sábado, 7 de marzo de 2009

Marea de viernes noche, teléfono y fotos

Estaba intranquila, he de reconocerlo… si creo que por algo me sigue gustando la fotografía de papel es porque siempre encierra sorpresas… algunas veces, desagradables cuando todo eso que tú has visto con tus ojos no sale en el carrete… o cuando, incluso, tienes pánico a no haber sabido usar debidamente la cámara… sí, ir a recoger unas fotos es como jugar a la lotería… puede tocarte algo y alegrarte el día, o salir completamente hundido de la administración… quizás por eso hoy estaba nerviosa cuando puse el primer pie en la tienda Lomo… las imágenes que tenía en la cabeza de mi viaje, las que más me habían impactado, tenían que estar ahí…

Después de hacer un trueque que le debo, Tato me dice que tengo buenas fotos… que no está mal para ser “mi primera vez”… añadido, de tantos carretes han salido la mayoría de las fotos… estoy deseando llegar a casa, no puedo evitarlo… quiero meter ese CD en el ordenador y poder verlas de verdad… mientras esperaba el autobús en Gran Vía enchufada a los cascos, no podía parar de mirar las miniaturas de fotos que ilustraban la portada del CD… no veía nada, no era capaz… en algunas veía colores maravillosos, sabía que esas eran bonitas… pero deseaba verlas, recordar… saber si ese pequeño pedacito de América que quise traerme de vuelta me había acompañado… y, cuando logré llegar a casa y verlas en la pantalla, respiré… cuanto más las veía, más me gustaban… más me recordaban… los niños emberá… las mujeres kuna… el cielo de Bogotá… sus calles, me encantaron sus calles del centro… no podía esperar, necesitaba hacerlas ver… esto de la lomografía, por lo peculiar que es la foto en sí, tiene un puntito de voyeur… hay gente que hace auténticas virguerías con una cámara de plástico y las comparte con los demás… es un pequeño club de “distintos” que cada vez es más grande…

¿Y qué puede hacer una mujer de 29 años un viernes por la noche?... dedicarse a subir sus fotos a Internet… a mirarlas, ordenarlas… desestimé la invitación de salir de copas… quería terminarlo… mientras, la voz de Idoia me acompañaba al otro lado del teléfono… arreglábamos nuestros mundos, nos reíamos… se quedó dormida, sí… su semana de sobresaltos la tenía rendida… sorprendentemente, la mía parecía respetarme todavía… miré el reloj, en Bogotá son seis horas menos… y para cuando terminaba de colgar la última foto, escribí un mail a mi tía… la llamé… de golpe, volví a estar allí… me la imaginaba sentada en la cama suya -en la que todo el mundo se iba sentando hasta parecer el camarote de los hermanos Marx-, hablando, con esa aparente seriedad con la que dice las cosas más divertidas del mundo… me dice que leyeron mi blog, me hace ilusión saberlo… le hace ilusión que le haya mandado un mail con el link para ver las fotos… estaba intrigadísima por saber cómo hacía fotos esa cámara que parecía de mentira… me cuenta las novedades de allí, yo le cuento las de aquí… nos reímos cuando me cuenta que a Pipe le ha tocado defender a Palestina en un juego de simulacro de las Naciones Unidas en el que participa… me pregunta por el cumple de Pons… por Iñigo… me alegra ver que una parte de mi mundo se ha quedado con ella como una parte del suyo se ha venido conmigo a Madrid… acordamos un eje comercial Madrid-Panamá-Bogotá para importar a Colombia jarabe chino para la tos… un descubrimiento panameño de Nando y Nela que tiene a mi prima Ana y su hijo encantados de la vida porque pueden respirar cuando tienen una crisis de asma… me dice que se ha acordado de mí esta mañana cuando ha visto los maracuyás en la cocina… hablamos de venir a España… a su tierra, a esa otra mitad de lo que es y siente… me dice que el tiempo todo lo acaba, se ríe… me repite que “he conquistado América”, a lo que le respondo que quizás América me ha conquistado a mí… me recuerda que mi habitación está allí esperándome… me viene a la mente la imagen de Bogotá iluminada desde el despacho de mi tío… me encantaba mirarla por las noches…

Una hora después colgamos… y reconozco que estaba encantada de sentirme así de bien… de haberla escuchado, de haber recordado imágenes que son parte de mi álbum de recuerdos… de poder enseñárselas a ella desde el otro lado del océano… si antes creía que mi viaje me había cambiado, ahora además sentía que lo había hecho… en el momento preciso… para mirar hacia delante de otra manera… para hacerme millonaria en pequeños detalles de la realidad que, simplemente, te pegan un chispazo en la cabeza… el cortocircuito perfecto, el adecuado… ese que te sacude el espíritu y lo vuelve a poner en marcha…

Sí, creo que sufro el mismo síndrome que las madres con sus hijos… son todas preciosas, o eso me parece a mí… pero os dejo el link para que las podáis cotillear y tirarme piedras si lo consideráis oportuno…

http://www.lomospain.com/galerias/verGaleria.php?user_id=15794

No hay comentarios: