sábado, 27 de junio de 2009

Un corazón en un cajón

Lo guardó sin saberlo de manera consciente… el gesto fue mínimo pero rotundo… sólo sentía que tenía que hacerlo… no lo eligió, simplemente pasó… como pasan tantas cosas incomprensibles en esta vida… esas que siempre nos supondrán una pregunta eterna para la que no hay respuesta… pero ocurrió… lo metió en el fondo de un cajón… lo tiró con fuerza contra la esquina más recóndita, tratando de que los pedazos apenas cosidos saltaran por los aires… le quitó las pilas antes de hacerlo… lo detuvo, sí… lo arrinconó para evitar que latiera… quizás por rabia, quizás por no comprender el idioma que hablaba… quizás, simplemente, porque así tenía que hacerlo… lo guardó sin tener la menor duda… sin plantearse si hacía lo correcto… de alguna manera era como lo sentía… demasiados pedacitos… el hilo no se sustenta… lo que ella desconocía es que ese corazón la había forzado a arrancárselo… que él y sólo él la había colocado en el borde de un abismo demasiado alto de librar… él también quería estar ahí… necesitaba darse el descanso del guerrero… dejar de latir, dejar de vivir… quizás hasta siempre… o, quizás, hasta volver a tener fuerza para hacerlo…

Lo dejó en esa oscuridad… para poder continuar hacia delante… quizás para poder permitir que acabara de coserse… de vez en cuando, entreabría el cajón para verlo… estaba… quieto… parado… no había vida en él… recordaba que antes latía… que lo hacía porque sí… sin más… latía de muchas formas… sonaba de muchas otras… sintió melancolía al recordar esa sensación en el pecho… era bonita, sí… pero ahora no era el momento… todavía no había hueco en su cuerpo para volver a colocarlo… vivía con ese agujero… un vacío absolutamente indescriptible… ese en el que se confunden miedo, dolor… ese vacío en el que se sentía perdida… sin una dirección definida… ella lo había escuchado antes… qué más da hacia donde vaya, se decía, si no sé a dónde voy… intentó imaginar que, simplemente, lo sentía latir aunque no estuviera… lo intentó… una quimera, se dijo a sí misma… pero a veces las quimeras son las que permiten seguir respirando…

Un día el corazón comenzó a latir en mitad de la oscuridad de ese cajón… comenzó a moverse sin necesidad de que nada lo reanimara… quizás tan sólo le despertó el instinto de supervivencia… el de una realidad que vivía fuera de ese cajón… un mundo que, con sus luces y sus sombras, le permitía latir… le permitía sentir… le sacaba de ese sarcófago en el que él se había enterrado y ella le había sepultado… por decisión propia, por la necesidad imperiosa de sobrevolar su propia historia, acabar de cicatrizar… corría sangre por sus venas, podía sentirlo… había vuelto a abrir la puerta de la vida… mientras él comenzó a latir, ella dejó de sentir que ese vacío tan inmenso seguía minándola… primero notó calor en las manos, luego un escalofrío le recorrió la espalda… se le puso la carne de gallina… sentía… estaba vida… ese extraño episodio zombie de su vida había pasado… había vuelto a ser ella, sin más… había vuelto a recordar lo que era antes de que encerrara su corazón en ese cajón… necesitaba echarle de menos quizás… necesitaba saber que seguía estando ahí…

Lo sintió latir… lo sintió de nuevo… sintió cosas que nunca antes había sentido… el impulso de la sangre corriendo por las venas… sentirla regar todo el cerebro… la manera de golpearle por dentro el pecho… sensaciones que le parecieron completamente nuevas… diferentes… cargadas de una energía que no recordaba… de una fuerza que había dejado arrinconada durante demasiado tiempo… una fuerza hecha a base de pequeñas cosas… de pequeños episodios de la vida… de sonrisas, muchas sonrisas… de lágrimas, demasiadas lágrimas… de detalles pequeños que marcan grandes momentos… latía, de nuevo… se aplicó la frase que tantas veces había cantado… aprendió que hay cosas que es mejor perder…

Ella sentía, él la hacía sentir… ella prometió nunca más arrancárselo… él le juró que nunca más se rompería…

2 comentarios:

protespante dijo...

Tic, tac, tic, tac, por muy gastada que este la pila, por mucho oxido lo habite con el tiempo, tic, tac, tic, tac, si te fijas bien, si te olvidas de escuchar con la cabeza y solo escuchas con el corazon, tic, tac, tic, tac, cuenta habras de darte de que ese maltrecho corazon, nunca dejara de latir.

Fátima dijo...

Nunca más...
Te lo prometo...