miércoles, 1 de abril de 2009

El club de las palabras prohibidas

Últimamente, me he dado cuenta de que hay una serie de palabras que he optado por quitar definitivamente del vocabulario… sí, creo que lo meteré en la misma propuesta de ley que solicitaré para quitar los meses de marzo… por qué no repartir equitativamente los días correspondientes entre el resto del año, me digo… y que agosto tuviera 42 días… todo con tal de no volver a ver marzo acercarse en el calendario… sé que lo llevo jodido, lo sé… pero por intentarlo no se pierde nada en esta vida…

Me he dado cuenta de que, cada vez más, me toca soberanamente la moral escuchar el uso generalizado de una palabra en concreto… “calma”… sí… la ves así de simple, con cinco letras nada más, y es aparentemente inofensiva… no sólo la escucho sino que, además, para colmo la emito… si la buscas en el diccionario, dice “paz y tranquilidad”… me río, qué remedio… cuando te la mencionan es, precisamente, porque no la tienes… y sin embargo me he dado cuenta que en esta loca vida, hace falta para todo… para aguantar los atascos del autobús cuando la manifestación de turno invade Gran Vía… cuando vuelves una noche a tu casa y descubres que ha reventado una tubería, montando un auténtico heisser en la calle, y no vas a tener agua durante horas… que es precisa para buscar trabajo, para confiar en proyectos… que hace falta para intentar entender las cosas que pasan entre las personas… las extrañas situaciones en las que todos, por H o por B, nos vemos metidos… “calma” debería ser una palabra incorporada a casi cualquier situación del día a día… la prisa mata, cierto… y sin embargo, no paramos de correr… calma, nos repetimos, calma… todo volverá a su ser… escucho la voz de mi abuela diciéndomelo y me río… qué mayor es la anciana que vive dentro de mí…

Otra de esas palabras prohibidas es “tiempo”… lo usamos para todo, de una manera absolutamente indiscriminada… en todas las combinaciones posibles… si lo buscas en el diccionario dice que significa “duración de las cosas sujetas a cambio o referente a los seres que tienen una existencia finita”… lo de finita me encantó, he de reconocerlo… me gusta tanto como la palabra “infinita”… el tiempo hace falta para todo… para curar… para vivir… para ir a contrarreloj y agobiarte… para no hacer nada… para que pase la crisis… para que llegue la semana santa… santa semana… tiempo para perdonar, tiempo para vivir… a todos nos falta el tiempo y, a la vez, nos sobra escucharlo tan a menudo como remedio mágico para todas las cosas…

Así que, y siendo consciente de que hay más fans de este club por estos mundos, propongo la creación del club... se admiten más palabras prohibidas, todo es cuestión de sugerir… yo prometo radiografíar el por qué de su prohibición con palabras...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

OOOOOOOOOOOOOOOoooooooooooooommmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm

;)

Felisa Moreno dijo...

Es curioso, tengo un libro publicado que se llama El club de las palabras prohibidas. Saludos.