domingo, 29 de marzo de 2009

Esos extraños domingos

De golpe, el tiempo cambia… Madrid parece volver a vestirse de invierno para dejar atrás todos esos días de sol que parecían haberme dado la vida… la conjunción astral no puede ser peor… domingo, finales de marzo, día de invierno… para darle todavía una dosis mayor de melancolía a este luminoso frío que invade la ciudad, Cuatro decide emitir “Mentes peligrosas”… y yo, francamente, me quiero morir… de golpe, me viene a la cabeza la Chocita Sueca, un garito que hay cerca de la glorieta de Bilbao… recuerdo unas lágrimas… recuerdo el miedo a sentir… lo siguiente que me pasa por la cabeza es un CD grabado para mí… esa canción que tanto significaba… la banda sonora de una película de “mi época”… reniego de esta extraña memoria mía que sólo retiene, como les pasa a los ancianos, recuerdos de hace tiempo… y pocos de la actualidad…

Odio los domingos, creo que es sabido por todos… lo más curioso es que, antes, aunque me disgustaban sabía sacarles provecho… se hacían largos, sí… eran esos días tediosos en los que todo está cerrado… en los que pese a tener un montón de horas por delante, no sabes qué hacer con ellas… te entra una especie de estado perruno que te hace sentir que la programación de la tele es mala… que no hay nada que ver, que no sabes qué hacer… a mí antes me daba por limpiar armarios, por tirar cosas… de vez en cuando continúo con esa tradición… pero, de manera habitual, ahora simplemente leo… busco otros recursos para emplear esas horas tediosas… esas 24 horas que parecen abocadas a morir lentamente, a matar lentamente… son un día jodidamente melancólico, lo siento… pese a las tardes al sol en La Latina, pese a irme al gimnasio y volverme loca en la elíptica… lo mismo da… se hace largo, muy largo… y, por algún motivo, desde hace tiempo he descubierto que huyo de lo que hacía antes… no, ya no hay tardes de sofá delante de la tele… ya no hay ese momento de respiro… el sofá me da alergia, lo siento… he decidido desvincularme de él…

Además, he observado que a todo el mundo le disgusta soberanamente este día… sabe a soledad, quizás… a cosas pendientes… a comida familiar, a película mala… a tabla de planchar para algunos, a deportes para otros… al atasco de entrada a Madrid cuando el tiempo es bonito, a las tardes de lluvia que antes disfrutaba tantísimo con una manta… a un café con alguna amiga para paliar las horas muertas y aprovecharlas llenándolas de vida… a reencuentros… viajes que terminan, fines de semana en los que suceden cosas… acaricio las horas que le quedan a este último día de la semana… a este día que, para los católicos, es del señor y para mí es una auténtica pesadilla… supongo que no se puede quitar tampoco del calendario, hay que sufrirlo… una vez a la semana, para más INRI… qué le vamos a hacer, me digo… pasará, como pasa todo en la vida…

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