miércoles, 29 de octubre de 2008

Sol de invierno

Vuelve el frío… y Madrid se llena de lana… de caras enrojecidas… de niños casi desaparecidos dentro de un abrigo abrochadísimo… de ese escalofrío que sientes al entrar en un lugar cálido…

El cielo se pinta de un gris luminoso… el viento frío, casi de nieve, te acaricia el rostro mientras todavía queda algún rayo de sol que, de golpe, desaparece detrás de una nube…

Comienza a llover como si el cielo se abriera de golpe… el día se convierte en acero… con ese color arrebatador a mitad entre el día y la noche… sea la que sea la hora que marque el reloj…

El aire huele a agua… a lluvia, a tormenta… a frío… a esta nocturnidad tan temprana que parece hacer morir el día… otro más, otro menos… ¿qué importa?

Y parece que las cuatro paredes de esta piso son el refugio perfecto… la guarida… un reducto de calma entre música, humo, pensamientos… y mirar al cielo con tan sólo la luz de una vela…

Este frío me trae calor… el que siento en esta soledad que he elegido… en la que creo… y en la que cada vez más, me siento tan a gusto… conmigo misma, nada más… quizás pensando mucho o poco, no lo sé… pero tratando de acabar de tejer este jersey de recuerdos, presente y proyectos… siento el frío desde la lejanía… en mi barco pirata hace calor… el de la tinta… el de la calma… el de una fuerza atrapada dentro de mí y que tan sólo quiere salir…

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