domingo, 10 de mayo de 2009

Entre el bien y el mal

Ya es madrugada… veo la luna llena por la ventana… está increíblemente brillante, tanto que si apago la luz el salón no se queda a oscuras… tan sólo dos velas encendidas… estamos en primavera, pienso para mí… otra nueva, distinta… ni mejor ni peor… tan sólo, muy diferente… la semi oscuridad de esta casa no me asusta… miro el mundo desde la ventana, es verdad… pero a veces esos cristales me ayudan a aislarme de esta ciudad… del mundo más allá de ellos… para pensar, para pasar revista a viejos archivos de imágenes que viven en mi mente… no puedo evitar estos ratos de soledad elegida… a oscuras… tumbada en el sofá… mirando la luna por la ventana… y dejando que mi mente vaya a dónde desee…

Esos momentos me permiten también inventariar errores y aciertos… me permiten darme cuenta de que, pese a la inclinación natural, no puedo dejarme llevar por el impulso… es distinto, quizás… no es tan fuerte ni tan poderoso… se ha enfriado de alguna manera… entendiendo la naturaleza de su error… demasiados tropiezos en el mismo lugar, sí… y ¿qué mejor que demostrarte a ti misma que eres capaz de vencerlo?... ha llegado el momento de sentirlo, sí… y es agradable notar que eres dueña de ti misma… más allá de las tripas, más allá del corazón… en este combate de boxeo en el que caí por KO técnico he logrado levantar la cabeza… no volveré a tropezar en la misma piedra, te dices… te ha costado demasiado trabajo aprender a sortearla… a evitar esa tentación… a no contemplarla, simplemente, en el contexto de tu vida… necesitas saber sí… muchas cosas... pero quizás, simplemente, no sea el momento…

He acertado a equivocarme muchas veces… muchas de ellas midiendo el impacto del ostiazo… sabiendo cómo sería… y he de reconocer que no me arrepiento de ello… cada uno fue un pasito más… pequeño, discreto… tembloroso y, sobre todo, torpe… pero siempre hacia delante pese a las recaídas… me río de ser un tonto sin fronteras, tengo carnet oficial… pero es curioso, la vida es más bonita así… “qué sería del mundo sin idealistas como tú”, me dijo la otra noche una gran amiga… no lo sé, pensé, yo sólo sé vivir como lo hago… estoy en paz conmigo misma, por fin lo siento… y, quizás por eso, he pasado unas extrañas noches de comunión conmigo misma… unos extraños días de felicidad y ánimo sin motivo alguno… tan sólo, por el mero hecho de serlo… sin necesidad de más… sí, estoy –como suele decirse- “muy happy”… lo mágico es que desconozco el motivo, y eso me gusta… pese a las historias que rodean el mundo, pese a los momentos de nostalgia… estoy tranquila y, de alguna manera, he recuperado la absurda enfermedad de la semi-felicidad absoluta constante… y me gusta…

Ha llegado el mes de mayo de un año que, según mi prima María, es “el nuestro”… y pese a todo, siento de alguna manera que lo es… un año I… un comienzo, un principio… demasiadas ideas en la cabeza… entran, se quedan… me cargan las pilas… demasiadas preguntas que me permiten mantenerme viva… activa… siempre he tenido el vicio de preguntar… quizás porque me gusta entender… o, quizás, porque me interesan las personas… sus vidas… su manera de sentir o de pensar… no puedo evitarlo, a mí me fascina todo el mundo… cada uno de nosotros es un pequeño planeta que explorar… me gusta sentir emociones… sí, soy una auténtica adicta y lo reconozco…

Yonkie, cotilla, lunática y loca… no son malos compases para un tango, me descojono… pero es lo que soy… con mi cara A y mi cara B… con mis cosas buenas y mis pliegues personales más jodidos… con esa bendita estupidez de creer en las ideas, en las causas, en las personas… con esa maldita curiosidad, visceralidad y carácter… soy así, supongo… bailo entre el bien y el mal… entre lo que debo y lo que quiero… aprendiendo de los errores porque, por fin, los veo así… pese a ser, únicamente, eslabones de una lucha… quizás ahora sea un poco más vieja… pero, sea como sea, sigo como cuando era una niña… mirando la luna llena… fascinada… sabiendo que, soy lo que soy con todo lo bueno y lo malo... vuelve a gustarme vivir conmigo… he logrado completar la primera parte de este extraño proceso kafkiano mío...

De aquí a convertirme en mariposa va un paso... al menos, he logrado desenredarme del capullo...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tú siempre fuiste mariposa. Otra cosa es que vivamos en una metamorfosis constante. Simplemente para renacer. Porque hace falta. Porque es necesario.
Para cambiar las alas. Para vestir otros colores...
Sólo sigue volando. Sigues siendo mariposa.


Da gusto leerte. Te lo dije. Un placer para los sentidos.
Besos gordos desde el levante.