miércoles, 20 de mayo de 2009

Cincuenta días

Por suerte o por desgracia, hay muchos días vacíos en mi última época vital… si alguien me preguntara qué hice en octubre del año pasado, simplemente, no sabría contestar… supongo que algo, entiendo que nada… no lo recuerdo… tan sólo, lo borré de mi mente… lo arrinconé en alguna parte de esta jodida cabeza que tiene vida propia y a la que todavía le busco el botón de apagado… supongo que la mente es así de curiosa… cuando algo duele, lo borra… cuando sufres, lo borra… cuando no quieres recordar, lo borra… y así día tras día… mes tras meses… demasiados meses, me digo, tantos que nadie se los merece… nadie…

Pese a mis lagunas mentales, ahora llevo una cuenta… una cuenta especial que sabe a esperanza pese a los momentos de tormenta… que sabe a vida, a mucha vida, en apenas nada de tiempo… qué distinto se ve todo cuando, simplemente, miras más allá de ver… cuando sientes más allá de dejar pasar el tiempo… cuando logras, incluso, pasarte una tarde entera llorando aunque no tengas un motivo real… únicamente, quizás, por el mero hecho de sacar de ti eso que parece no encajar… eso que parece haberse quedado a vivir y que rechazas… quizás por eso ahora llevo la cuenta… sí… apenas cincuenta días… no llega a dos meses… un tiempo que me sabe a triunfo… a carta urgente sin destinatario… a una meta personal que, por encima de todo, es sólo mía pese a que busque ser compartida…

Estos 50 días son mis días de desintoxicación… de tanto pasado… de una lucha inútil contra los molinos… ojalá alguien luchara así por mí, pienso a veces… para sentirme, simplemente, tan importante como para provocar semejante guerra personal… la he librado conmigo misma y ahora, cuando he llegado a este primer ecuador, me doy cuenta de que no ha sido tan difícil… que no me ha costado tanto trabajo… quizás sea la primera de mis decisiones últimas, el primero de mis puñetazos sobre la mesa… iba siendo hora, me dice ese poquito amor propio que tengo escondido en alguna parte, por fin te has despertado… antes temía que fuera un espejismo, ahora simplemente sé que es una realidad… como me dijo un buen amigo, es momento de cerrar capítulo…

Durante mucho tiempo, he visto a través de los ojos de otro… he sentido a través del corazón de otro… he pensado en la vida de otro antes que en la mía… me he culpado de las heridas de otro… he permitido que se me culpe, sí… y me lo he creído… cada cual que cargue con su propia cruz… la de sus errores, la de su conciencia… la mía, por fin, ha logrado estar quieta… quizás porque he puesto las cartas sobre la mesa… porque he logrado ver la realidad y no rebelarme más contra ella… para qué, me pregunto, si no hay más ciego que el que no quiere ver… me lo aplico... me he alejado de esos momentos en los que, simplemente, buscaba respuestas donde no las hay…

No, no me he rendido… la vida no es para cobardes… tan sólo es cuestión de echarle pelotas… de poner el alma en lo que hagas… de enfrentarla cogiéndola por las cuernos aún sabiendo que te van a pegar una cornada… de caer rendida, sí, ante la evidencia… de sentir que has perdido una batalla pero que la guerra sigue quedando por delante… morderé el polvo, no digo que no… pero también sé a qué sabe la gloria… sé a qué sabe que tu gente te quiera… sé a qué sabe tener amigos incondicionales que te dicen grandes verdades y soportan tu caída contra el suelo… que te apoyan en tus locuras para luego recoger tus pedazos… sé qué es que respeten cómo sientes, cómo vives, cómo piensas… sin juzgarte, tan sólo compartiendo contigo el vuelo y esperando a que vuelvas… sé qué es desengancharte del horrible vicio de amar sin que nadie te lo devuelva, sin sentir ese calor… sé lo que es empezar una vida de cero en el mismo lugar donde alguien la dejó… y quizás, sólo por eso, soy un soldado que sabe que volverá a casa cuando todo acabe…

Un puñado de días, sí… apenas cincuenta… pero son míos, nada más… y, pese a sus noches, he logrado hacer mis propios deberes… cumplir con mis tareas… recuperar eso que dejé atrás sin merecerlo… eso que permití que alguien me robara de manera consentida… sí, son 50 días… los primeros de muchos, los últimos de algo…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

los primeros de muchos no lo dudes. La vida a veces te da sorpresas, buenas y malas. Y nunca se sabe, Fa!
NUNCA se sabe

Anónimo dijo...

Pequeña, estoy muy orgullosa de tí. Cómo ves no hay nada imposible. Ahora a luchar por tí y a mirar por tí, que ya es hora. De todo se aprende superneni y yo sé que esto te está sirviendo para aprender a quererte. Sigue hacia adelante y no tires por la borda todo el esfuerzo hecho hasta ahora y todo lo conseguido!

Animo mi leina!!

Anónimo dijo...

"MANCÒ LA FORTUNA, NON IL VALORE".

Tú lo has dicho: "...de sentir que has perdido una batalla pero que la guerra sigue quedando por delante..." Sigue luchando.

Un besín...o un millón. (Desde la luna...)