
Pero esas noches son las que cambian el rumbo de nuestras vidas… son los momentos de las grandes decisiones… todo se consulta con la almohada, y más para insomnes como yo… permiten que la piedra del zapato no duela o te reviente del dolor… es un momento de extremos, sin duda… es el momento de escribir… de disfrutar del humo… de dejar volar la imaginación hacia cualquier parte… incluso hacia oscuras cavernas que no quisieras visitar jamás… la noche ampara los sueños de todos… los deseos… las melancolías… esos momentos en los que cabeza se convierte en una túrmix y puedes pensar cualquier cosa… los efectos secundarios de la noche son inexpugnables… evidentes… y consecuentes con la realidad… es curioso… cuando hablo con alguna amiga que ha dejado una relación, todas me dicen que sus peores momentos eran por la noche… curioso cuando para mí la noche ha sido desde el comienzo de esta aventura la mejor medicina para el corazón… en casa o fuera de ella, da igual… pero siempre, siempre de noche…
A veces, además, una noche significa muchas cosas… hay noches que, sencillamente, están marcadas en el calendario y simbolizan momentos especiales… noches que nos despiertan sonrisas… que a la vez nos entristecen… noches que son, simplemente, especiales… noches en las que te metes en la cama con la ilusión de un niño… por la sorpresa… por el momento que tantas veces has vivido…
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