martes, 9 de febrero de 2010

Espíritu de contradicción...

De golpe, le tengo miedo al folio en blanco… me acabo de dar cuenta, al comenzar a escribir… cómo contar, cómo decir… mi mente no encontraba otro comienzo más que el de decir la verdad, que no sabía cómo empezar a teclear en esta madrugada de Madrid… en esta de un día frío que empezó en otro lugar… en uno cerca del mar, en uno de esos puertos de referencia vitales míos sin el que este barco pirata ya habría escorado… sonrío… no tardes tanto tiempo la próxima vez, me ha dicho con tono melancólico por teléfono… no te preocupes rubia, le he dicho con mucho cachondeo, no pienso morirme otra vez… me reencontré con ese trocito del mundo que, aunque no me pertenece, sí me ha hecho un hueco... ese trocito que se alegró de verme, que me dijo lo bien que me veía... sonrío... me sorprendió cuando sacamos cuentas... más de año y medio sin pisar Bilbao, no recordaba que hubiera pasado tanto tiempo… necesitaba volver para inaugurar el calendario de esta vida nueva de gata… quizás porque me encanta esa ciudad en la que estoy abocada a ver llover sí o sí o también… quizás porque me encanta perderme en una playa aunque sea un ratito, pese al frío y al vendaval… pero sobre todo, porque esa ciudad es uno de caladeros ocultos de mi propio mapa, uno en el que me refugio cuando el alma se me parte o cuando me atonta una sobredosis de felicidad… una con la que comparto esta vida mía en la que se hacen crecer enanos y pasan las cosas más extraordinarias… creo que nadie como ella maneja el Superglub del alma… no sé cómo lo hace pero siempre logra izarme de nuevo los mástiles  para seguir hacia delante… eso es fácil de decir cuando no te han visto, me dijo de una manera que se me grabó a fuego en la retina, porque resulta acongojante… me impactó oírla decir eso así… sonrío… si algo tiene esa rubia es que me ha ayudado durante mucho tiempo a recoger pedacitos de mí misma de manera incansable… sé que mi camino lo hizo suyo... sé que parte de lo que yo haya podido vivir ella también lo ha vivido... tienes la capacidad de contagiar toda esa alegría que sientes, me decía en una charla cocinera de madrugada, pero también la inmensa tristeza que a veces te come... 

Pienso en ella en esta madrugada de Madrid que me sabe distinto… que me sabe a recordar una sensación que había olvidado pero que reconocí perfectamente en apenas segundos cuando comenzó a fraguarse… la de sentirme completamente perdida, atada de pies y manos de manera voluntaria cuando me he partido la cara para sentirme libre… me descojono con las ironías que tiene la vida… tanto luchar para encadenarme a mí misma y comerme la llave... lo pienso y sonrío… no sé muy bien por qué, pero lo hago… quizás estoy de atar, simplemente… inspiro, expiro… Tontxu lleva sonando toda la noche en esta casa… bajito, suave… como un susurro… poniéndole banda sonora a una de esas madrugadas en las que querría poder correr por los tejados… tener esa capacidad de sentir la ingravidez bajo las patas al saltar… maullándole a la luna como sólo lo hace un gato libre… uno que, aún siéndolo, vuelve a casa para dejarse poner el collar de cascabel en el cuello… inspiro y vuelvo a expirar… pajareo sobre las posibilidades de cada hilo con los que me he tejido esta noche la tela de estas velas que se han perdido un soplo de aire… quizás para no llegar a ninguna parte, quizás sólo porque soy así… sonrío… yo te puedo decir misa, me dijo esa amiga en una de las múltiples conversaciones, que tú harás lo que te salga de los cojones… me río… cuenta con que lo haré y, sin embargo, me aguanta…  supongo que en eso radica esta alianza nuestra tan peculiar… en que me conoce mucho más incluso que yo a mí misma y que, en ocasiones, me quiere incluso mucho más que yo a mí misma...

Esta tarde he vuelto a sentir tristeza… una que no sentía desde hacía mucho tiempo, una que tiene una definición perfecta sobre la piel… la he compartido entre tercios de Mahou y tabaco tratando de encontrarle el reverso... la he compartido con un mail de esos que se escriben con el corazón desde una distancia en la que amaneció este cuerpo y que te dice muchas verdades para las que, por una vez, no vas a argumentar defensa alguna… lo he hecho poniéndole asfalto al terremoto... tratando de encontrar una ruta que, quizás, no existe… una que no sé si me lleva siquiera a alguna parte o si me enredará en una espiral… soy una puta contradicción, me digo a mí misma en esta madrugada, siento con el estómago y me vuelvo loca tratando de frenarlo con la cabeza… tejo una telaraña que me enreda en preguntas, silencios, sonrisas… en no comprender un cambio de velocidad que, de golpe, siento en la boca del estómago como una patada... sonrío... me rendí contra el movimiento y ahora es él el que se revela contra mí, me digo... de golpe, me estoy bebiendo un cocktail de sensaciones tan peculiar que siento ese efecto helicóptero bajo mis pies… se me va la cabeza a ese mar encabronado que vi en Sopelana, a esas olas rompiéndose entre sí entre un estruendo de espuma y viento… con el olor a salitre impregnándose en todas partes, con un sol marchándose… con la rubia y ese resfriado que la tenía en jaque... sonrío… lo recuerdo como algo jodidamente dulce… casi perfecto, pensé… el casi, cuatro letras, probablemente sea parte del guión...


Miro por esta ventana y veo la oscuridad de un lunes entre asfalto, de una madrugada alargada más de la cuenta sin sueño a la vista… me acaricio esta redescubierta nuca mientras se me pierde la mirada en esta nada que me envuelve y que me parece escenario perfecto para ubicar piezas de puzzle en este momento... disfruto de la sensación de tener la carne de gallina mientras me toco la cabeza... estás súper guapa, me dijo ese pedacito que tengo de Bilbao en el bolsillo del corazón cuando mi pelo se quedó en el suelo de una peluquería el viernes, pero tienes una cara de traviesa… sonrío… quizás por eso, porque lo soy, vivo como lo hago y pierdo el pulso del timón… y quizás, precisamente por eso, ella es ese punto de referencia al que vuelvo siempre para escuchar aquéllas cosas que quizás no me gustaría oír pero que busco escuchar... porque sé el valor que tiene cada una de sus palabras, de sus silencios y sus muecas... porque, pese a saber que siente en las antípodas de este metro cuadrado que es sólo mío, me abrocha el alma a esa razón que a veces no existe en mi manual... sonrío... curioso saber la guía, me digo a mí misma, cuando aún así tan sólo la miro por el rabillo del ojo... 

Sólo se me ocurre esta canción... sí, hoy estoy poco original... pero creo que tampoco podría ser ninguna otra...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y qué le vas a hacer si cada uno es como es. A lo mejor por eso lo facil es quererte, leerte y buscarte no crees?

Besos desde "Manjatan"

Anónimo dijo...

A veces cuesta ser dura, decir todo lo que se piensa, pero más duro es verte sufrir una y otra vez. Como te dije quizás me estoy haciendo mayor pero cada vez se me hace más difícil verlo.

Sólo te pido que te cuides, de una vez, por favor.. y que empieces a pensar un poco más en tí para no tener así mas deyà vus!

Chao mi leina...;-)

Fátima dijo...

Rubia, tú a mí me puedes decir lo que quieras y lo sabes... tienes carta blanca, licencia para matar y hasta potestad para elegir mi corte de pelo...

Te I love you, y lo sabes... y por eso te tengo tan en cuenta, mi pequeña gruñosa mocosa... qué harías tú sin esta Juana de Arco coñazo?
;)