jueves, 18 de diciembre de 2008

¿A dónde vas?

Me preguntó el taxista en mitad de la noche más fría de Madrid… ¿cree que con una sóla carrera podría llevarme al fin del mundo?... podemos intentarlo, no tengo nada que hacer mañana contestó… esta ciudad puede ser un mundo por explorar, sin ir más lejos, un martes por la noche… pese al frío, a las luces de Navidad… a todas esas cosas que te recuerdan que este año maldito termina… por fin, me digo para mí misma… lo borraré del paso de mi vida…

Me sentí viajera de nuevo… con ese billete de tren en el bolsillo que tanto me quemaba… ¿dónde está el de vuelta, dónde lo he guardado?... quizás en algún bolsillo pequeño, en algún cajón del armario de los recuerdos… volví a casa después de un vuelo complicado, demasiadas turbulencias… demasiados altibajos… los pies en el suelo… la cabeza en alguna parte del trayecto… los reyes a veces pierden sus coronas… las princesas las bragas… los piratas el parche…

Leí, ¿a dónde vas?… despertó en mí el resorte del tiempo… la radiografía de esa cerradura con muchos candados… silicona en el corazón, sin duda… así no traspasa, no permite fugas… blindado contra viento y marea… quizás el destino elegido sea el correcto… en cualquier caso, ha de ser así… aislado y precintado contra cualquier imprevisto del viaje…

Lo preguntaría, pensé… pero para qué si el camino de cada uno se escribe con cada paso… no late, no… sólo permanece… espera quieto… el sonido del tren resuena en mis oídos… lo sé… una locura… así fue, y no habrá más que un solista… un único sonido… en esta encrucijada acabo de poner mi tienda de campaña… me gusta el lugar, el paisaje… y hasta cómo se respira… el polvo no se levanta del suelo… mañana será primavera, lo sé… y sonrío…

La gran pregunta ya no me quita el sueño… el mapa del tesoro está confuso… se ha enmarañado… la trampa del laberinto… la más jodida de todas…

Bon voyage!

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