sábado, 25 de abril de 2009

Femme fatale por una noche

Empezar una conversación a veces es tan absurdo como casual… y si encima tienes el taco de las copas de la fiesta, tienes todavía más posibilidades de hacerlo… en plena fiesta del Club de Creativos, de golpe, me vi con los pases de las copas metidos en una bota… sí, en una bota… es lo que tiene no llevar bolso… sin comerlo ni beberlo, todo el mundo hablaba conmigo… acompañaba a María, una auténtica desconocida que se hizo conocida en la puerta de un sitio tan inhóspito como es el Cool… charlábamos… repartíamos copas… regalábamos sonrisas… por qué no?, pensé, la vida es mucho más sencilla si le pones un poco de humor… y una sonrisa, además de ser gratuita, ayuda a que todo sea más fácil… de golpe, media fiesta me conocía… no sólo era la chica de los tickets… era, además, esa que tenía una broma para todo lo que escuchaba…

La noche comenzó a correr… en la puerta de la discoteca, seguíamos María y yo… charlábamos… la gente de la fiesta seguía llegando… me acordé de la canción de Mecano… mucho chico mono, sí, todos creativos publicitarios… no sé si es el mejor mundo en el que moverse… locos… me reencontré con una gran amiga de la Universidad… sabía de su vida, pero hacía mucho que no la veía… me sonrió su vida recordándome que una vez fuimos universitarias, vecinas y buenas amigas… me habló de su reciente boda y su más reciente maternidad… llevábamos seis años Perri, que es como nos llamábamos mutuamente, y era o hasta aquí o para adelante… me alegro de que fuera hacia delante, le digo con una cierta envidia… de golpe, se solidarizó con nuestra situación –estar en la puerta- y optó por ir subiéndonos copas… el avituallamiento, decía mientras se sentaba allí para charlar con nosotras… nuestra labor terminaba y llegó el momento de disfrutar de la noche…

El mismo que me había reclamado más copas -eso sí, con mucho arte- me intercepta en mitad de la pista de baile al cabo de un rato… va con un colega… se pone a charlar conmigo, le tengo que volver a explicar por qué no podía darle más tickets… me veo enseñándole el arsenal que llevo escondido en la bota… ya no sirven, le digo sonriendo, es más de la una y media… su amigo me sujeta para que no me caiga en el gesto… en uno de los tickets, me pregunta, está tu teléfono?... le miro, me hace gracia la frase… al cabo de cinco minutos de conversación, vuelve a insistir sobre lo mismo… me río de ese extraño manual vital mío… sólo si tienes un boli, le digo sonriéndole… es curioso, por algún motivo sabía que no lo tendría… creo que soy de las pocas taradas mentales que siempre lleva uno… tengo móvil, me dice… lo siento, le contesto, yo sigo siendo de papel y me gusta apuntar mi teléfono… el amigo se descojona… comienza a charlar… se ríe, nos reímos… llevo tres copas, sí… pero me han cundido…

El que no tenía bolígrafo se evapora de camino a la barra para tratar de cambiar los tickets que acabo de regalarle… su amigo se queda conmigo en mitad del bullicio de la discoteca… me cuenta qué hace, le cuento qué hago… madre mía, pienso, todos somos tarados de la publicidad… el peor caldo de cultivo para una noche de viernes con muchas copas –gratis, eso sí- de por medio… es guapo, tiene una sonrisa bonita… cómo no, lleva escrito en la frente “soy un creata” por cómo va vestido… ojos verdes, un par de años más que yo… no está nada mal, pienso… no eres universitaria?, me dice tras un rato de conversación… eso se llama mentir, le contesto descojonada… no, me dice, eso se llama ligar… me río, me acaba de hacer gracia… no piensas disimular, no?... es una pérdida de tiempo, me suelta…

Los decibelios hacen que la conversación formato conquista se reduzca a un par de frases bonitas que me chilla al oído… te puedo invitar a una copa?, me pregunta sonriéndome con esa mirada ensayada delante del espejo de conquistador de la noche… le respondo una media sonrisa… la de la ironía acompañada de una mirada nunca ensayada pero absolutamente efectiva… me acerco a su oído muy despacio… tienes un bolígrafo?, le pregunto… se descojona… sabes que no, me dice, pero si hace falta lo busco… lástima, le respondo con una sonrisa a caballo entre la maldad y la ironía… me acababa de sentir una femme fatale tipo Gilda y me había encantado la situación... quizás sea absurdo, quizás... pero a mí me hizo casi levitar del suelo... volví a mi grupo de gente… a charlar con ese “Hombre moderno” que ya no existe en Madrid… a ese lugar que era punto de reunión y al que no he vuelto desde mi cumpleaños…

El garito ya había empezado con su fiesta de todos los viernes, y a mi alrededor aquello era una extraña amalgama… una chica vestida a lo burlesque, un soldado muy gay… un zombie… esta extraña Cenicienta pensó que era el momento de dejar de ser princesa y volver a casa… y fue entonces cuando el mismo chico que no tenía bolígrafo apareció… le vi mientras me despedía de una amiga… me enseñaba un boli muy sonriente… soy una mujer de palabra, pensé, y este juego me está resultando divertido…

4 comentarios:

intruso dijo...

Jugar, siempre fue divertido. Ay! que quedo de aquellos niños que no tenian miedo a volar.

Fátima dijo...

... pues o bien saltaron por la ventana detrás de Peter Pan... o bien se lanzaron con su capa de Superman...
No hay que tener miedo a volar... sino a que no se abran las alas... o que, una vez abiertas, descubras que el vuelo no sigue la ruta que deseabas...
;-)

Gracias por tu comentario "Intruso"...

intruso dijo...

Peter Pan sigue vivo despues de todo.
La ficcion que muere una vez merece la pena ser contada, nacida en leyenda. Dichosos vuelos los suyos. Mi señora. Maldito el dia de un precioso recuerdo.

Fátima dijo...

Maldito Peter Pan...
:-P

Por cierto, te vas a identificar o vamos a seguir jugando????
;-)