jueves, 11 de diciembre de 2008

Una noche de diciembre, Iñigo, Latina Stereo y el regalo maldito

Cuando menos te lo esperas, la vida te regala un rato de sonrisas… uno de esos auténticos, que no puedes reprimir y en los que todo parece ser especialmente divertido… uno de ellos ha ocurrido esta noche… en mitad de esta oscuridad con una sóla llama de luz, esta madrugada se ha inundado de carcajadas… me ha dejado olvidar completamente… durante un rato, sí… pero me he vuelto a morir de risa como hacía mucho tiempo…

Mientras yo escribía, cómo no, para mi querido blog… para este micro cosmos en el que digo lo que quiero, me destripo, muero y resucito… escribía sobre las cosas de la vida, sobre lo difícil que es entender… escuchaba a una amiga contarme su singular noche… una llena de recuerdos, de excitación, de no querer pensar… cuando Iñigo llegó… abrió la puerta, como mi compañero de piso que es, y vino hasta la mesa para enseñarme el objeto del deseo de esta noche… al principio, y mirando el dibujo de la caja, he de confesar que creía que se trataba de un picador de verduras… “coño, qué regalo más… peculiar… qué es?”, dije con asombro… “una radio para la ducha”, contestó él muy sonriente… el invento simula –cuando lo miras con calma y no te aterroriza el dibujo de la caja- un grifo de los de antes… muy chulo, sí… y comenzó el peculiar combate de boxeo… el hombre contra la máquina…

Primer ring: comprender las instrucciones… en el mismo tamaño de una estampita religiosa, los fabricantes explicaban en 5 idiomas –incluido el danés, sálvese quien pueda!- cómo hacer funcionar el aparatito… mientras yo explotaba el papel de burbujas, Iñigo libraba su primer combate… lograr abrirlo para meterle las pilas… fue complicado descubrir en qué sentido giraba aquello… una vez logrado –aplauso en las gradas, Iñigo sonríe- nos encontramos con la segunda dificultad… la caja de herramientas ha desaparecido, y logramos abrir el tornillo con un cuchillo… bien, lo hemos conseguido…

Segundo ring: una vez montada de nuevo, a Iñigo le da por hacer pruebas… descubre que si coloca el embellecedor que reza “esto sirve para sacar el aire de la ventosa y que agarre mejor”, la radio no se agarra… el tornillo no gira… y ahí comienza el disloque… lo probamos sobre la mesa, no engancha… sobre la estantería, se cae… y llega el maravilloso momento en el que, pese a no agarrarse el invento a su base, la enciende… la primera cadena que suena no tiene desperdicio… “La-la-la-la-latina Stereo”… un compendio de música Latinoamericana de lo más variopinto… el extraño aparato comienza a escupir frases como “pásame la botella, voy a beber en nombre de ella”, “llegó el huracán”… y una canción que –estamos convencidos- sonó dos veces seguidas… eso, o era simplemente interminable… sólo os diré que Iñigo me preguntó “qué le pasa a este hombre que no entiendo nada de lo que canta?” y yo contesté “pero no es una mujer?”… la canción decía “dime que ama-a como nadie me ama-a”… y comentaba algo incomprensible sobre un hombre con corbata… mañana volveremos a escucharlo a ver si pillamos la letra… hoy, entre carcajadas, ha estado complicado… después, y mientras Iñigo me hablaba de la próxima boda de una amiga de los dos… una boda en una tierra conocida, querida, con olor a mar… comenzó a sonar una canción que parecía la banda sonora a esa melancolía… “cuando fue la última vez que viste las estrellas con los ojos cerrados?”… he de confesaros que parecía haber escogido ese momento… la música, a veces, simplemente habla más que tú…

Tercer ring: Iñigo y yo nos movemos como esos perros de los coches… apagamos la radio, la volvemos a encender… y al ritmo de La-la-la-latina Stereo movemos el cuello y los hombros… nos miramos, y nos descojonamos… decidimos que, desde hoy, es la radio oficial de la casa… ¿por qué no ducharse con ese ritmillo tan pegadizo?... Iñigo propone colocarla en la ducha, y el aparato maldito que yo creía era una picadora de verduras se revela… en un escorzo sobre la bañera, Iñigo no consigue que el tornillo sujete la base con la radio… subo a verle en acción… y sin saber cómo –o sí, fruto de las ganas de que la puta rosca entrara en su sitio- acabo metida en la bañera… se me está mojando el bajo del pijama… y comienza en esperpento… Iñigo sujeta con una mano la ventosa y, con la otra, los bajos de mi pijama… le pido que me suelte, no puedo enroscar la radio con semejante ataque de risa…

Cuarto ring: el aparatito infernal se sigue revelando… en un acto casi de ingeniería naval, Iñigo se pone los vaqueros modelo “desde Santurce a Bilbao” y se mete en la bañera… considera que le falta espacio… ha decidido que, sí o sí, aquello enrosca… lo dejo por imposible y le veo girar y girar aquello y sentir como, al soltar, se cae… abandona, yo saco la bandera la paz… y decidimos que ese embellecedor que nos está tocando los cojones es prescindible… sí… si esta noche oímos el golpazo es que, efectivamente, a la radio le hacía falta esa sujeción… La-la-la-latina Stereo sigue sonando… y para cuando Iñigo la apaga, le doy gracias al cielo por el silencio…

Una noche en Galileo 26 puede resultar un bálsamo a veces… con pequeñas cosas, con unas risas absurdas… con momentos cómicos que pueden no serlo tanto para los demás… pero lo más curioso es que, con cosas tan absurdas, sientes un poquito el hormigueo de la felicidad… un momento que te relaja de una manera absoluta… qué poco hace falta para poder cambiarle la cara a un día…

2 comentarios:

Unknown dijo...

A todo el que consiga, bien porque la compre o bien porque se la regalen, nuestra radio de ducha, dos consejos:
a) 95,5...Lalalalalatina estereo
b) No te pelees con el embellecedor. La radio sigue colgada en la ducha y no ha hecho falta quitarle más aire...Y si te quieres pelear que no me entere yo que no guardas las formas: fundamental look "desde Santurce a Bilbao" o, en su defecto aguantar los bajos al/a la compañero/a de piso.
Supercompi, no se si elegir Lalalalalatina estereo como radio oficial es muy acertado teniendo en cuenta que la tenemos todas la mañanas en el piso de al lado...¿No nos saturaremos de musica latina?
Acuerdate hoy de encenderla mientras te duchas y ya me contarás si bailas o no como yo hice ayer por la mañana...Que confesión más terrible...

Logos Comunicación dijo...

jajajaja, me he reído demasiado con este texto riket! Es una locura! También me alegro de que hayas elegido la alternativa La-la-la-la-latina Stereo para despertar todas las mañanas en la ducha! A ver si con esos ritmitos te animas a darte una vuelta por estos lados!

Por cierto que la canción que dice "cuando fue la última vez que viste las estrellas con los ojos cerrados" es de un guatemalteco que se llama Ricardo Arjona. Tiene una música muy recomendable, sobre todo una canción que se llama "Si el norte fuera el sur".

Un besote desde Panamá

Fer