miércoles, 7 de octubre de 2009

Preguntas sin respuesta

Me pregunto cómo, cuándo… en qué momento… por qué… me lo pregunto sin llegar nunca a una respuesta… no la hay, lo sé… pero lo irrazonable se escapa a la capacidad de mi mente… nunca antes pensé necesitar tanta racionalidad para algo tan irracional… y, sin embargo, la busco de manera irremediable… no logro rendirme a no comprender… a no lograr saber ese cómo… ese cuándo… ese en qué momento… y ese por qué… hay cosas que no lo tienen… carecen de un motivo… de una razón específica… y aún sabiéndolo, la busco…

Trato de saber las instrucciones específicas…las mentiras… los muchos aciertos, los muchos errores… todas aquéllas cosas a las que paso revista tratando de exprimir cada una… sacarle el jugo, pulverizarlas… los engaños, las sorpresas… las desilusiones, los descubrimientos… todas aquéllas cosas que envenené hasta matar…hasta masacrarlas, una a una, cada una de ellas… no, quizás nunca debí hacerlo…sí, quizás tenía que hacerlo… elegir la respuesta correcta, buscar la palabra perfecta… no hay una, tal vez nunca la hubo… quizás, simplemente, fueron las correctas… las que tenían que ser… las que tocaban en ese momento… pese a que me pregunte el cómo, cuándo… el en qué momento… el por qué… aún previendo, sintiendo, sabiendo y comprendiendo con las neuronas que no existen respuestas…

Me atormentan, lo sé… todos esos adverbios… todas esas preguntas… me persiguen para recordarme que hay capítulos pendientes de escribir más allá de la primera línea… enciendo un cigarro, apago un cigarro… miro por la ventana… es de noche… la más larga que recuerdo, la más corta que recuerdo… no de las más oscuras… a sus horas hay que sumarle demasiados factores… nuevos cómo, cuándo… en qué momento… un nuevo por qué que no calibra el objetivo… que no acierta con la diana correcta aún conociéndola… aún sabiendo que está delante de mis propias narices… aún intuyendo que lleva estando ahí mucho tiempo… divago… me estiro y me contraigo… crezco, menguo y muero en un solo día… para volver a nacer o, simplemente, para no volver a encogerme… para poner los pies sobre el suelo y sentir su frío entrándome por las plantas… para no notar, quizás, que las preguntas y los adverbios se me clavan como si caminara sobre una cama de clavos… como si fuera un faquir cualquiera lleno de agujeros…

Todo a la vez, todo en el tiempo… todo a mi alrededor en mitad de una nada o de un todo a los que les busco límites sin encontrarlos… sin lograr ver la línea de un horizonte que, a veces, es simplemente infinito… tengo sueño, muchísimo… noto cómo me pesan los párpados… y mientras intento no dormirme, me asalta esa misma ristra de preguntas sin fin… cómo, cuándo… en qué momento… y la más terrible de todas… esa que me acompaña muchas veces y que sé que carece de lógica aplicable… por qué, me pregunto… por qué, me repito…

1 comentario:

Protespante dijo...

No te fumes la vida, solo se puede disfrutar una vez. La siguiente de otra cosa, lo otro humo.