domingo, 1 de marzo de 2009

Te miro y tiemblo...

Tiemblo cuando veo ese infierno que vives… ese que parece haber borrado la sonrisa de tu cara ingenua… de esa misma cara que conozco hace tantos años… una que he visto crecer y que no entiendo por qué está donde está en este momento… te escucho contar con tanta calma una situación tan espantosa, y no sé qué tengo que pensar… las circunstancias te han derrotado quizás o, sin embargo, que te has “acostumbrado” a ellas… descubro, al menos, que no te son indiferentes… me asustaría de lo contrario…

Pienso en cuántas tardes habremos compartido… cuántas veces traté de protegerte de tantas cosas… cuántas otras habré encubierto tus noches, esas en las que sabía que eras feliz… esas en las que, pese a todo, podía interpretar tu sonrisa… habla mucho, creéme… tiemblo cuando pienso que ya no leo eso… esta noche he sabido que no es felicidad lo que tiene en su casa… esta noche he conocido tu miedo, tus silencios… tus lágrimas… he sabido lo que se siente cuando te quitan tu libertad… cómo huele el encierro… cuando pese a la realidad, eres incapaz de salir de ella… te ha rodeado, o así es como crees que es… no te das cuenta de lo capaz que eres de salir de ellas… no te falta valor, tan sólo decisión…

Te leo el susto en la cara… lo leo en ti… me hace temblar no saber cómo lidiarlo, no saber cómo hacer para dar marcha atrás el tiempo y sacarte de toda esta historia… la vida a veces da una segunda oportunidad… cruzo los dedos para que esta sea la tuya… para que saltes hacia delante… salgas de esa jaula que tú has construído… tiemblo cuando creo que no deseas hacerlo, no te lo niego… no quiero verte sufrir más tiempo así… te mereces muchas cosas, muchas que no estás viviendo…

Me encantaría poder tener palabras para darte paz… me encantaría tener esa frase mágica que a ti te sirva como bálsamo… pero no la tengo… se me escapa esta situación de presión, lágrimas y barrotes… y me hace sentir tanta impotencia no poder ayudarte a salir de esta extraña tierra de nadie minada… me encantaría verte sonreír como antes, me encantaría poder rescatarte de ese mundo que te ha absorbido y que te ha robado lo que mereces vivir…

Esta noche he sabido a qué saben las bofetadas que te da la vida… esta noche, te he visto sin saber quién eres… y ahora, cuando duermes en mi cama… cuando tu cuerpo minúsculo ocupa una mínima parte de toda ella, estoy tranquila… porque estás aquí… porque, de alguna manera, esta noche podrás dormir protegida de todas esas brasas que te arden bajo los pies…

Pero sé que mañana te irás, lo sé… tan sólo espero que vuelvas pronto…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te quiero, lo sabes, verdad?