martes, 30 de diciembre de 2008

El señor de la ventana de al lado

Me he dado cuenta que la vida tiene extraños giros que, de manera general, pasan desapercibidos… pero que están… realidades paralelas que vivimos al margen de la oficial… calladas, quedas… refugiadas en Internet… en una pantalla… en un chat… en cualquiera de los inventos que la tecnología nos ha permitido para comunicarnos a miles de kilómetros de distancia… vivir vidas paralelas a la diaria… permitiéndonos sentir, tan sólo, a través de una pantalla…

Mi reflexión parte de una episódica enfermedad que sufre una amiga mía… una adicción consentida y convenida a través de una pantalla… conociendo más a fondo a alguien que es aparentemente un desconocido… un extraño conocido tras un par de conversaciones… un hueco en el ritmo del curro para hablar… una constante permanencia frente a esa pantalla para continuar con la conversación… mi amiga a veces incluso sufre la conversación en sus propias carnes… siente la excitación a través de las palabras que escupe una pantalla… la imaginación ante lo desconocido vuela de tal manera… y a veces, es tan necesario leer ciertas cosas y ponerles la voz que les corresponde… en ocasiones sentir es cuestión, únicamente, de imaginar… algo que puede convertirse en una sensación auténtica de placer…

Tras muchas líneas de chat… tras hacerse conocidos tras las pantallas de un ordenador… mi amiga y su particular Romeo cibernauta quedaron para tomar café… nada extraño, un simple encuentro de amigos… un café de Madrid, una mañana de invierno, la conversación con una taza de calor… los componentes ideales para una escena romántica… mi amiga acudió a la cita conocedora de la realidad… que su particular partenaire tenía una pesada mochila sobre sus espaldas… la que te da tener siete años más de vida…

Y, entre café y café, descubrió los misterios de Perú… lo difícil que es a veces la vida… vivir a caballo entre tantos lugares… el dominio de uno de los idiomas de la infancia, ese francés que suena a veces como un susurro… una verónica lanzada al aire… una conversación que nunca tendría fin… con la despedida, llegó lo que tenía que llegar… esa extraña situación en la que, sin quererlo, sucede lo que tanto mi amiga como su compañero desean… un momento, nada más… válido por un ticket de la atracción… lástima que el tiempo vaya a veces tan deprisa…

Se volvieron a refugiar en sus pantallas… en sus conversaciones a media luz… a la excitación de lo no dicho… del descubrir… del conocer a alguien… el cosquilleo en la punta de los dedos antes de escribir… la media sonrisa ante ciertas cosas que se escriben… el suspiro… la impaciencia de una respuesta que parece tardar una eternidad pese a ser simples segundos… una vida en paralelo con la real… una vida que también es vida pese a existir en un simple teclado… el deseo… las ganas de sentir… de hablar de cine… de compartir un sol, después una luna… o, simplemente, de bajar en ascensor…

A veces la libertad vive gracias a la era digital…
P.S.- Amiga, lo prometido es deuda... y sabes que soy mujer de palabra...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi niña!! Te quiero, lo sabes ¿verdad? GRACIAS!!!