismas circunstancias… sólo me hizo falta verla entrar en la cocina de casa… no había duda, el viaje iba a tener miga… estábamos hechas mierda… el remate de nuestro tándem era lo que quedaba de Silvia… un poquito de ser humano con la peor resaca de su vida, o casi… deberíamos venir entrenadas de Madrid para el garrafón, decía en el coche sin color en la cara… me reí… lo habíamos gozado como enanas, cierto… pero la factura a pagar era demasiado elevada… mientras ella trataba de recomponer su cuerpo, mi prima y yo ideábamos el camino de vuelta a casa… nos perdimos… tuvimos que hacer un cambio de sentido… ese punto de la carretera es para nosotras como la isla perdida de Lost… no hay viaje que no nos perdamos por ahí… nos reímos… nos despistamos con tanta glorieta, dijo ella… Bebe sonaba para recordarme un viaje muy particular, el que se da sin salir… sonreí… buceo demasiado, lo reconozco… sentí la libertad que te da poder perderte… mientras Silvia lidiaba en el asiento de atrás con su resaca, mi prima lo hacía en el de delante con su tripa… charlábamos… de cuando en cuando, comprobábamos que la piltrafilla del asiento trasero siguiera con vida… mi padre amenizaba el recorrido con alguna que otra llamada, alucinando con que no adelantáramos camino pese al tiempo que llevábamos en carretera… nos reímos… que iba a ser eterno lo sabíamos antes de salir… ninguna de las tres quería regresar en el fondo…

Masqué por el rabillo del ojo un maravilloso cielo rojo que mi prima se esforzó por fotografiarme… una luna creciente perfecta estaba colgada en el cielo… recordé la mañana del día anterior con melancolía… qué jodido, pensé, me estoy marchando todavía y ya quiero volver… en esas, iban quedando menos kilómetros para llegar a Madrid… oíamos a Macaco berrear “Puerto Presente” mientras pasábamos por Valladolid… y entonces sucedió… algo en mi mente se despertó… he pasado por ese mismo punto mil veces, me dije, tengo mil recuerdos de este lugar… pero lo único que recordé al leer “Valladolid” fue a Dani cantando después de cenar aquélla noche… a los chicos del Ensamble rompiendo el auditorio donde actuaban… a uno de ellos esperando que acabara una lavadora a las 3 de la mañana… me vino a la mente mi peculiar bomba atómica… la recordé vestida de blanco ese día que estábamos de gira en Valladolid… recordé nuestras conversaciones con ella metida en la cama y yo tumbada al lado… en esas charlas previas a que ella durmiera y yo escapara… nos despedíamos así por las noches… ella sabía que yo necesitaba gatear un rato… sonreí…

Recordé una vez más su oferta de ir a verla, ese “viaje-duda” que me rondaba la cabeza desde hacía una semana… coleccionaba ya planes frustrados pero este todavía daba vueltas por mis ahogadas neuronas… la idea era ir a ver a los chicos del Ensamble que venían con un coro… sí, son multiusos… en ese momento recordé que tenía un mensaje en el Facebook por la mañana del otro lado del mar… uno de los profesores que vinieron con el ensamble me decía que sus hijos estaban aquí con el coro… después recordé una invitación vía BlackBerry el viernes cuando viajaba hacia Acevedo… me reí… Silvia y mi prima propusieron tomar un café para hacer tiempo y que yo pudiera hablar aunque fuera a través de un chat… cosas de la técnica, estábamos en el último lugar en el que mi móvil Vodafone tenía cobertura… vas a ir, me preguntó Silvia entre frase y frase de la pantallita… la miré, sonreí… no lo sé, contesté… horas después me confesó en una charla a corazón abierto bajo las estrellas que le había encantado verme sonreír así… me gustó oírlo… me gustó sentirlo también… sonreía, sí, de una manera sana y viva… y sólo por eso, merecía la pena seguir las señales…

La vida sólo se vive hoy, me digo a mí misma en esta madrugada… con esas señales que surgen de la nada en una noche de luna roja… quizás esto se llame locura, no lo sé, y vea señales donde no existen… pero este cuerpo resacoso que no puede dormir cree necesario seguir esos pasos… tal vez por el mero vicio de tener pedacitos de historias que vivir… me río… tengo la mirada puesta en el mar ahora mismo… en eso que tanto necesito de cuando en cuando, y tanta vida me da… vida, cuatro letras… me gusta…

1 comentario:

Anónimo dijo...

sigo pensando que estabas preciosa... ten siempre presente la sonrisa antes de contestar cuando alguien te haga esa pregunta... "¿Cómo estás?"