jueves, 12 de marzo de 2009

No soy de alquiler

... me dije colgando el teléfono… no, no lo soy… y quizás esa intensidad con la que siento todo sea la que haga que el dolor sea tan insoportable y la alegría tan alborotada… no soy de alquiler, mi corazón no lo es… y querer forma parte de mi registro, así pasen cien años o un día… así una persona que no es familia la sienta como tal… las noticias a veces me caen como jarros de agua fría, es cierto… pero no sé sobrellevarlas de otra manera… de forma automática, en mi mente se agolpan un millón de imágenes… un millón de recuerdos… un millón de momentos y otro millón de miradas… soy así… el búho que vive dentro de mí observa y recuerda… y, hasta el momento, este corazón que no está en venta no sabe cómo se olvida…

Quizás por eso no puedo evitar que noticias que me llegan de lejos me afecten… que me pongan triste pensando en una memoria que ya no es tal… en una mirada que, como me cuentan, está perdida… no es, no está… quizás se fue hace mucho tiempo, quizás un día de agosto cuando dijo adiós aunque no quisiera… quizás la pena fue más fuerte que ella… o quizás, y pese a todo lo demás, le faltó un buen motivo para continuar en el camino… una vez escuché a Eduard Punset decir que la felicidad es la ausencia de miedo… y hoy, quizás, he sentido que ella lo tuvo en su momento… y quizás no supo, quizás no pudo, plantarle cara… en esta extraña noche, recuerdo su voz temblorosa… las manos mirando al suelo pelando papas… aquélla tarta de zanahoria… una risa… muchas cosas… pero, sobre todo, sus ojos… unos ojos claros, sinceros… de esos que simplemente miran… de esos que se inundan de lágrimas sin saber por qué…

Pienso en que nunca recordaba mi nombre… “la muchachita” era como me llamaba… ahora quizás, si pudiera visitarla, ni siquiera sabría quién soy… quizás ya no pregunte por mí, pero sé que lo hacía… y eso me gustaba, me hacía sentir que una parte de esa mujer que conocí hace tantos años seguía viva… que lo mismo que ella era para mí, en otra medida yo lo era para ella… quizás, simplemente, para ella el año que hace que no me ve sea una década… no lo sé… de golpe, he recordado su risa… he recordado las veces que me dijo “ponte un jersey” pronunciando el nombre en inglés… me parecía fascinante que usara ese término, pero para ella era cómo se llamaba… es de esa generación que se crió a los pies de una frontera inglesa en una costa mimada por el sol…

Hoy me han dicho que el Poniente se había llevado parte de ella… parte de esa mujer que en mi vocabulario tenía nombre de madre… no era la mía, pero yo la consideraba la de otro… y he de reconocer que, de nuevo, me ha sobrepasado la realidad… estar tan lejos físicamente no es una barrera… lo es todavía más la lejanía cuando depende de otros factores que no se miden en kilómetros… debí visitarla en noviembre, me digo… pero sabía que no podía verla, no podía entrar y salir de su vida sin más… sobre todo, porque ella nunca ha llegado a salir de la mía… no puedo… hace años compró sin dinero un pedazo de mí y siempre será la auténtica propietaria… y ahora el viento arrastra con los días una existencia… la de una mujer, una madre, una abuela, una bisabuela… la de alguien que me daba sin darme, que me quería sin tener que hacerlo… y a la que yo quiero porque así aparecía en el guión de mi vida… sin explicación, como se quiere de verdad… sin motivo o con todos…

No, no soy de alquiler… a mí no me sirve un tiempo determinado por contrato… pese a las cosas que no comprendo… pese al cerrojo del silencio… pese a todas esas cosas, me vendí… y me rendí… a sus lágrimas incomprensibles… a las bromas sobre que no tenía apetito… a su “chispita” de Coca-Cola a la hora de comer… a esa cuchara que temblaba… a esos ojos azules que recuerdo con tanta vida… a esa mujer que me repetía una y otra vez la misma pregunta, y a la que yo contestaba una y otra vez la misma respuesta… me rendí a su ternura y a su calor… y ni siquiera le tengo en cuenta como nunca lo hice que no pudiera recordar mi nombre…

1 comentario:

Anónimo dijo...

si fueras de alquiler no serías tan especial

No lo olvide nunca