jueves, 11 de diciembre de 2008

Diciembre

Siempre he creído que diciembre es un mes un tanto loco… es el mes de las grandes pasiones… de los grandes rencores… el mes de los recuerdos de otras épocas… de la melancolía… de esa especie de sentimiento de sentir que te invade… es la época del año en la que, aunque no te guste, siempre echas de menos a quiénes faltan… una extraña tristeza teñida de luces de colores con formas de estrellas que, desde el comienzo del mes, adornan las ventanas de las casas… es el mes en el que se acerca la transición… un año más… un año menos… un nuevo cierre de ciclo…

Haces balance de tu vida… de cómo han sido esos 12 meses… aunque no quieras, de manera inconsciente, ese último mes del año marca sensiblemente tu balanza… te paras a pensar en los planes no cumplidos… te haces tus propios propósitos… te propones comenzar una nueva vida… hay quien dice que dejará de fumar, aunque nunca lo cumpla… quien se asegura a sí mismo, convencido, que comenzará a hacer ejercicio… y quien, simplemente, pretende comenzar esa nueva época con toda la fuerza del mundo…

Diciembre es un mes que nos vuelve a todos un poco locos… de alguna manera, afecta a nuestras cabezas… las prisas, los agobios… siempre, aún con planificación, a todo el mundo parece caérsele encima… hay que dejar tareas terminadas antes de acabar un año más… la gente se entristece pensando en lo que no tiene que tenía… en lo que se fue… no disfrutamos lo que tenemos ahora, sólo podemos mirar hacia delante y hacia atrás… y mientras, la vida pasa… y, lo que es peor, para cuando nos descuidemos el año toca a su fin y seguimos dándole vueltas a las cosas que no hemos conseguido, a las que sí lo hicimos… a los errores, a las pequeñas victorias… y a los aciertos… pero lo hacemos frenéticamente… necesitamos zanjarlo… todo tiene que estar preparado en esa noche de cambio…

El ser humano vive en un permanente estado de satisfacer esas tareas pendientes… es así, somos así… y sin embargo, al llegar diciembre, la prisa es todavía mayor… por qué? Incomprensible… la tristeza lo tiñe todo, menos las caras de los niños que sólo piensan en que llegan las vacaciones… hoy me decía una buena amiga que lo están estudiando ya como un tipo de alteración emocional, como el síndrome post-vacacional o la astemia primaveral… pero lo jodido es que una vez al año, nos toca… una vez al año, aparece… y una vez al año, caemos en la trampa… a todos nos afecta, a todos nos toca… y es que creo que nadie logra nunca completar sus deseos, sus propósitos… si lo hiciéramos, la vida no sería lo que es…

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