sábado, 31 de enero de 2009

De safari por mi habitación

Si algo tiene el Trópico es que, aquí, todo es a lo bestia… el tamaño de la mariposa me dejó maravillada, pero me quedaba por descubrir el apasionante mundo de los insectos… sí… las arañas son transgénicas, con un cuerpo enorme y unas patas todavía mayores… los escarabajos tienen el tamaño de mi pulgar… pero si una sorpresa me deparaba la noche era, precisamente, uno de mis peores enemigos… la cucaracha… y, cómo era de esperar tenía que toparme con una en algún momento… cómo no podía ser de otra manera, el sino de mi vida…

Metida en la cama ya entrada la noche, me pongo a leer… “Los hombres que no amaban a las mujeres”, libro robado a Iñigo y que es mi compañero de aventuras en estos días… cuando el sueño parecía vencerme, comenzó el combate… algo se mueve sobre mi colcha blanca… parecen unas antenas… al principio creía que mis ojos y gafas no estaban viendo bien, que el sueño me estaba llamando y que me estaba volviendo loca… me quedo quieta, quietísima… y aparece… en el borde de la colcha, en todo su esplendor… de unos cuatro centímetros de largo… uff, pienso, sé lo que eres… y, de un bote, me pongo en pie sobre la cama… parece mentira, me muero de asco con un bichito tan pequeño… de pie sobre la cama, la he perdido de vista… recuerdo que mi tía me había dicho antes de acostarse que, si algún bicho me atacaba, chillara… me parece un despropósito sacarla de la cama y decido que, como tantas otras cosas, he de enfrentar la situación sóla…

Tarde… este arrebato de valentía mío a lo Juana de Arco llega cuando ya no sé dónde está el bichito infernal… escruto la habitación palmo a palmo… debajo de la cama, no… detrás de la cama, tampoco… no ha podido ir más lejos, pienso… ingenua de mí… cuando vuelvo la vista a la cama, tratando de analizar cómo me comportaría yo en caso de ser cucaracha -algo que no quiero volver a imaginar jamás-, descubro que la alienígena está parada y moviendo sus jodidas antenas en el borde de las sábanas… voy a por ella, sandalia en mano, decidida a sacarla de allí para poder –como se dice aquí- “estriparla” en el suelo… pero la había subestimado… la hija de puta corre que se las pela y, cuando nota el primer movimiento, hace lo que menos esperaba… echar a volar… ahora sí que palmo, pienso, encima tiene alas… y no contenta con eso, cuando aterriza hace lo que jamás pensé que haría… meterse dentro de mi cama… me quiero morir… miro la cama como si se tratara de un ser de otro mundo al que no sabes ni cómo tocar ni cómo hablar…

Levanto sábana y colcha… y descubro que estoy definitivamente perdida… las sábanas, con unas flores muy monas, son uno de mis mayores enemigos junto con el bicho mutante que se ha colado en ellas… sí… el estampado es del mismo jodido color que ella… miro la cama, trozo por trozo… pero nada… no sé lo que es flor, no sé lo que es bicho… como una psicópata, le pego a diestro y siniestro con la sandalia… las dos de la mañana… hasta que no la encuentre, no me acuesto… estoy desesperada, he de reconocerlo… me quedan dos opciones, o la invito a un piti o la mato… creo que la segunda es más viable… pero las flores me confunden como a uno que yo me sé la noche, y no se me ocurren más métodos que deshacer la cama entera… dicho y hecho… quita colcha, quita sábana… sacúdelas… no, no está… miro la cama con desesperación… estás ahí y lo sé, me digo… el tema es dónde coño estás entre tanta flor de los mismos tonos que tú…

Con la montaña de ropa de cama sobre la butaca, quito los elásticos de la bajera… levanto la sábana como si la estuviera sacudiendo… y de golpe, la jodida cucaracha mutante está volando en mitad de mi habitación… viene hacia mí, el colmo… ha decidido joderme la noche… manoteo como si me fuera la vida en ello… me doy a mí misma con la sandalia en la cara… tengo que reconocer que, de haberla dado a ella, la habría pulverizado… veo estrellitas alrededor de mi cabeza… y, lo peor, a ella la sigo viendo volando… se para en la pared, a más de dos metros del suelo… me muero… ahí no llego ni siendo medio pulpo como soy con estos brazos que la naturaleza y mi santa madre me han dado… lo intento… nada… me subo a la butaca… nada… recorro la casa buscando una escalera hasta que la encuentro… parezco un yonkie buscando la dosis… cuando llego con la escalera, mi amiga voladora ha cambiado de sitio… ahora sí que estoy perdida… me voy al salón, me siento, me tranquilizo… coloco la escalera en su sitio… y vuelvo a la carga…

Esto es como una batalla, me digo… la europea de piel blanca contra el bicho mutante del trópico, se admiten apuestas… espero paciente, pienso que en algún momento se tiene que mover de dónde esté… pero el tiempo pasa y ella sigue perdida… empiezo a mover todas las cosas de la habitación hasta que aparece… plácida, a huevo… al lado de mis pies… sonrío diabólicamente, te tengo… error… empieza a correr y yo detrás de ella… obviamente, ella no sólo corre más rápido sino que además puede esconderse… y, lo que es peor, volar… ella sigue teniendo batería para un rato, yo ya estoy agotada… cuando menos me lo espero, se acaba la habitación… no tiene salida… mi mano no sigue a mi cerebro, sin ser consciente de ello la estoy aplastando con rabia contra el suelo… sí, la maté me digo… nunca antes me había sentido tan orgullosa de una hazaña… después de la tabla de ejercicios, me toca recomponer la cama y el cristo de habitación que había formado… y lo peor… me había desvelado completamente…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mare de deu! Es una mezcla entre peli de terror y comedia! Me he quedado "agotá" de leer la peripecia pequeña Dori, pero me he reído mucho también imaginando cada movimiento!! Felicidades por tu victoria sobre el animalillo!!

Anónimo dijo...

jajaja! lo que me he podido reir neni! o la invito a un piti o la mato..jaja, me imagino la odisea porque yo por menos de una mosca monto tremendo cisco...
Luego dicen cuando nos los cargamos que son animalitos de Dios..sí perfecto! pero que no se metan en sitios equivocados coño!

Ahí es donde has demostrado que sigues siendo la supernena!!!