sábado, 9 de mayo de 2009

Cálida noche de viernes

Cuando hace mucho tiempo que no ves a una amiga, volver a encontrarte con ella es singular… para empezar, porque parece que no ha pasado el tiempo… hasta que te pones a charlar y te das cuenta de la cantidad de cosas que han sucedido… de la cantidad de días que han pasado desde esa última vez… un encuentro en domingo… en casa de su novio… era la tercera vez que le veía… le conocí una noche en una cena y, desde ese momento, simplemente me encantó… creo que era el hombre idóneo para ella… él había preparado pasta, incluso la masa… comimos, charlamos… hablamos de fotografía… de su extraño compañero de piso, ese con el que una noche jugaron a celestinos… mi amiga llevaba dos trenzas, lo recuerdo bien… yo tenía reunión de brujas de esas que he aprendido a disfrutar, me despedí dándoles las gracias por haberme cuidado tan bien… y habían pasado meses desde ese día… casi seis, pensé… demasiados, seguro…

Cuando llevaba un rato sentada en su salón, me di cuenta de que había cambiado todos los muebles de sitio… parecía otra casa… quizás, en el fondo, se estaba preparando para serlo… su novio se iba a vivir con ella… el primer paso, había sido comprarse un perro… hablamos con el futuro nuevo inquilino a través de la webcam… está en Buenos Aires, su primera vuelta a casa en años… nos reímos… podíamos verle y oírle, pero él sólo nos oía a nosotras… gesticulaba, se reía… prometimos salir una noche cuando regrese… la miraba sonriéndole a través de una pantalla y pensé lo bonito que es tener esa sonrisa en la cara… lo absurdamente maravilloso que resultaba tener esa ilusión… no se puede comprar, en ninguna parte… se siente o no… sonreí por dentro pensando que yo sé lo que se siente y, sólo por eso, ya soy rica de alguna manera… me ha preguntado si me casaría con él, me dijo… pese a saber que no te gustan las bodas, pensé, sé que ahora mismo eres la mujer más feliz del planeta… es tu hombre, pensé, no cabe duda alguna… mira este es Triskel, me dijo con una ternura absoluta… en la imagen, un cachorro de border collie… un bebé de perro, su perro… está entusiasmada, pensé, es su primera pequeña familia…

Decidimos salir a disfrutar de la noche de Majadahonda… una de esas noches de mayo con una temperatura que dice “sal a la calle ya”… nos fuimos de paseo por la Gran Vía… nos cruzamos con un hombre con mil tics por segundo que a mí me recordó al pirado de “Loca Academia de Policía”… pasó mirándome, le vi por el rabillo del ojo… ella me lo ratificó… le has encantado, me dijo… seríamos crueles, sin duda… pero nos reímos… el chiste era único y el chico, francamente, era guapo… pobre, pensé, si hablara conmigo le volvería loco en cuestión de instantes y no podría estar ni un segundo quieto… me habló de su grupo de amigas… de una herida que había marcado un antes y un después… una que no podía olvidar… hablamos de lo malo que es el miedo, de las jugadas que nunca esperas vivir y vives… me preguntó por Colombia… de todo lo vivido, le dije, sobre todo me quedo con descubrir a mi tía… le conté las interminables charlas en pijama… los momentos cómicos… sé que ella entendía mi entusiasmo, le encanta la gente como ella... le conté mis andanzas por aquél país al que sé que volveré… mi encuentro con Nando y Nela en Panamá, nuestra noche de a tres metidos en la misma cama, el ciego de Ricardo –un paciente instructor de buceo amigo de Nela, y un hombre absolutamente encantador-… se reía… yo y mis episodios paranormales, pensé… sé que a ella le fascina que mi vida sea como un circo… los comparte en lo bueno y en lo malo… quizás porque se siente hermana mayor, y yo la siento como tal…

En esas ya estábamos pidiendo un kebab para cenar… en la mesa de al lado, un hombre al que se le iba la vida entre toser y estornudar… sonaba francamente mal… a veces hablaba, no sabíamos si con alguien o sólo… mientras cenábamos, diseccionamos los meses de marzo y abril… yo no paraba de hablar, de contar… de los momentos Movistar… de lo mal que anda el clero… nos reíamos… en estas, el hombre se levantó y se fue… comentamos lo peculiar del tipo, cómo estábamos las dos vigilándole de alguna manera por el rabillo del ojo… cuando ya volvíamos a hablar de cualquier cosa, volvió… mirando a mi amiga fijamente, le tendió una mano… tenía una rosa amarilla, se la ofrecía… mi amiga, como buena dama que es, le agradeció el detalle enseñándole muchos dientes… eres increíble, pensé, la elegancia natural más auténtica que conozco…

Sus madrugones y mi insomnio chocaron de manera frontal… y la mandé, literalmente, a la cama mientras charlábamos en la puerta de su casa… se le cerraban los ojitos y su cara de sueño me la conozco… nos abrazamos como hacemos siempre… mañana hablamos Palita, que es como la llamaba su sobrina cuando era pequeña y como decidí llamarla yo hace muchos años… mándame un mensaje cuando llegues cielo, me dijo… sí, somos así… aunque sea de ciento en viento… mientras volvía a Madrid, el cuadro era único… el sky line de la ciudad iluminado… la luna… la sensación de volver a casa tranquilamente cantando… disfruto muchísimo siempre el camino de vuelta hasta Madrid de noche… buen rollo para una cálida noche de viernes…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Una rosa amarilla cargada de bichos asquerosos!!!!!!!! jajaja.

Fátima dijo...

pero rosa al fin y al cabo!
Y oye!! que según él, se fue "muy lejos" -300 metros- a buscarla...
Eso es un detalle...

;-)

Anónimo dijo...

Fatima tienes un don no cabe duda, sabes hacer sentir a la gente, leerte es meterme de lleno en la historia y vivirla. Gracias por este maravilloso regalo, no te imaginas cuanto y cuan profundo ha llegado.