
Me voy al banco, toca descubrir qué es lo que ha pasado… me siento en la mesa del chico que siempre me atiende y que, sorprendentemente, se sabe mi nombre… lo reconozco, tuve que leer el cartelito de su mesa para saber que se llama Miguel… de esta no se me olvida… me explica la situación, nos reímos… diría que la situación me tranquiliza, pero no hace falta… sigo estando extrañamente tranquila… me parece un reto personal… un comienzo auténtico en un determinado momento de mi vida… los 20 euros de mi bolsillo y yo sonreímos… recuerdo a los Embera, a los niños de las calles de Bogotá… a esa niña indígena que me pidió dinero descalza y sucia… tengo su cara grabada a fuego… de vuelta a casa, están en mi mente… el motor que se puso en marcha dentro de mí sigue a toda máquina… me gusta esa sensación… me siento viva, curiosa… inquieta, despierta… despierta, pienso… despierta, siento… por fin salí de la pesadilla de mi propia mente… por fin volvía, como me dijo una gran amiga, a coger mi vida con las dos manos y mirar hacia delante…
Y sorpresa… en apenas tres horas de llamadas y mails, sonó la campana… dos proyectos en vistas… dos oportunidades para darle a mi mente capacidad de inventar, soñar y crear… para sentir la profesión que estudié, la que tanto me ha gustado siempre y que ahora sólo pongo en práctica con este blog… sí, por algún jodido motivo las piezas del puzzle empezaban a colocarse en su lugar… ¿sería todo una cuestión de actitud?, me digo… asiento, de eso se trataba… la fuerza de la atracción del Universo… sí, definitivamente es una nuevo capítulo ya para escribir… respiro, suspiro… la presión, ese nudo, ya no existe… pese a esta casa, pese a mis 20 euros… sonrío… sí, me he vuelto completamente loca sin dudarlo… pero me gusta cómo se ve el mundo desde este otro lado… es más atractivo, más divertido… más auténtico… y, sobre todo, mucho más vivo…
Y después de cenar una bolsa de palomitas con vinagre de módena –nuevo invento del “pinta y colorea” para cenar-, me siento satisfecha… en Madrid ya es de noche… he sobrevivido, sí… y pese a todo el lío de día, estoy en paz… tranquila… escuchando música mientras escribo… leeré antes de dormir… ya he hablado con la rubia, cómo no?... mi mundo está en su lugar pese a estar en bancarrota… se llama sobrevivir, supongo… sobrevivir pero viviendo…
La primera vez que escuché este disco de Shuarma hace dos años me pareció música casi de coro de iglesia... sí, demasiado tranquila... ahora he de reconocer que me hace sentir esa calma y eso "no dicho" de sus canciones...
Quizás la locura me ha dado la bienvenida...
No hay comentarios:
Publicar un comentario